Editorial

Lacrimógenos y gomas

#InPerfecciones
Ocurrió otra vez: un partido de futbol se convirtió en el escenario dónde se perdieron y tocaron vidas; América Latina de nueva cuenta atraviesa un trance dónde la represión policial cobra protagonismo en una cancha.

 

 

Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx 

Transitar en las sociedades contemporáneas se ha tornado bastante peligroso e incierto, los caminos son pedregosos a niveles inimaginables y pasar por ellos es un reto complicado pero que se debe seguir para alcanzar algunas metas. Diariamente existen hechos que acaparan los encabezados, algunos más catastróficos que otros pero todos transmiten un mensaje, o al menos así debería de ser pero la práctica dista mucho de la teoría; invisibilidad recíproca. Podría llegar a pensarse que estas palabras no guardan ninguna relación con el ámbito deportivo, particularmente con el futbol, y no es así, la pelota gira y va dejando interrogantes. 

Acostumbrarse: una actividad sencilla, rutinaria o peligrosa; normalizar algunos comportamientos o conductas quita la sensación de ir descubriendo nuevas experiencias en la vida. En reiteradas ocasiones se leen o escuchan discursos donde se recalca que en la actualidad se está inmerso en un mundo violento, la capacidad de asombro respecto a esto se ha perdido, pocas cosas realmente acaparan la atención de la sociedad, hay una costumbre de convivir con escenarios complicados; todo lo anterior parece encajar a la perfección en nuestro escenario: América Latina.

Argentina, caracterizada y pensada principalmente a partir del tango pero sobre todo del futbol, observar lo que el balompié genera en la nación sudamericana es un verdadero espectáculo. Tanto en la cancha como fuera de ella se perciben sensaciones quizá únicas a nivel mundial, no es ningún secreto que la hinchada argentina se ha posicionado como una de las más pasionales y entregadas a sus clubes, pero también a nivel selección. ¿Qué de malo podría ocurrir? Es verdad, de un lado los elementos inmiscuidos hacen sinergia y aparentemente todo bajo control pero la mayoría de las veces existen cosas que alteran la ecuación. 

El jueves de la semana pasada algunas miradas estuvieron sobre las incidencias en el Estadio Juan Carmelo Zerillo, ubicado en La Plata Argentina; lo que tuvo que haber sido un partido más de la jornada 23 entre Gimnasia y Boca volvió a dejar al descubierto la violencia que circunda al futbol en América Latina. Los protagonistas dejaron de ser los futbolistas, la estafeta fue tomada por la represión policial que actuó con gases lacrimógenos y balas de goma, unas de sus armas favoritas a la hora de querer establecer el orden en los espacios sociales. 

El discurso generado a partir de los hechos es una parte esencial para tratar de comprender este rompecabezas, es por ello que resulta inaceptable reproducir que lo vivido en la cancha de Gimnasia fueron incidentes. La muerte de un aficionado, la pérdida de un ojo en un niño de 7 años y otras decenas de vidas fueron tocadas esa noche, la lista de heridos e inclusive desaparecidos fue aumentando conforme transcurría el reloj pero cada una de esas historias importan, no solo forman parte de una estadística mortal. 

Mientras la cadena TyC Sports transmitía en vivo las imágenes que llegaban desde El Bosque, su reportero Fernando Rivero fue atacado directamente por los cuerpos policiales, tres impactos de bala a quema ropa fue el saldo; vaya manera de establecer el orden. Tanto los de Gimnasia como los de Boca tuvieron que irse a los vestuarios cubriéndose el rostro por los efectos del gas lacrimógeno, pero salir de la cancha no era la solución final porque sabían que afuera había miles de vidas comprometidas, inclusive las de sus familiares. 

Aunque se quisiera mencionar que estas imágenes son la excepción a la regla no es así, la violencia en los estadios de futbol en América Latina es una constante que se mantiene a pesar de algunos esfuerzos en vano. Los “¡Ya basta!” parecen no ser suficientes y simplemente se han quedado cortos, de nueva cuenta aquellos encargados de salvaguardar las vidas de los asistentes a estos eventos son los protagonistas en la pérdida de ellas. Hoy para los dirigentes del futbol en Argentina es más importante reprogramar el partido que verdaderamente dar seguimiento a los hechos. Una mancha más a la pelota, otro caso de impunidad donde será el mismo balón el encargado de irse limpiando. 

Rueda el balón, rueda la vida.

#InPerfecto