Editorial

IRONÍA.

#InPerfecciones
“Hay dos escenarios, o los políticos mienten o los ciudadanos no hemos entendido como es que funciona el “noble y generoso oficio de la política”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Que irónica es la política, y me refiero a la política que hacen los personajes que se ostentan como “profesionales de la política partidista”, esa que nos regala extraordinarios episodios de corrupción, demagogia y violencia de estado; paradójicamente cuando se les cuestiona sobre sus acciones todos hablan del Estado de Derecho y el fiel apego a la Ley; la terminología y conceptos utilizados de manera impecable en los discursos, endulzan el oído de los ingenuos, sin embargo, en México, hemos escuchado durante tantos años el mismo contenido en la perorata política, que, siendo un tanto suspicaces, podemos establecer que evidentemente algo no está funcionando del todo bien.

 

Es decir, cada seis o tres años los candidatos gritonean que habrán de “trabajar de manera incansable” por terminar con el flagelo de la pobreza, la delincuencia y la corrupción, ¿qué ofrecen? Como siempre, empleo, seguridad, educación y por supuesto, su impoluta honradez, qué, debe ser –según ellos- suficiente para acceder a los puestos por los que se encuentran compitiendo contra los otros impolutos y honrados candidatos;  esa historia la conocemos perfectamente, pero resulta que, se van unos, llegan otros, se vuelven a ir y vuelven llegar otros más, de todos los colores, sabores, ideologías y posturas que podamos imaginar, y la pobreza, el hambre, el desempleo, la violencia e inseguridad no se terminan, los pobres siguen siendo pobres, nuevos pobres se integran a las filas de la miseria, el hambre con todas las patologías y deficiencias que ésta genera, sigue presentes, la educación sigue siendo deficiente, el empleo sigue siendo insuficiente y el que hay sigue siendo mal pagado, el poder adquisitivo se parece a todo menos a poder y mucho menos adquisitivo.

 

Entonces hay dos escenarios, o los políticos mienten o los ciudadanos no hemos entendido como es que funciona el “noble y generoso oficio de la política”, lo cual nos dejaría al nivel de ignorantes, improvisados y en evidente estado de vulnerabilidad, aspecto que hace absolutamente necesario dejarse llevar de la mano para alcanzar el estado de gracia y abundancia que tanta falta nos hace, por eso, “el fin justifica los medios”, sería una actitud sumamente mezquina no estar agradecidos por el favor que nos hacen los imitadores de la vida y obra de Santa Teresa de Calcuta.

 

Siendo el segundo escenario el que prevaleciera, puesto que los políticos son incapaces de mentir y mucho menos actuar en contra de sus compatriotas, tendríamos que estar resueltos a admitir que no hemos respondido de manera correcta ante las acciones desinteresadas de los beatos de la política, ¿cómo es que no terminamos por convencernos que por el bien de todos “primero los pobres”?, ¿Qué nos interesa si al Presidente le vale madres si hay pacientes que se mueren por falta de medicamentos? Si los que se dedican a rogar por esos tratamientos solo son golpistas que pretenden mantener sus privilegios, ¿Qué nos importa si el Presidente se ríe de los muertos y desaparecidos? Al fin que los que se mueren y desaparecen solo lo hacen para desestabilizar a su administración, ¿Qué nos importa si la corrupción conserva su vigencia? Si ahora se roba mucho menos que antes, tampoco hay que ser tan exigentes, también hay que pensar en las familias que integran al crimen organizado, porque tambien son parte del pueblo, además, si se dedican a robar, extorsionar, traficar o “huachicolear” es porque el fruto podrido del neoliberalismo no les dejo de otra, al contrario, los inconscientes somos otros, seguimos aspirando a tener más educación, mejores salarios, más seguridad y mejor sistema de salud, con todo respeto esa actitud solo acusa una evidente “falta de patriotismo”.

 

Por eso resulta irónico pensar que el ejercicio de la política sea tan delicada y abyecta, ni modo que se permitan estar recibiendo injurias por parte del periodismo crítico, es más, la persecución de la que son objeto el Presidente, sus colaboradores y familiares por parte del periodismo les ha generado un estado de estrés post traumático y un delirio de persecución tan profundo que se han visto en la penosa necesidad de acusar -sin la intención de perjudicar a nadie, claro está- de informantes y traidores a los periodistas que les inventan conflictos de intereses entre empresas extrajeras y paraestatales mexicanas; por eso resulta irónico sospechar de la bondad de la clase política, ni modo que sean cómplices entre ellos y que se estén tapando las espaldas, si eso fuera cierto no se estuvieran increpando unos a otros; recordemos que nos encontramos en una “democracia” y si en una “democracia” no hay discusiones acaloradas entre políticos entonces todo se trata de una farsa.

 

Que diferencia es, pues, ver a un Presidente que lejos de aburrirnos con discursos “politiqueros”, todas las mañanas nos despierta con un bonito espectáculo lleno de amenas e interesantes secciones, no, si ya no es como antes, antes esos políticos “ojetes” hacían todo debajo de la mesa, ahora se hacen las mismas “chingaderas” pero a la vista de todos, eso es sin duda transparencia, antes esos políticos “ojetes” te mandaban “madrear” en la comodidad de la clandestinidad, ahora te “chingan” en público, antes los militares se encontraban agazapados en sus cuarteles esperando la orden de esos políticos “culeros” para irte a madrear, ahora los militares se encuentran tan cerca del pueblo que no se gasta mucho en desplazar a los “doctores en humanidades” para que cumplan con sus ordenes, antes se recibían inconmensurables sobornos en la intimidad de estacionamientos y lugares de mala muerte, ahora se reciben “aportaciones”, antes los hijos del Presidente se daban la gran vida a costa del erario público, ahora los hijos del Presidente se buscan quién los mantenga y consienta, antes el Presidente vivía en una casa súper lujosa en la que estaba muy lejos del pueblo, ahora el Presidente vive en un Palacio de manera “muy modesta” que le permite estar muy cerquita del pueblo y lo cuida tanto, que lo protege celosamente con vallas para que no venga ningún conservador o conservadora golpista –ambos- a ensuciárselo, eso es patriotismo.

 

Lo importante es que ahora que ya tenemos claro que la diferencia entre los políticos de antes y los políticos de ahora no es en esencia ninguna, debemos sentirnos afortunados de saber que muy pronto se terminará la corrupción como delito porque habrá de integrarse a la cartilla moral, ó, en una de esas será elevada a grado constitucional para que ya no se persiga a nadie por este delito, y todo gracias a la bondad del Presidente más humanista, más amigo, más honrado y más hipócrita; que ventajas da la “democracia”, ¿no?.   

  

#InPerfecto