Editorial

¿QUÉ ES LA FELICIDAD? LA BUSCO, PERO NO LA ENCUENTRO.

#InPerfecciones
“Carpe diem, quam minimim credula postero”. -Horacio

 

 

 

Maikel Ansted Hoffmann / @AnstedM
maikel.ansted@inperfecto.com.mx / maikel.ansted.hoff@gmail.com

Para redactar esta columna, me inspiré en un gran amigo… diría que algo más y, se la dedico.

¿Qué es la felicidad? Creo que es una pregunta obligada para todo ser pensante… ¿cómo la alcanzo? ¿Dónde la encuentro? ¿Es subjetiva u objetiva?

Ser feliz significa autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano. Aristóteles sostenía que todos los hombres perseguían la felicidad. Es el fin último del hombre. Cada cual posee el secreto de su propia felicidad. Pero para eso hay que conocerse bien, y, sobre todo saber qué se quiere o a donde se quiere llegar. Esto solo lo sabremos si nos dedicamos (por lo menos unos ratos) a filosofar.

La felicidad consiste en encontrar algo que nos satisfaga completamente. Dice Aristóteles que el hombre bueno, el hombre feliz es virtuoso, y la virtud es posible si los seres humanos practican hábitos buenos.

El hombre feliz, es racional, prudente, reflexivo, debe ser alguien capaz de gastar su tiempo para calcular las consecuencias de sus acciones, antes de actuar debe aprender para decidir, para escoger: lo bueno, lo correcto y lo verdadero, todo esto con la educación de la conciencia.

Para alcanzar la felicidad hay que practicar hábitos buenos, justos, equitativos. Esos hábitos están sostenidos por actos voluntarios. Los hombres desean voluntariamente el bien común y, por lo tanto, persiguen la felicidad a sabiendas que ésta sólo se logra con esfuerzo, con valor, con la praxis y con la virtud. En el camino hacia la virtud, los seres humanos se dirigen hacia la felicidad.

Ahora, para Santo Tomás de Aquino, uno de los grandes filósofos que en lo personal admiro, la felicidad consiste en perseguir aquello que es lo nativo para la propia naturaleza. La vía para llegar a la felicidad, es el amor. Las buenas acciones son las que, basándose en el amor y en el conocimiento natural, nos acerquen a la presencia divina, y malas las que nos alejen del camino de Dios. Este fin, que realmente es Teológico, es el que perfecciona a los hombres como seres racionales. El hombre por sí mismo no puede lograr este objetivo, por lo que necesita la gracia de Dios.

Santo Tomás explica que los siguientes son algunos medios, pero no son la felicidad en sí. Ni las riquezas, ni la fama, ni el honor, ni el placer, ni el poder, pueden consistir en el objeto de nuestra felicidad.

Después de todo el royo filosófico, debemos aterrizarlo, y sabemos que la felicidad es diferente para cada persona.

Existen dos tipos de felicidad, la subjetiva y la objetiva. La felicidad subjetiva es un estado emocional agradable, intenso, que desearíamos que durara siempre. En la mayoría de veces, va acompañada de sentimiento de intensidad, disminución del tiempo y alegría.

La felicidad objetiva es una situación en que nos gustaría vivir siempre, porque protege y facilita nuestras expectativas privadas de felicidad. No es un sentimiento, sino una situación.

Si nos sentimos felices es subjetivo, ya que va a los sentimientos, en cambio, si el momento es feliz, es una felicidad objetiva.

Ahora, hay que entender que nadie nace feliz o infeliz, no existe un gen de la felicidad. Esta no se hereda, hay que ganársela a través de la vida, del amor y de la virtud.

La felicidad es el hecho de estar en concordia de forma personal, un sentimiento que en vez de buscar debemos saber vivir y disfrutar. La felicidad es un estado emocional y, viene desde lo más profundo de nuestro ser. Hay muchas circunstancias en la vida, buenas, malas, alegres o tristes, pero uno puede ser feliz sencillamente estando con uno mismo, sin tener necesidad de nada más.

La felicidad podemos encontrarla siempre en nosotros, no es algo que esté ahí fuera y que necesitamos ser detectives de la felicidad. Es cuestión de darse cuenta de que no depende de lo que tenemos, sino más bien de lo que somos. Esto significa aprender a quererse, aceptar las virtudes y los vicios personales, y a convivir con uno mismo, con nuestros “ángeles y demonios” puesto que serán las claves para que ante cualquier situación podamos sentir la felicidad que vive en nuestro interior.

La felicidad no hay que buscarla porque no existe en ningún lugar, no está ahí afuera como muchas veces nos hacen creer.

Las series, la televisión, las redes sociales (Instagram, tiktok, youtube) son trampas de la felicidad, nos hacen creer que eso es felicidad, que tener likes o millones de seguidores los hace felices: ¡NO! Eso es un placer que crea un momento efímero, pero no es felicidad.

En lugar de apuntar hacia afuera, la felicidad está dentro. La felicidad externa solo son momentos placenteros fugaces.

Como hemos visto, hay millones de situaciones, sentimientos, emociones, virtudes que nos llevan a la felicidad. Para mí, la felicidad es algo que se lleva por dentro, no hay nada afuera, más que el amor, la familia y sobre todo los amigos que te llevan a encontrarte en la felicidad.

Finalmente, esta es una columna de opinión, por lo que te dejo la tarea de filosofar un rato y para saber qué es realmente la felicidad, tendríamos que hacernos una pregunta: ¿Qué es para mí la felicidad?

Esta pequeñísima investigación y opiniones te las dedico, sé que no estas pasando por un buen momento, y no sé cómo ayudarte, sabes perfectamente que cuentas totalmente conmigo, te quiero y te ayudaré, si me lo permites, a encontrar tu felicidad.

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Saludos, un abrazo virtual.

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