#InPerfecciones
“La turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos.” -Aristóteles
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
Pocas veces recuerdo haber visto tanta gente. Volteaba para averiguar dónde acababa la movilización y simplemente parecía no tener fin. Desde el Ángel hasta el Monumento no hubo una vez que viera espacios vacíos. Rosa, blanco, pancartas, megáfonos, en vivos de Instagram y Facebook, pero sobre todo, amor por México y por los logros de aquellos que tanto sacrificaron. “A eso vine, a defender al INE”, “El INE no se toca”, se escuchaba en las calles por las que miles de personas transitaban en búsqueda de justicia, paz y democracia.
El pasado domingo comenzaba con el pie izquierdo. Era oficial, se había anunciado contingencia ambiental, por lo que una cantidad considerable de vehículos no podrían transitar y esto no haría más que complicar la logística de la marcha. Nadie se quedó callado, el compromiso esta vez era genuino y la unidad logró que esa “falsa contingencia” se quitara para seguir el plan original.
Desde las 9:30, las calles cercanas a Reforma e Insurgentes estaban llenas de personas y familias que vestían de blanco y rosa. Algunas pasaban por un rápido desayuno mientras que otras cargaban sus pancartas con leyendas en defensa del INE.
A las 10:30, hora en la que oficialmente comenzaría la movilización, ya no eran pocas personas, sino miles las que salían del Ángel de la Independencia para manifestar su opinión y defender aquello en lo que creían. Las hojas, pósters y otros signos de protesta estuvieron presentes en todo el camino y no hubo un momento en que los participantes perdieran el ánimo o la energía, parecía, de verdad, como si algo por dentro los moviera incansablemente.
No obstante, querido lector, no quiero narrar los acontecimientos ocurridos, porque puedes verlos de manera más vívida y precisa en redes sociales o internet. Quiero platicarte algo un poco más reflexivo y crítico.
Tan pronto se dio la movilización, las personas y figuras públicas que se oponen al movimiento no dudaron en calumniar y decir una impresionante cantidad de mentiras a pesar de lo evidente. Claro ejemplo de ello fue el famoso tweet de Abraham Mendieta en el que afirmaba que había pago de acarreados cuando la foto que publicó en redes era la de una señora que le entregaba el cambio de las aguas que había vendido. Sinceramente, no es nada que me cause sorpresa, sin embargo, lo que es preocupante es ver cómo a pesar de no tener certeza, personas con gran relevancia política pueden afirmar mentiras por mera conveniencia o con intenciones negativas. ¿Qué los hace diferentes de aquellos a quienes tanto critican si en el fondo actúan de la misma manera?
Ahora bien, algo que verdaderamente fue un insulto fue el conteo del que informó Martí Batres en sus redes: “Se han contado entre diez mil a doce mil personas…”. ¡Por Dios!, no se tiene que ser un genio en el arte de la aritmética para comprender que la cantidad de personas que asistieron a la marcha eran más de cien mil, y que contrario a lo que personajes como Noroña dijeron, sí llenaban por mucho, el Zócalo capitalino.
Podrán decir lo que quieran, lo cierto es que la “Marcha por la democracia”, ha sido uno de lo más grandes éxitos de participación cívica. Las tomas que se hicieron virales no hacen más que confirmar que muchas personas aun se preocupan por lo que pasa con su país, no sólo dejándose llevar por lo que su diputado de confianza les ha dicho. Se dejó en claro que los mexicanos no queremos regresar a un sistema de un partido hegemónico, dejando atrás todo aquello por lo que muchos han luchado.
Pero, querido lector, ¿sabes qué es lo peor?, la actitud de las personas que deberían de estar trabajando en favor del pueblo y del país. La diputada María Clemente se hizo viral por su brillante aparición en la marcha. Yo no entiendo qué es lo que hace un mono rabioso como ella amedrentando a las personas que asistieron a la movilización por el simple hecho de pensar diferente. En qué momento la política se denigró hasta tal punto en el que una servidora pública puede decir que ella sí trabaja cuando no hace más fumar marihuana y hacer pornografía en sus ratos libres. Ese hedor a podredumbre, a mierda, es el que muchas veces se respira en México, y es justamente aquella peste la que motiva a las personas a salir a marchar para que nuestro país no quede en manos de personas que deberían, en el mejor de los casos, estar fuera de la esfera política.
Los mexicanos no queremos otra caída del sistema, queremos garantizar que nuestras voces y derechos sean respetados, para que así podamos coexistir en un ambiente de paz, pluralidad y tolerancia, un ideal al que sin duda deberíamos de aspirar.
En fin, aunque a López Obrador y a sus admiradores les duela, la marcha del pasado fin de semana resultó todo un éxito. Se demostró que las personas están con el INE, y que a pesar de ser un gasto considerable, no se compara con el gasto de Dos Bocas o el AIFA. Quedó plasmado que el pueblo no es tonto, y que a diferencia de lo que mencionó el Presidente en la mañanera, nosotros no marchamos por ser conservadores, sino porque nos preocupa el futuro de nuestra familia y hogar. Lo siento, pero no todos tenemos una “casa gris” en la que tendremos siempre, todas las comodidades aseguradas.
EL INE NO SE TOCA.