Editorial

CAMBIO DE PLANES.

#InPerfecciones
“Dicen que cambiar de opinión es de sabios, pero si de algo podemos tener plena certeza, es que un sabio no es, ni se hace político.”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C 
carlos.rc@inperfecto.com.mx

¿Qué nos hace pensar que las cosas pueden ser diferentes? Quizá sea la esperanza, qué dicen, es lo último que se pierde, pero depende mucho de qué estemos hablando para efectivamente pensar que las cosas pueden cambiar, bien podemos creerlo si ese cambio se encuentra en nuestras manos, entonces, haría falta solamente tener la voluntad necesaria para que lo que deseamos se convierta en una realidad palpable, pero estamos hablando de actos individuales que si no se llevan a cabo, el grado de afectación solo tiene una incidencia personal, el problema es cuando lo que nos proponemos incluye a más integrantes de nuestro círculo cercano, y escala, cuando incluye a vecinos, integrantes de una comunidad o de una región geográfica, ahora imaginemos cuando lo que se propone y ofrece tiene que ver con todo un país.

 

Si, cuando de lo que hablamos tiene que ver o incluye a todos los  integrantes de un país, entonces tenemos ante nuestros ojos no solo la expectativa de que lo que se plantea rinda los frutos deseados, también somos responsables de vigilar que se cumpla a cabalidad, porque hemos participado en la elección no solo de una idea, sino de los que dicen tener la preparación y la capacidad para llevarla a cabo y así mejorar las condiciones de vida de todos los que integramos un país como México.

 

Pero este escenario idealizado presenta una problemática que se ha vuelto endémica y sumamente arraigada,  por un lado las propuestas, los experimentos y los personajes que han abanderado sus discursos de cambio, que, termina enarbolando toda la clase política representan el concepto de lo inacabado, lo mal hecho, lo corrupto, lo engañoso y lo manipulado; por otro lado se encuentra la sociedad civil que ha tenido que padecer los discursos, los experimentos y a los personajes, que, la única virtud que demuestran es la tenacidad para reciclarse una y otra vez detrás de una u otra ideologa ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ntra la sociedad civil tenacidad para reciclarse una y otra vez bajo detras r otro lado se encuentra la sociedad civilía, ideología que les permite ser sumamente dúctiles para cambiar de postura cuando el desgaste comienza a mellar su imagen, porque en política, se podrá ser muy corrupto o muy mentiroso pero jamás con una imagen desgastada, al fin que estamos en el país donde todo se puede, incluso apostarle a la falta de memoria, sobre todo porque es una apuesta que reditúa muy buenas ganancias.

 

Los que ofrecen cambios utilizan una estrategia común, tan común como ofrecer que la economía mejore, que la salud sea de primer nivel, que la educación sea por fin de calidad o que la seguridad ahora si sea seguridad de verdad, la necesidad tiene muchas caras y distintos niveles, ahí es donde se inserta el discurso político, ese que exalta los ánimos y que renueva la esperanza de que las cosas por fin habrán de cambiar, sin embargo, todo radica en como se plantean los cambios y ya sea por el llamado a un exaltado nacionalismo o por revancha social, siempre existe un recoveco donde el éxito del discurso estará asegurado y lo que resulte –si es negativo-, tendrá una forma de justificarse, porque si para algo es buena la clase política es para justificarse y trasladar responsabilidades.

 

¿Quién podría imaginarse que los que hace algunos años se rasgaban las vestiduras por la Ley de Seguridad Interior que militarizaba la seguridad pública, hoy justifiquen una medida similar? ¿quién podría imaginarse qué los que se asumieron como herederos de las causas sociales se convertirían en íntimos colaboradores de esos a los que siempre fustigaron por la violación a los derechos humanos? ¿verdad que el poder cambia a la gente? El poder cambia a la gente y a los políticos los cambia por más de izquierda que se asuman, los cambia porque en política los valores no son nada, los cambia porque en política el cálculo del ascenso en la pirámide vale más que la vida, los cambia porque aunque se equivoquen o traicionen su discurso, siempre habrá tapaderas que los protegerán, porque en política los favores se pagan con complicidad y la consecuente impunidad.

 

Entonces ¿qué nos hace pensar que las cosas pueden ser diferentes? Las cosas no pueden ser diferentes cuando la memoria es corta, no pueden ser diferentes cuando los cómplices fingen atacarse entre ellos para escenificar un montaje en menoscabo de la población, “el pueblo manda” dicen exaltados, “por el bien del pueblo” alardean para darse un apretón de manos bajo la mesa y seguir con la farsa de buenos contra malos mientras sigan gozando de la prerrogativas que el poder les facilita, así es la clase política, una runfla de farsantes que celebran costosísimas victorias políticas que le endosarán a la ciudadanía.

 

Dicen que cambiar de opinión es de sabios, pero si de algo podemos tener plena certeza, es que un sabio no es, ni se hace político, el político que cambia de opinión argumentando que no tenía idea del problema que le heredaron, no solo miente, ese político ha perdido el temor por el ridículo y a parecer imbécil, porque en campaña se llenan la boca diciendo que a todo lugar al que visitan recogen el sentir del pueblo, de modo que fingir demencia o desconocimiento se le ha vuelto a la clase política un argumento recurrente.

 

A quién detenta el poder le preocupa muy poco si el supuesto cambio de opinión lo hace parecer contradictorio, le preocupa poco que una propuesta contravenga la Constitución, le preocupa poco que la medida de incorporar la Guardia Nacional a la SEDENA le de continuidad a la militarización sistemática de la Seguridad Pública en el país y que es un gesto inequívoco de las implementaciones del neoliberalismo como parte de un elaborado mecanismo de control, le preocupa muy poco que los números en materia de inseguridad con los militares en las calles arrojen en promedio 100 asesinatos al día, le preocpa muy poco que el entrenamiento de las fuerzas armadas esté basado en la fuerza letal, le preocupa muy poco que en 8 de cada 10 casos donde los militares participan en una detención antes de presentar al inculpado ante el juez ejerzan algún tipo de violencia, le preocupa muy poco que mas de 68 mil mujeres sufrieran algún tipo de violencia física o sexual a manos de los militares hasta 2021, le preocupa muy poco que las recomendaciones hechas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos son letra muerta para los militares porque su formación no tiene ese perfil.

 

Acudir al simplismo del mal menor para mantener al Ejército disfrazado de Guardia Nacional en las calles argumentando que no es posible conformar un cuerpo de seguridad pública con mando civil -como lo establece la ley-, porque son corporaciones altamente corruptibles,  acusa la falta de no solo de voluntad sino de capacidad para gestionarlo y llevarlo a cabo, así pues, la salida fácil es montarse en el Ejército para resolver un problema, qué, efectivamente fue heredado pero que no se está dispuesto a resolver ni en la forma ni en el fondo, porque la opacidad y la secrecía con la que el Ejecutivo resuelve los casos de abuso de fuerza o violaciones a los derechos humanos terminará cubriendo la actuación de la Guardia Nacional; en este escenario pretender mezclar una corporación civil en la vida y quehacer castrense es un despropósito ya que un apéndice civil adscrito al Ejército dejaría abierta la posibilidad o de viciar su existencia o definitivamente verse obligados a otorgarle el carácter de Policía Militar a un cuerpo de seguridad que se ofreció como un órgano civil en 2019 y que por lo visto solo fue un ejercicio de demagogia en el que toda la clase política participó y que está a punto de solapar el capricho del Presidente que cínicamente admite que cambió de opinión sobre el carácter de la Guardia Nacional y que deja totalmente claro que el Poder Legislativo –incluida la oposición- se encuentra cumpliendo funciones de empleado al servicio del Jefe del Ejecutivo

 

La discusión en la Cámara de Senadores respecto de la Guardia Nacional y su incorporación a la SEDENA, se politizará y se prolongará para otorgarle un poco de suspenso al asunto, las comisiones revisoras trabajaran unas horas extra para que no se vea muy descarada la aprobación del tema en el pleno al que llegarán las fuerzas políticas confrontadas ante los medios pero con los pactos bien resueltos bajo la mesa, sobre todo para salvar el pellejo de algunos personajes que terminaron por doblar las manitas y decidieron apostarle a sujetarse del clavo ardiente que les fue ofrecido como salvoconducto político. En fin, eso es la transformación en México, un cúmulo de impericia y pactos que habrán de ordenar el tablero político de cara al 2024, paradójicamente el triunfo del sucesor del Presiente será tambien el triunfo de los militares, la cara de la transformación será la cara un estado de sitio disfrazado.

#InPerfecto