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El catolicismo tiene una grieta cada vez más grande en procesos que derivan de la secularización y la debilidad institucional de la fe católica.
Roehinics / @roehinics
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No es sorpresa para todos que en este año se puede decir que América latina, ha dejado de ser católica, existen grandes bloques cristianos en latinoamericanos que han ido dejando a un lado al catolicismo como la principal fe de los países latinoamericanos, de una conquista española como herencia de más de cuatro siglos.
El catolicismo tiene una grieta cada vez más grande en procesos que derivan de la secularización y la debilidad institucional de la fe católica. En esta fotografía hablaremos de la despreocupada situación de la iglesia católica para aumentar sus números de fieles y de los intentos de anclarse a un siglo que pareciera extrañísimo a los ojos de los líderes de la fe católica en el mundo y más en nuestra región.
En términos de números.
Brasil y México siguen siendo los países con mayor número de católicos los datos extraídos de los estudios Latinobarómetro en 2020 arrojan que el cristianismo es preponderante en la región de Latinoamérica con más del ochenta por ciento de feligreses, sin embargo en estos dos países la fe católica se ve disminuida en menos del cincuenta por ciento.
A finales de 2022 y a inicio de 2023 el deterioro de la iglesia católica es demasiado rápido, las causas pueden ser derivadas de los descuidos de la misma, desde hace más de setenta años se vienen gestando el ejercicio diario de la proyección de la fe; las visitas papales a inicios de los años setenta y ochenta en los Estados latinoamericanos más grandes ganaban adeptos y fieles, pero en las últimas décadas el cristianismo evangélico han ganado adeptos sin necesidad de giras exhaustivas de sus líderes como en la iglesia católica.
Hoy por hoy nos preguntamos ¿Qué ha pasado con la fe católica en nuestra región, que esperamos en los próximos años?
Las respuestas a esta interrogante podremos contestarlas con los elementos que comento a continuación.
Las influencias actuales de la sociedades y de las generaciones que comparten hoy nuestra región son simples, los derechos civiles son una prioridad en nuestras sociedades, la fe de herencia de nuestros padres ya no es determinada, si no ahora es una opción a elegir de las decenas que opciones que existen, la fe debe representar un acompañamiento de la práctica y del tiempo que tienen las nuevas generaciones para ocuparlo en el desarrollo espiritual.
La libertad de fe a niveles nacionales existe en todo el continente y en nuestra región es un claro ejemplo de todos los cambios que en cincuenta años se empezaron a gestar, la iglesia católica hoy sigue anclada en debates que la sociedad supero hace décadas, el aborto, el divorcio, la homosexualidad, el celibato, la pederastia, la desactualización permanente de la iglesia como institución con el mundo real es cada vez más evidente desde su liderazgo hasta la célula más sencilla en ella.
Por su parte el cristianismo evangélico se ha ido beneficiando de una actualización de forma en la fe y sus derivaciones como lo son el cristianismo evangélico; pentecostal, bautista, metodista. En este sentido los países de Centroamérica han transformado su fe de católico a evangélico pasando por el mismo fenómeno en el que se está generando en Sudamérica en donde los partidos políticos se han convertido al cristianismo evangélico para ganar más fieles y por supuesto más votos, sin embargo es una simbiosis difícil de entender y de explicar que no es el objetivo de esta fotografía explicar el mimetismo entre lo evangélico y la política, que hoy esta ocupando una importante posición en la política en algunos países de la región sudamericana.
La regla de oro.
Todos nuestros países comparten una convicción democrática y constitucional máxima que denota que la laicidad es una necesidad imperiosa. Por encima de los que los gobiernos puedan mezclarse con estas corrientes religiosas que estando muy cerca del poder aprovechan sus ligas para modificar estatutos o darle un beneficio alguna de sus proyecciones sectarias o desde la misma fe.
Hoy nuestra fe como latinoamericanos se está definiendo por la adaptación de nuestra realidad por compartir nuestros valores comunes y nuestras nuevas dinámicas, el entendimiento de la fe va más allá de la herencia familiar va más allá de lo que nuestros círculos nos briden si no es una búsqueda más tolerante y llena de opciones en este siglo que en el pasado.
El decrecimiento de fieles católicos a niveles alarmantes para que se deje de considerar a Latinoamérica como una región altamente católica es singular, ya que nos dice que las dinámicas han cambiado y nuestra población y sus necesidades también.
Si eso no es entendible, las instituciones que dirigen la fe estarán socavando su propio fin, hoy la fe representa ese acercamiento espiritual del hombre con dios un espacio de reflexión y ayuda para resolver problemas de la vida cotidiana actual de millones de personas.
En la próxima entrega comentare sobre la situación de la fe en países latinoamericanos del pacifico y de la misma Centroamérica en donde los mosaicos sociales se han redistribuido y han dado orígenes a nuevas prácticas de fe y de modos de vida bastante controvertidos con la misma ortodoxia de la fe cristiana.