Estadio Azteca

VAMOS AL ESTADIO 

#EstadioAzteca
¿Quiénes y por qué van al Estadio? Un escenario deportivo puede ser tan mágico y simbólico como se quiera, analizar el hecho de acudir al terreno de juego esconde varias situaciones para un análisis profundo.

 

 

Jorge García Vielma / @7Vielma7
jorge.garcia@inperfecto.com.mx

Un hecho que, hasta cierto punto, se puede catalogar como banal resulta ser todo menos esto, hay una infinidad de elementos por analizar y que hasta ahora se han quedado ocultos porque hace falta espíritu aventurero. Las líneas anteriores son aplicables a describir un escenario especial, y aunque esa es la intención, también se debe vislumbrar que por un momento las particularidades adquieren el papel de generalidades. Decidirse por ir a un estadio de futbol es un acto simbólico y representativo, dicha acción ha sido encasillada en algo rutinario, es por ello que vale la pena detenerse por un momento y desentrañar la magia conjugada en este suceso.

Decantarse por una investigación posiciona prejuicios en cuánto a que sí y que no se abordará en el trabajo, y justo lo que se está efectuando ahora no es la excepción. Múltiples cuestionamientos giran alrededor de la frase Vamos al estadio, pero la principal pregunta es ¿por qué? y al tratar de posicionar una respuesta al respecto, la misma inercia de la conversación ocasiona que las dudas se incrementen. Comencemos, ¿por qué la gente acude fervorosamente a un estadio de futbol? Gusto, pasión, amor, deseo, obligación; son las primeras palabras que saltan al realizar un ejercicio reflexivo, la mayoría de éstas se conectan aunque también existe una muy diferente al resto. 

Presenciar un partido de futbol desde las gradas es muy diferente que seguirlo a través de la televisión, aunque la mayoría de las ocasiones resulta más accesible quedarse en casa y disfrutar el espectáculo; a pesar de que a últimos tiempos esto también ha ido a la alza. Hay que comenzar con el sujeto que asiste “solitariamente” a este tipo de eventos; difícilmente se puede encontrar alguien solo en medio de aficionados que comparten la pasión y alientan por los mismos colores. La persona decide ir al estadio y ya en el recinto su comportamiento sufre una transformación de 180°, su decisión está basada en sentimientos ligados a la adrenalina, alegría, entusiasmo, y aunque en el desenlace pueden cambiar para mal, esto no repercute en la elección de acudir al inmueble deportivo para desbordar sus emociones.

Por otro lado también se ha vuelto común observar a familias yendo a un estadio de futbol, dicha actividad por momentos comienza a pender de un hilo debido a los actos de violencia por los que atraviesa el balompié en México y América Latina. Los románticos del Deporte suelen posicionar frases en torno a cada disciplina, y el mundo del balón no es ajeno a esto, hay quiénes afirman que ir a un estadio de futbol debe ser una actividad total y exclusivamente familiar; encasillar la visita a un recinto deportivo con esta característica no resulta lo más apropiado porque hacerlo significa invisibilizar otras realidades.

También los estadios son visitados por grupos de amigos muy variados, esta es otra manera de hacerse presente en un evento deportivo. Resulta óptimo centrarse en los jóvenes, que a pesar de tener otras tantas opciones para poder divertirse y convivir, se decantan por comprar un boleto para ir a la cancha. ¿Qué puede llamar la atención del sector juvenil para acudir a un evento deportivo? Probablemente han generado referentes con las figuras que se desempeñan en el terreno de juego, pero también les resulta interesante tomar una cerveza mientras descargan sus consignas a quiénes portan los colores de su equipo.

Hasta ahora los escenarios que han sido propuestos comparten el sentimiento de acudir por gusto y deseo, pero ¿existen otros argumentos para ir a un estadio? Hay un ámbito del cual se habla muy poco, o nada, y es el relacionado con las y los trabajadores que por necesidad deben asistir cada semana a un recinto deportivo para poder ganarse la vida. La baraja en cuanto a los trabajos que orbitan alrededor de un estadio es amplia y diversa, van desde los ya clásicos vendedores entre las butacas, los acomodadores que sobreviven de las propinas o las fuerzas de seguridad destinadas a salvaguardar el orden; todos ellos también hacen uso de la frase Vamos al estadio pero evidentemente desde de un rol diferente, pero totalmente válido.

No hay que hacer lejana una actividad que está al alcance de una mayoría, se debe comenzar a contemplar que existen más elementos para analizar que solo ingresar al inmueble y presenciar un evento de un poco más de noventa minutos y después regresar a las actividades ordinarias. Las puertas de los estadios se abren declarándose listas para los múltiples fenómenos sociales que están por suceder bajo el pretexto de gritar gol, se vale disfrutar pero también hay que empezar a tocar base con otras realidades, unas dignas de ser estudiadas. 

 

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