Editorial

Forjando una historia.

#InPerfecciones
Esta columna se basa en las vivencias de mujeres trans que han tenido que romperse la madre en las calles, han pasado hambre, frío, violencia y rechazo de la sociedad, instituciones e incluso de sus mismas compañeras.

 

 

Ricardo Sámano / @samano_O  
ricromsam@gmail.com

 

Hace 40 años no existían las mujeres trans, les llamaban travestis, homosexuales o putos; así lo menciona Ivonne, Samantha y Vanesa, mujeres que han rebasado la expectativa de vida para personas trans en México que es de 35 años. Cada una se siente orgullosa y agradecida con Dios por seguir con vida; sin embargo reconocen que muchas de sus compañeras no han tenido ese “privilegio”.

 

Esta columna se basa en las vivencias de mujeres trans que han tenido que romperse la madre en las calles, han vivido hambre, frío, violencia y rechazo de la sociedad, instituciones e incluso de sus mismas compañeras.

Ivonne Stirva, nació en el puerto de Veracruz hace 51 años, cree que su identidad es hereditaria ya que uno de sus tíos era homosexual y de nacimiento porque su mamá produjo más hormonas femeninas cuando estaba en su vientre; esa es su teoría.

Afortunadamente su mamá y su abuelita la apoyaron, porque le mencionaban que en su casa solo podía haber hijos e hijas, no mojigatos; así que ella aprovechó esa oportunidad.

A diferencia de Ivonne, Vanesa y Samantha no tuvieron el mismo apoyo, salieron de su hogar a temprana edad porque sus familias no las aceptaban

 

Samantha tiene 63 años, estudió antropología y sociología, actualmente vende libros para poder pagar la renta de su pequeña habitación y consumir algún alimento. En algún momento de su vida ejerció el trabajo sexual y recuerda la época en la que eran perseguidas por ser putas, tenían que correr para que no las agarraran porque se las llevaban al torito como ellas le dicen, lugar donde las rapaban; aunque después se las ingeniaron usando pelucas pero si las apresaban de nuevo, les quitaban  su cabellera artificial que posteriormente se la encontraban en la vendimia a la vuelta de torito, todo esto en la época de Arturo “el negro” Durazo.

Vanesa recientemente cumplió 44 años, ella al igual que Samantha vivió en situación de calle, dice que la sociedad ha sido ignorante por la forma en que las han rechazado y está consciente que su forma de vida se ha debido a que no le quedaron más opciones, su historia es un secreto que a pocas personas ha tenido la confianza de contársela pero siempre ha dicho que las personas que habitan las calles se encuentran en esa situación porque desconocen sus derechos y menciona que está resentida con la sociedad. 

 

Las tres coinciden en que actualmente no se vive la misma situación pero aún falta mucho trabajo para con las personas trans, a cada una le pregunté si cambiarían algo si volvieran a nacer y Samantha comentó que lo único que cambiaría que sería el contexto histórico y social en el que creció, le hubiera gustado ser Lucrecia Borgia.

 

A Vanesa e Ivonne les hubiera gustado tener mejores oportunidades; pero sin duda las tres volverían a ser mujeres trans. 

Pocas personas trans tienen la oportunidad de sobrepasar la expectativa de vida que hay en México para esta población y aunque al inicio de la entrevista desconocían este dato, son conscientes que mueren jóvenes debido al uso problemático de sustancias, los asesinatos debido a su identidad, los aceites que usan para tener un cuerpo más estético y la falta de oportunidades laborales; entre otras.

 

Las tres cuentan con los conocimientos que han adquirido a lo largo de la vida y sin duda merecen espacios donde deben de ser escuchadas.

 

#InPerfecto