Editorial

LA DERROTA EN LAS URNAS.

#InPerfecciones
El discurso político se ha ido adaptando en consecuencia al momento en el que se encuentra en disputa el reparto del poder.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

¿Cuantas “linduras” pueden apreciarse durante las campañas electorales?, la cantidad resulta irrelevante porque el contenido de los mensajes es lo que impacta en la opinión general, la narrativa que se apoya en la descalificación logra un nivel de profundidad importante que nos habla más del receptor que del emisor de esos mensajes. Hablar de calidad en política se encuentra intrínsecamente ligado al efecto que logra en la población el discurso en términos del interés que genera, evidentemente la plataforma que utilizan los partidos políticos y sus candidatos –en campaña- no está diseñada de manera aleatoria o sustentada en ocurrencias, es más, ni siquiera la elección de los candidatos que representarán las diversas corrientes políticas gozan de ese “honor” por casualidad.

 

El discurso político se ha ido adaptando en consecuencia al momento en el que se encuentra en disputa el reparto del poder, la corriente ideológica es lo menos importante porque el interés de la población que se dispone a elegir entre la clase política a sus gobernantes se encuentra atrapada reaccionando al discurso que enciende los ánimos, las palabras pueblo, justicia, bienestar, progreso y un sin fin de adjetivos han adquirido una dimensión diferente en la narrativa populista y consiguen su objetivo porque la intención no es hacer un llamado a reflexionar o a informarse y comparar entre las opciones, lo importante es que la población vote con las “tripas” para castigar al mal gobernante eligiendo a otro mal gobernante para gozar con la derrota del “ratero”, “corrupto”, “prianista”, “conservadurista”, etc.

 

La razón por la que la clase política se monta en una estrategia donde lo que se busca es el voto a favor por descalificación de oponente –aunque ambos sean basura-  es bastante simple, ya que el discurso no privilegia el análisis de los resultados ni la congruencia, es decir, la clase política privilegia un discurso dirigido a la población a la que se ha encargado de arrebatar la certeza económica, social, política, etc. sin asumir responsabilidad alguna, esa población que reaccionará positivamente ante mensajes tan potentes como “no le rasquen los huevos al toro” del campeón del pueblo Félix Salgado Macedonio, que, junto con Mario Delgado se encuentran asediando al INE para que le devuelva a Macedonio la candidatura por Guerrero, con un discurso amenazante y totalmente fuera de lugar, apostando por la violencia para insertar en la narrativa que la democracia que Morena maneja es una democracia moral que se obtiene a costa de violentar la ley bajo un falso discurso de justicia para el pueblo.

 

La derrota en las urnas el próximo 6 de junio no será para los menos votados, el circo de los “macedonios”, “delgados”, “López”, opositores, etc. está montado para aprovechar el enojo y la incertidumbre; el voto debe ejercerse antes durante y después de las elecciones, el escrutinio a la clase política debe ser constante, el fanatismo miope e ignorante es el rival a vencer, el consenso debe darse primero en la sociedad civil porque a la clase política solo se le va en pactar como mafiosos.

 

#InPerfecto