Editorial

IMPUNIDAD.

#InPerfecciones
“Los agoreros del bienestar tuvieron que poner en práctica el complejo aparato del encubrimiento criminal que comienza con la frase llevaremos las investigaciones hasta sus últimas consecuencias”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

La irresponsabilidad mata, la falta de previsión también mata y la corrupción por supuesto que mata, y a pesar de que las pruebas físicas y legales lo confirman, solo basta un discurso lleno de condolencias y demagogia para sacudirse la molestia de entregar respuestas congruentes que atiendan a la verdad. Hace un año -3 de mayo de 2021- la historia se detuvo en la Línea 12 –la línea dorada- del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la CDMX para 26 familias que perdieron desafortunadamente a un ser querido, hace un año, la tradición funesta de un mal desenlace por causa de la negligencia se  cumplió a cabalidad, muertos y heridos que tuvieron que pagar con vida y salud el precio de la implementación de la política del “valemadrismo” que si en algo no escatima es en sacrificar la seguridad de la población.

 

Hace un año, los agoreros del bienestar tuvieron que poner en práctica el complejo aparato del encubrimiento criminal que comienza con la frase “llevaremos las investigaciones hasta sus últimas consecuencias” para ir estirando y diluyendo la narrativa de la culpabilidad por negligencia en la que unos “pernos metálicos” resultaron –en principio- ser los presuntos responsables de la tragedia de la Línea Dorada; esos agoreros del bienestar tuvieron la osadía de politizar la tragedia exigiendo –paradójicamente- no politizar un hecho en el que la cadena de responsabilidades incluía a las “grandes” y encumbradas personalidades de la 4T, dos aspirantes a la presidencia, un Presidente de partido, un senador y muchos personajes que hoy se jactan y siguen burlando del dolor y el caos que generó la caída de un tramo de la Línea 12 del Metro.

 

El encubrimiento ha sido tan descarado a lo largo de un año, qué, fue el mismo Presidente López Obrador quién le retiró la estafeta a la Jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum para que no se viera en la penosa necesidad de dar la cara por algo que era de su total responsabilidad, reduciéndola a un simple y llana figura gris a las órdenes de un patrón al que su imagen le preocupó más que la muerte de 26 personas, un Presidente que le otorgó el perdón a la empresa responsable de la construcción de la línea 12 prometiendo que en un año –es decir, este 2022- el servicio estará restablecido en su totalidad, aspecto que no tiene aún fecha de entrega; y que decir de la entonces directora del Sistema de Transporte Colectivo Metro Florencia Serranía, ¿dónde está? ¿su responsabilidad también fue perdonada por el Presidente?, probablemente si, recordemos que a decir Serranía, “ella era solo la directora del Metro”, después todos sabemos que tras su renuncia, desapareció de los reflectores para evadir las preguntas y evitar el ridículo, de ese tamaño es la burla, de ese tamaño es la negligencia.

 

De que tamaño es la burla que se cierne sobre el dolor de los deudos y la ciudadanía de la CDMX que los responsables de la tragedia han sido premiados y seguirán siendo premiados con cargos públicos, aplausos y reconocimientos por parte de un Presidente les otorga el salvoconducto de la expiación de sus culpas como el monarca que tiene el poder de indultar a sus favoritos y premiarlos por su incondicional servicio.

 

Hace un año, en esta columna, señalé lo siguiente:

 

“La negligencia se convierte en la causa de una tragedia en la que existen muchos cómplices, cómplices a los que el número de fallecidos no les duele ni les preocupa, porque si en su momento no les interesó poner en riesgo la vida de los usuarios pues en este momento y a casi nueve años de su inauguración que les importa el tema si con seguridad el aparato político y técnico ya se encuentra elaborando discursos atiborrados de demagogia para lavarse las manos y culpar a un trabajador, hablar de sabotaje o simple politización del tema –pensando en el proceso electoral, claro esta-, ocupando el clásico “llevaremos las investigaciones hasta sus últimas consecuencias”.

 

“La negligencia criminal de la que somos testigos afectó a gente trabajadora y a sus familias, gente que esperaba llegar sana y salva a sus hogares y por los cuales no veremos caer a ningún personaje de renombre que salió a tomarse la foto el día de la inauguración o personajes que gestionaron la obra; la insensibilidad en principio para politizar la tragedia abundará en las próximas horas y las investigaciones y reportes técnicos serán tan ininteligibles, qué, este triste episodio es muy probable que se sume a otros tantos episodios de rampante impunidad acostumbrada que se irá diluyendo entre justificaciones y paliativos discursivos.”

 

Lo escrito en aquel momento -4 de mayo de 2021- no fue un acto de clarividencia, simplemente fue la revisión de una narrativa sistemática en la que asumir una responsabilidad no forma parte de la agenda ni del Gobierno de la CDMX ni del Gobierno Federal que se asumió como el portavoz en lo referente a una tragedia que buscaron capitalizar políticamente, desafortunadamente –con seguridad- pasará otro año de impunidad, discursos y homenajes a los muertos con los que se lavarán la cara y reirán los responsables de una tragedia que se quedará en el anecdotario de las “contingencias” del Metro de la CDMX.

 

#InPerfecto