#InPerfecciones
La realidad es que los efectos y las consecuencias de no garantizar el derecho al acceso a un aborto legal y seguro las sufren las mujeres todos los días, si es que viven para vivirlas.
Karla Soledad / @kasoledad
k28soledad@gmail.com
El pasado 28 de septiembre se conmemoró el Día de Acción Global por un Aborto Legal y Seguro, que movilizó distiintas marchas, manifestaciones y actividades de concientización por parte de mujeres activistas, feministas y colectivas en México y en el mundo. En este contexto, y para tener una fotografía general sobre esta lucha, vale la pena hacer un repaso por algunos datos importantes:
- Según la OMS, el 40% de las mujeres en edad de procrear viven en países con leyes sobre el aborto muy restrictivas
- Cada año se tienen cerca de 73 millones de abortos en todo el mundo, de los cuales 25 se hacen de manera insegura o riesgosa
- Anualmente, entre el 4,7% y el 13,2% de las muertes maternas son a causa de un aborto que se realizó de manera insegura
- En México son 9 estados donde es legal el acceso al aborto hasta las 12 semanas de gestación: Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero y Baja California Sur
- Según datos del Gobierno de la Ciudad de México, en nuestro país el 56% de las mujeres que solicitan acceso al aborto están entre los 20 y los 30 años de edad
- El 89% de los casos de ILE (Interrupción Legal del Embarazo) se hacen a través de consumo de medicamentos
Para empezar a hablar del aborto tenemos que señalar que es un tema profundamente polarizante que despierta controversia en casi todos los espacios en los que se discute. Personalmente, he descubierto que es importante hacerme este recordatorio a mí misma cada vez que surge el tema en alguna de las esferas en donde me muevo, pues es un ejercicio que me ayuda a diferenciar cuál es el propósito de traerlo a la mesa, cuáles son los posibles resultados de la conversación, y si vale mi tiempo, mi energía y mi esfuerzo quedarme en ella: ¿un debate? ¿un diálogo? ¿un pleito? ¿escuchar? ¿aprender? ¿imponer? ¿adoctrinar?
Partir de aquí puede ayudarnos a entender que dentro de esta discusión existen diferentes factores que conducen a la polarización: intereses políticos, creencias religiosas, cosmovisiones diversas, y agendas ideológicas. Tenemos que detenernos a analizar quiénes son las voces que debaten, cuál es su autoridad o su papel en la discusión del aborto, cuáles son los valores e intereses que defienden desde sus posturas y, sobre todo, cuál es el beneficio que obtienen al defender cierta agenda política.
Por que sí, los grupos conservadores se benefician de su agenda anti-derechos, y ese beneficio va desde el hecho de ganar terreno electoral, hasta conservar las instituciones del sistema patriarcal, heteronormativo y capitalista en el que vivimos y que ha sido construido para beneficiar y enriquecer al arquetipo del privilegio.
Si algo hemos aprendido con el paso del tiempo y el progreso de nuestras movilizaciones, es que los derechos de las mujeres nunca están garantizados. Nuestros derechos siempre penden de los hilos de quienes los mueven, y por ello tenemos que mantenernos vigilantes y activas en nuestra lucha.
Esta fue una de las principales reflexiones que me llevé a partir del documental Reversing Roe, que vi a propósito del 28 de septiembre y en el marco del gran retroceso en materia de derechos humanos que están viviendo las mujeres en Estados Unidos. Roe vs Wade es la histórica sentencia que despenalizó el aborto en este país, y que fue anulada por decisión de la Suprema Corte el pasado 24 de junio.
Y es que basta con mover las piezas del ajedrez político para que el rumbo de la conversación en torno al aborto cambie una vez más. El caso de Estados Unidos es un ejemplo claro que nos demuestra la influencia que tiene la llegada de un nuevo presidente y el poder de su postura respecto al tema.
Por un lado, Ronald Reagan, George Bush y Donald Trump son tres de los presidentes que han tenido mayor injerencia en el asunto al colocar en la Suprema Corte a ministras y ministros republicanos y conservadores; y por el otro, Bill Clinton y Barack Obama como ejemplo de presidentes que impulsaron la llegada de personalidades como Ruth Bader Ginsburg para crear un contrapeso en pro por el derecho a decidir.
La realidad es que los efectos y las consecuencias de no garantizar el derecho al acceso a un aborto legal y seguro las sufren las mujeres todos los días, si es que viven para vivirlas. Un ejemplo es la estrategia de los grupos religiosos, conservadores, de ultra derecha y anti-derechos, de clausurar las clínicas que proveen servicios de aborto -y que cínicamente celebran como un gran triunfo-. Esta estrategia pone en riesgo la vida de las mujeres que, sin estas clínicas, deben exponerse a buscar un aborto con métodos riesgosos e inseguros.
Porque, en efecto, las mujeres no dejarán de tener abortos. Los 25 millones de abortos que se realizan de manera insegura en el mundo son un indicador que nos recuerda que el aborto siempre estará presente, lo penalicemos o no, lo legalicemos, o no, lo queramos o no, lo apoyemos o no.
Y es que en este detalle se encuentra un peso importantísimo en el debate por la legalización, pues la discusión va más allá de si las personas estamos de acuerdo o no con el aborto. Precisamente la lucha por la legalización del aborto se centra en que la decisión de interrumpir un embarazo no debe recaer en ninguna persona, institución, partido político, religión o grupo de interés, pues se trata del derecho único, completo, y auténtico de las mujeres y personas gestantes.
Tampoco se trata de entrar en el debate sobre el inicio de la vida humana, pues es un tema donde las posturas pueden variar según diferentes religiones y cosmovisiones. Es por ello, un terreno donde nunca podremos ponernos de acuerdo, y que nuevamente, debe quedar fuera de la discusión por la legalización del aborto, pues el centro del diálogo debe estar enfocado en el derecho a decidir de las mujeres y personas gestantes.
La lucha por la legalización del aborto sigue moviéndose y creciendo en todo México, América Latina y en el mundo entero. Aunque todavía falta un gran camino para educar y concientizar a la población al respecto del ejercicio de una salud sexual y reproductiva, es importante recordar los grandes logros.
La despenalización del aborto en nuestro país es uno de ellos, pues significa la ruptura de un esquema injusto y violatorio de los derechos de las mujeres. ¡Que nunca más una mujer vaya a la cárcel por ejercer su derecho a decidir!
Finalmente, y al mismo tiempo, tendremos que aprender de lo que está sucediendo con nuestras hermanas en Estados Unidos y recordar mantenernos alerta del avance de la discusión por la legalización del aborto en nuestro país.
“Todas y todos creemos en la belleza y en la maravilla de la vida humana. Pero también creo que las mujeres que están aquí son hermosas, y merecen vivir y decidir el rumbo de su vida. Merecen ser reconocidas como seres plenos, completamente capaces de tomar decisiones complejas con la ayuda de su familia, de su doctor, y de su Dios. Ninguna mujer debe ser juzgada por alguien más, o por alguien que hubiera tomado una decisión diferente. Ninguna mujer debería ser juzgada por alguien más, porque este tipo de decisión nunca es fácil.” Wendy Davis, abogada y política del partido demócrata en Fort Worth, Texas.
Ilustración de @_perroazul