Cultura

La industria cultural, de Max Horkheimer y Theodor W. Adorno

#Cultura
“la cultura es una mercancía paradójica.”

 

Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com  

 

Max Horkheimer y Theodor W. Adorno hacen una crítica con respecto a la manera en cómo muchos artistas suelen ser condicionados sobre las obras de arte que producen y cómo suelen ser jerarquizadas para una posible masificación, lo cual resulta en un efecto negativo a la vista de lo que se considera tradicional. Sobre esto y muchas otras críticas al mercado cultural hablan estos dos filósofos (sí, hubo filósofos que no necesariamente trabajaron en tiendas de autoservicio o usaron mari para exponer sus teorías).

Hay tres citas que me gustaría mencionar antes de continuar con el tema.

  1. No hay ya nada caro para los consumidores. Y sin embargo estos intuyen que cuanto menos cuesta algo, menos les es regalado. La doble desconfianza hacia la cultura tradicional como ideología se mezcla a aquella hacia la cultura industrializada como estafa.
  2. La cultura es una mercancía paradójica. Se halla hasta tal punto sujeta que ya ni siquiera es intercambiada; se resuelve tan ciegamente en el uso que no es posible utilizarla.
  3. Hoy la industria cultural ha heredado la función civilizadora de la democracia de la frontier y la libre iniciativa, que por lo demás no ha tenido nunca una sensibilidad demasiado refinada para las diferencias espirituales.

 

Al crear falsas necesidades, el pueblo cae irremediablemente ante esto. Es decir, es el pensamiento de masas. Muchas personas siguen las tendencias sin siquiera estar enterados de lo que trata, solo la siguen porque el vecino lo hace. En el plano de la literatura es algo similar, porque está en un punto donde considero que no hay un punto medio. Por una parte, se cree que lo culto es algo incomprensible, inalcanzable y por el otro, que la cultura popular no vale la pena siquiera que se le estudie. Porque hablar de cultura ha sido siempre algo que va contra la cultura.

 

La dualidad, si se le puede llamar así, de que la primera es demasiado cara y el segundo es muy barato. Si es demasiado barato, impacta negativamente dentro de nuestras mentes que nos hace, por mero impulso, creer que es de una calidad menor o incluso una copia de la alta cultura y de esa manera es que solemos irnos a lo que cuesta más. De ahí es que se aprovechan para crear las llamadas falsas necesidades. 

 

Pero: “la cultura es una mercancía paradójica. Se halla hasta tal punto sujeta que ya ni siquiera es intercambiada; se resuelve tan ciegamente en el uso que no es posible utilizarla”. No hay valor en eso, pero al mismo tiempo, eso es lo que la hace invaluable. El punto medio es inexistente, como se mencionó con anterioridad. 

 

De ahí viene la siguiente pregunta: ¿Necesariamente refleja el gusto de las mayorías o es un gusto inducido? Considero que es un gusto inducido que con el tiempo se va convirtiendo en el gusto de la mayoría. 

 

Por ejemplo, si alguien a quien le creemos ciegamente nos dice que tal producto es mejor, lo probamos sin dudar y decimos que es lo mejor en nuestras vidas hasta que llega el otro y mejorado producto, repitiendo el ciclo. Lo mismo pasa con los que están en el canon: ellos dictaminan que es alta cultura y que no lo es. Suelen subestimar la capacidad de la gente. No los conocen muy bien ya que creen que todos son de su mismo estatus social. 

 

Se tiene la creencia que el arte en general es exclusivo de los ricos. Aquellos que tienen la capacidad económica de estudiar y de prepararse en la pintura, la escritura, en los viajes que realizan por todo el mundo.

 

Es algo que el pueblo no entendería y se convierte en la percepción social de un grupo determinado. Esto es porque al pueblo no le interesa la investigación científica ni el arte. Pero tanto la ciencia como el arte es humano y de tradiciones.

 

¡Hasta la próxima!

#InPerfecto