Editorial

¿Jogo bonito?

#InPerfecciones
El pasado domingo Brasil vivió una de las elecciones más importantes de los últimos años en América Latina, dos candidatos acapararon los reflectores y votos: Bolsonaro vs Lula; la contienda fue más allá de las urnas y el Deporte se vio alcanzado.

 

 

Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx 

La última tercera parte de este 2022 ha comenzado, la cuenta regresiva para cerrar e iniciar otro año empezó, quizá por ahora el caminar sea a paso lento pero es inevitable cambiar el camino hacia la meta; un nuevo final y arranque están por llegar. Amparándose en una lógica cotidiana o hasta banal, en estos meses las ganas de realizar cosas relevantes o importantes parecen irse y se quedan a la espera de lo que ha de venir, tiene algo de sentido, aunque sorprendentemente octubre comenzó con un suceso bastante relevante: elecciones en Brasil, el poder está en juego o riesgo.

El gigante sudamericano fue el anfitrión de una de las justas electorales más importantes, una parte del continente, sino es que todo, estuvo a la expectativa de lo que dejaría esta contienda dónde los reflectores fueron acaparados por los presidenciables: Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva; aunque también hubo elecciones generales en territorio brasileño. A partir de las experiencias previas con cada uno de los contendientes sería que las y los votantes inclinarían la balanza para algún lado, tanto el representante del Partido Liberal (PL) como el del Partido del Trabajo (PT) ya cuentan con un pasado siendo los mandatarios de Brasil, esto importa y define mucho. 

En todo el espectro electoral que se ha venido consumando al correr los días parece ser que el Deporte no fue invitado a esta ceremonia, pero eso solo son las apariencias debido a que su participación suele ser sagaz y decisiva. Así es, el campo deportivo se codea con las esferas políticas, y en un país como Brasil las manifestaciones se cuentan por racimos siendo unas más visibles que otras, destacando casi de manera natural y automática lo que ocurre a partir del futbol; nada fuera de balance en la ecuación.

Brasil y el Futbol son un matrimonio perfecto, aunque algunas otras naciones se jacten en afirmar que fueron ellos los creadores de este bello deporte, no hay ninguna duda que de este lado del mundo se le dio vida y alegría, no es casualidad que el suelo carioca vio nacer a Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’ y al jogo bonito. ¿Cómo se relaciona el balón y las pasadas elecciones? De entrada hay que poner sobre la mesa la pasión de los candidatos, por un lado Bolsonaro abiertamente es un aficionado del Palmeiras, aunque se le ha visto portar camisas de otros clubes su afición hacia el Verdão es clara; mientras que Lula apoya al Corinthians probablemente por lo que el Timão ha representado socialmente para su país; aquí está la primera división, sencilla pero compleja como se le quiera ver.

Los deportistas cuentan con el derecho a votar como cualquier otro trabajador pero puede ser que sus opiniones tengan mayor peso a comparación de las y los ciudadanos “de a pie”, dicho fenómeno sucedió para las recientes elecciones en Brasil. El futbol volvió a posicionarse como un hecho político, y fueron las redes sociales el termómetro perfecto, resultó interesante observar como algunos futbolistas brasileños mundialmente reconocidos se decantaron sin ningún tapujo por Jair Bolsonaro, a pesar de que éste es considerado un personaje fascista, xenófobo, homófobo, machista y algunas otras “cualidades”. Rivaldo, Neymar Jr., Thiago Silva, Felipe Melo, Dani Alves, Julio Baptista, Robinho, apoyaron un segundo mandato del actual presidente, el punto en común entre estas muestras de apoyo fue el enaltecimiento del discurso bolsonarista que apela a Dios, la patria, la familia y la libertad.

Lula da Silva también contó con apoyo del gremio futbolístico pero no a escalas mayores como su adversario, personajes como Paulinho del Bayern Leverkusen, los exjugadores Juninho Pernambucano y Walter Casagrande, el exentrenador de la selección nacional y del Real Madrid Vanderlei Luxemburgo. La postura que ellos defendían es el amor al pueblo antes que otra cosa, tal y como lo ha manifestado el candidato del PT; pero también coincidían en un rotundo rechazo a Bozo (Jair Bolsonaro). 

El domingo 2 de octubre las cosas sucedieron con base en lo que la mayoría pensaba: Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva fueron los punteros de las elecciones presidenciales, y ahora tendrán que verse nuevamente las caras el próximo día 30 para la segunda vuelta. Hay que estar atentos para ver como a partir del Deporte se realizan manifestaciones a favor y en contra de los candidatos, la influencia que un deportista llega a tener en las decisiones de millones de personas es una cosa bárbara. Que la decisión tomada sea lo mejor para Brasil, que ese jogo bonito vuelva a sacar sonrisas y enamorar a todo el mundo.

Rueda el balón, rueda la vida

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