Cultura

NARRACIÓN DE MIXTLI (AZTECA)

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HOY LES VOY A COMPARTIR LA HISTORIA DE MIXTLI (NUBE OSCURA) QUIEN CUANDO CUMPLIO 7 AÑOS SU PAPÁ DE REGALO DE CUMPLE AÑOS LO LLEVO A LA GRAN MÉXICO-TENOCHTITLÁN.

 

 

 

Raúl González
gojimra@inperfecto.com.mx

 

MAH CUALLI TONALLI  (buenos días)

HOY 11 DE FEBRERO MI CORAZÓN ABRAZA A CADA UNO DE SUS CORAZONES.

 

HOY LES VOY A COMPARTIR LA HISTORIA DE MIXTLI (NUBE OSCURA) QUIEN CUANDO CUMPLIO 7 AÑOS SU PAPÁ DE REGALO DE CUMPLE AÑOS LO LLEVO A LA GRAN MÉXICO-TENOCHTITLÁN, Y EN SU PROPIA NARRACIÓN NOS TRANSMITE CUAL FUE SU ASOMBRO Y SORPRESA AL VER TAN GRAN ESPECTÁCULO. (Esta información la tomé del libro AZTECA) DE GARY JENNINGS.

 

Hacia 1530, el emperador Carlos pide al obispo de México que le proporcione información sobre la vida y costumbres de los indios americanos; el obispo, Fray Juan de Zumárraga, envía al monarca un relato autobiográfico hecho por un indio de unos sesenta años, Nube Oscura o MIXTLI, en el que narra su niñez, la mentalidad y costumbres de su pueblo.

 

Crónica relatada por un indio viejo de la tribu llamada comúnmente azteca, cuya narración fue dirigida a su Ilustrísima, el Muy Reverendo Don Juan de Zumarraga, Obispo de la sede de México y anotada verbatim ab origene por

Fray Gaspar de Gayana J.

Fray Toribio Vega de Aranjuez

Fray Jerónimo Muñoz G.

Fray Domingo Villegas E y Ybarra

Alonso de Molina, interpres

 

Estaba muy complacido con mi nombre, un nombre varonil, pero no quedé muy impresionado con el ritual para seleccionarlo.

Incluso a la edad de siete años, yo Nube Oscura, tenía algunas opiniones propias. Dije en voz alta que cualquiera lo hubiera podido hacer, yo lo hubiera podido hacer más rápido y más barato, por lo que me callaron severamente.

En la mañana temprano de mi importante cumpleaños, me llevaron al palacio del tecutli y el Señor Garza Roja nos recibió personalmente con amabilidad y ceremonia. Me palmeó ligeramente la cabeza y dijo paternalmente con buen humor: -otro hombre ha crecido para la gloria de Xaltocan, ¿verdad?- con su propia mano dibujó los símbolos de mi nombre: siete puntos, el símbolo de los tres pétalos de flor, la burbuja gris que significa la nube oscura, en el tocayámatl, el registro oficial de todos los habitantes de la isla. Mi página quedara allí por todo el tiempo que viviera en Xaltocan, para ser quitada únicamente si moría, si era expulsado por algún crimen monstruoso o si me iba tiempo hace que la página de Siete Flor Nube Oscura no está en aquel libro.

Hubiera habido una gran celebración del día-de-nombre, como lo había habido en el de mi hermana. Todos los vecinos y nuestros familiares llegando con regalos, mi madre cocinando y sirviendo un gran festín con platillos especiales, los hombres fumando pocietl en tubos de caña, los viejos emborrachándose con octli. Pero no me importó perder todo eso, porque mi padre me había dicho: -Un cargamento de frisos para templos sale hoy para Tenochtitlán y hay espacio en el bote para ti y para mí.

También he oído que una gran ceremonia se celebrará en la capital, la de la nueva conquista o algo por el estilo, y éste será el festejo de tu día-de-nombre, Mixtli- (Nunca más me volivió a llamar chapulin) Así es que, después de un beso de mi madre y de mi hermana, seguí a mi padre hacia abajo, hasta el muelle de cargamento de las canteras.

Todos nuestros lagos tenían un tráfico constante de canoas, yendo y viniendo en todas direcciones, como hordas de insectos tejedores. La mayoría de ellas eran los acaltin pequeños, para uno o dos hombres, de los pescadores y cazadores de aves, hechos de un solo tronco de árbol vaciado por dentro y con la forma de una vaina de ejote. Sin embargo había otros que alcanzaban hasta el tamaño de las gigantescas canoas de guerra para sesenta hombres y nuestro acali de carga consistía en ocho botes casi de ese tamaño, unidos por las regalas. Nuestro cargamento de paneles de piedra tallados había sido apilado cuidadosamente dentro del lanchón, cada piedra envuelta en pesadas esterillas de fibra para su protección.

Por un tiempo el paisaje no era nada fuera de lo común, el mismo lago rojizo que yo conocía tan bien. Luego, conforme nos deslizábamos sobre el estrecho del sur, la tierra nos encerró por los dos lados y el agua fue perdiendo color gradualmente hasta adquirir un tono parduzco cuando emergimos al vasto lago de Texcoco. Éste se extendía tan lejos hacia el este y hacia el sur que la tierra de más allá no era más que una mancha oscura y dentada en el horizonte.

Nos movimos hacia el suroeste durante un tiempo, pero Tonatiuh el Sol, se cubría lentamente en el resplandor de su vestido de dormir en el momento que nuestros remeros retrocedían en el agua para poder llevar nuestro desmañanado lanchón hacia el Gran Dique y detenerse. Esta barrera es una doble palizada de troncos de árboles clavados dentro del fondo del lago, el espacio entre las hileras paralelas de leños está sólidamente relleno con tierra y roca. Tiene como propósito el evitar que las ondas del lago, agitadas por el viento del oriente, inunden la isla-ciudad.

El Gran Dique tiene pesados portalones insertados en intervalos con objeto de permitir el paso a los barcos y los hombres que trabajan en El Dique dejan esos portalones abiertos casi todo el tiempo. Por supuesto que el tráfico del lago que dirigía hacia la capital era considerable y por ese motivo nuestro lanchón tuvo que esperar en línea, por un tiempo antes de poder pasar los portones.

Al mismo tiempo Tonatiuh tiró los oscuros cobertores de la noche sobre su cama y el cielo se torno púrpura. Las montañas al oeste, directamente enfrente de nosotros, se vieron de pronto como si sus perfiles hubieran sido cortados en papel negro, perdiéndose sus dimensiones. Sobre ellas, hubo un centelleo tímido y luego una chispa valiente de luz: flor del atardecer, la estrella vespertina, llegó una vez más, asegurándose que ésta era solamente una de tantas noches, no la última y eterna.

-¡abre bien los ojos ahora, hijo Mixtli!, gritó mi padre desde su lugar en los remos.

Como si flor del atardecer hubiera dado una señal, una segunda luz apareció, ésta a un nivel muy por debajo de la línea dentada de las negras montañas. Entonces llegó otro punto de luz, y otros y otros veinte de veinte más. Así vi TENOCHTITLÁN por primera vez en mi vida.

 EL PRÓXIMO MARTES CONTINUAREMOS CON ESTÁ NARRACIÓN DE MIXTLI (NUBE OSCURA) 

865 PÁGINAS DE ESTE INTERESANTE LIBRO…  AZTECA

 

TLAUILCUAUHTLI