#Cultura
“El crítico puede ser cualquiera que haya leído y releído en par de ocasiones una obra”.
Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com
El asunto con la crítica literaria es que no suele ser muy bien recibida. Se enfoca únicamente en gustos y opiniones, muchas veces sin fundamentos. Es por esto que al intentar tomárselo en serio, falle por completo. Aunado a eso, el canon literario occidental no ayuda mucho por simplemente enfocarse en los escritores tradicionales.
Solo que, aunque parezca que ya no hay ninguna esperanza y ya echen por la borda el trabajo de la crítica literaria, lo que ocurre es todo lo contrario. No solo tiene que ver con el canon, con la novela y el cuento sino tiene que ver con incluso con la poesía, el ensayo, los textos teóricos y científicos.
Otro ejemplo de esto, es que se considera a la crítica, como tal, que existe desde hace cien años, que fue inventada durante la Primera Guerra Mundial o incluso, durante la Revolución rusa, como un método para contrarrestar dichos acontecimientos.
Tenemos a personas como Harold Bloom y sus conflictos contra la “literatura basura”, como Harry Potter y Stephen King. Tenemos a David Viñas, escritor y crítico argentino, cuyo homónimo español hizo una profunda investigación sobre la historia de la crítica literaria.
El escritor y crítico argentino, fallecido en 2011 fue referente de la escritura argentina con su libro Literatura argentina y realidad política, publicado en 1964, mientras combatía la dictadura militar de aquellas épocas.
Parte de la labor de la crítica literaria es, no únicamente servir como modelo para “destrozar” una obra que no esté acorde a nuestro pensamiento. Como se mencionó en párrafos anteriores, no fue inventada ni descubierta por los rusos o anteriormente por Marx. Es cierto que existen muchos tipos y géneros de esta especialidad, ya que una de sus funciones principales es la de hacer una valoración justa y racional de uno o varios textos. A su vez, ayuda a la misma divulgación de una obra.
Aunque es de origen griego ha evolucionado con el paso de los años y la misma divulgación de los libros y obras de teatro, principalmente. Dicho cambio fue, a su vez, una manera de abrirse a la polémica y al debate. Fue durante el siglo XX que tuvo una regeneración, ya que se enfocaba en la estética, en la lingüística. Debido a que se trató de una época donde muchos textos salían.
Antonio Alatorre, en su ensayo ¿Qué es la crítica literaria?, menciona que “los medios por los que se vale el creador literario son fundamentalmente irracionales, intuitivos, casi “fatales”; mientras que los medios por los que se vale el crítico son fundamentalmente racionales”.
Gracias a este pensamiento de Alatorre, nos deja ver la misma subjetividad del crítico hacia con su labor. Ya que el autor/creador se expresa en lo que quiere decir. En cambio, el crítico puede ser cualquiera que haya leído y releído en par de ocasiones una obra. Como se tiene la costumbre de que al ver la palabra “critica” hay un dejo de censura, solo que es lo contrario, es apreciar hasta el más mínimo detalle descrito por el autor. No todo el tiempo se le va a alabar, ya que si se encuentra un error de sintaxis o de cualquier otro tipo, hay que decirle en dónde se encuentran dichas fallas para que el autor mejore.
Aunado al hecho de que si se omite una parte de la crítica, como en un libro científico, no sería reconocer su existencia como parte de la literatura.
Porque, como menciona Alatorre, más adelante en su texto: “la peor novela tiene lectores”.
Ya que incluso las mejores obras literarias de la historia no han sido perfectas y tengan a sus detractores, donde muchos de ellos se enfoquen en elementos que nada tienen que ver con la obra: que si su autor hizo esto o aquello, que si era de un movimiento social al cual yo no estoy de acuerdo, etc. Eso nubla el juicio y no permite que se haga un análisis literario completo.
O a su vez, otros creerán que el crítico usa un lenguaje sofisticado, que solo pocos lo entienden. Aunque a alguien le pregunten su opinión sobre un determinado texto y su respuesta sea la típica de “estuvo bonito” o “no me gustó”, ya con eso se puede empezar a indagar sobre la crítica literaria como tal.
La crítica literaria es el otro lado de la moneda de las obras literarias. Sin una, no existe la otra. Además de que cada una depende del lector, de su capital cultural, los libros que han leído, las películas que han visto. Aunque hay que aclarar que por llevarse en su conjunto, no signifique que tanto el crítico, como el lector no tienen la verdad absoluta. En caso de creerse lo contrario, se cerraría el mundo literario y se dejarían de valorarse dichas obras.
Llegados a este punto, hay que diferenciar entre teoría y crítica. De acuerdo al Manual de Teoría y Crítica Literaria, de Fernando Gómez Redondo, dicha diferencia radica en que la teoría literaria “puede ser de carácter <<teórico>>… o puede formularse una orientación práctica” (pp. 20-21).
Con respecto a la crítica, la valoración del propio Gómez Redondo es la siguiente: “le tiene sobre todo que interesar la valoración del texto como construcción estética, lo que implica posiciones cercanas a la filosofía” (pp. 23)
Los campos de la crítica son muy amplios, abarcando a la sociología, a la historia, la propia lingüística, etc.
Se utiliza el método científico al criticar una obra, junto a sus mismas preguntas: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, y ¿por qué?, pero buscando fallas estructurales; lo veo como si se construyera un edificio y este no tiene cimientos sólidos y cualquier omisión puede resultar en su caída.
Eso hace el crítico, arriesgándome a llamarlo una especie de editor en jefe. Su labor es revisar las posibles fallas, lo que sí está bien estructurado, a mejorar las ideas del autor como de los lectores. Se puede malinterpretar con que es un simple análisis o sobre-análisis a una obra literaria, pero se realiza dicha acción, no por ocio, sino porque con eso también ayuda a mejorar a la sociedad.
Se revisa la historia del autor por medio del narrador elegido, su sociedad en la que vive, incluso la nuestra propia, como se mencionó en párrafos anteriores. El autor nos puede guiar por medio de las palabras para que lleguemos a buen puerto, pero aún existe el juicio del lector y esto termina por mermar una buena opinión crítica aunque, contrariamente a lo que se acaba de mencionar, el juicio propio ayuda a que el ser de la obra literaria y su contraparte la crítica exista.
Ahora bien, la historia contemporánea y moderna de la humanidad se ha basado en conflictos por ideologías y la literatura ha sido uno de esos representantes. Uno de los ejemplos más claros es el del Formalismo ruso. Dividido en tres: El Círculo lingüístico de Moscú, la Sociedad para el estudio del lenguaje poético y la parte de la Historia de la Literatura. Los tres movimientos guardan muchas cosas en común: en la misma subjetividad del autor, no prestándole atención a su educación, a su historia como persona. Prefieren el lenguaje poético. Existe un valor en la palabra, siendo una de las partes fundamentales para el formalismo ruso. Rechazan el romanticismo y simbolista de las técnicas de la creación literaria porque únicamente se enfocaban en la inspiración para crear una obra.
Como se ha mencionado a lo largo del texto, va más allá la crítica literaria, porque está conjuntada con la propia obra literaria y es por esto que no suele ser muy bien recibida; obviando el hecho de ser un género sumamente específico que no muchas personas se atreverían a entrarle por falta de comunicación y acercamiento entre los propios críticos y los lectores.
¡Hasta la próxima!