Editorial

Antes, durante y después

#InPerfecciones
El pasado fin de semana se jugó una edición más del clásico nacional del futbol mexicano, el marco perfecto para observar que un partido no se limita solamente a los noventa minutos de juego.

 

 

Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx 

Hay obras literarias, piezas musicales, puestas en escena o hasta películas que llegan a ser catalogadas como clásicas; también algunos partidos de futbol lo son. Parece ser que de manera natural en cada rincón del mundo donde el balón se echa a rodar se generan rivalidades bastante marcadas, que a la postre se convierten en toda una tradición. México no es la excepción, en el Guadalajara vs América tiene su escenario de mayor envergadura a nivel nacional, y el pasado sábado se vivió un nuevo pasaje de esta historia, uno que parece estar más apegado a la normalidad en lugar de seguir inmerso en tiempos pandémicos.

El calendario fue benévolo, las fechas se acomodaron para que el partido entre Chivas y Águilas sea analizado bajo una óptica diferente; aunque no solo este tipo de encuentros puede contar con un estudio como éste, cualquiera puede tenerlo. El aficionado promedio suele centrar su atención a lo que ocurre entre el silbatazo inicial y final, puede que las mayores emociones suceden en este lapso, además un boleto ha sido pagado para poder disfrutar de dicho espectáculo. Pero, ¿esto es todo lo que ofrece un partido de futbol? No, las jugadas que se desarrollan en la grama son apenas una muestra de lo que este deporte ofrece, por ello vale la pena poner bajo la lupa de las Ciencias Sociales a este hecho.

¿Qué ocurre antes? Particularmente los denominados clásicos se suelen vivir de una forma bastante peculiar, la semana previa la temperatura entre ambas instituciones sube de tono, las declaraciones son el arma principal en el acto inicial. Tanto directivos, jugadores y aficionados defienden sus colores quedando demostrado que pertenecen a los clubes; complicado explicar este sentimiento desde alguna Ciencia dura, pero se puede echar mano de disciplinas como la Sociología para disipar un poco las dudas. Los negocios comienzan a carburar desde los primeros días, tanto a nivel micro como macro se generan ganancias alrededor de este partido de futbol, para muchos el más esperado de la temporada regular en la nación. El tema en los programas deportivos acapara los reflectores y desde aquí se mantiene la atención de la audiencia, también se debe tener en cuenta el papel de las redes sociales en estos tiempos. 

El ansiado día por fin llegó, aunque pareciera una prueba por pasar no es así porque cuando el balón comienza a rodar todo lo demás ocurre por añadidura. Este clásico tuvo un toque especial porque fue el primero en el mítico Estadio Azteca que contó con afición después de la pandemia por COVID-19, las puertas de este templo del futbol se abrieron aproximadamente para 60 mil almas; de pensarse todo lo que ocurrió para llegar a este momento, algunos fanáticos ya no están más en este mundo a causa del famoso virus pero el show debe de continuar. ¿Los protocolos sanitarios estuvieron a la altura? Lamentablemente no ocurrió así, las cámaras televisivas mostraron tomas donde la “sana distancia” y el uso de cubre bocas parece ser tema del pasado, el aficionado acudió al coloso de Santa Úrsula sin tener muy en cuenta que afuera aún se está combatiendo una pandemia, cuestionable que el número de aforo haya incrementado justo en un América vs Guadalajara; las manifestaciones de relaciones de poder son evidentes.

Hay otro punto súper importante de tocar: la televisión. Vale la pena recurrir a Eduardo Galeano para entender un poco más esta relación, el escritor uruguayo menciona al respecto: “Hoy por hoy, el estadio es un gigantesco estudio de televisión. Se juega para la tele, que te ofrece el partido en casa. Y la tele manda”. Fácil y sencillo lo hace ver el autor sudamericano y lo es, para muestra un botón porque la transmisión del sábado arrojó cuarenta y ocho anuncios publicitarios en tan solo cincuenta minutos, la duración del segundo tiempo, ¿cómo puede ser posible? El argumento radica en que para poder ofrecer una transmisión “gratuita” a nivel nacional se debe recurrir a este tipo de técnicas, pero el televidente ya no disfruta del deleite que ofrece el balón sin antes tener que soportar demasiados sponsors de productos muy variados. Estas son apenas un par de cosas suscitadas a la par que en la cancha los ánimos subían de tono entre azulcremas y rojiblancos. 

El colegiado hizo sonar su ocarina y pareciera que todos se van tranquilos a su casa, tanto jugadores como aficionados pero no es así, casi por regla general en este tipo de enfrentamientos siempre hay conatos de bronca entre aficiones sin importar el resultado. Para sorpresa de algunos, pero de otros no tanto, circularon videos donde entre mismos aficionados del Club América hubo riñas, afortunadamente no pasó a mayores como ha llegado a ocurrir en otros puntos de Latinoamérica. El arbitraje fue bastante cuestionado por su accionar, depende el color que se defienda se cataloga de un mal o buen trabajo por parte del nazareno, en esta ocasión los de amarillo no quedaron para nada conformes. Arriba se tocó vagamente el tema de las redes sociales, ahora en este punto del post juego queda de manifiesto su poder porque son un espacio donde surgen una infinidad de interacciones, la nota se la han llevado las cuentas oficiales de ambos equipos porque el “pique” sigue suscitándose a pesar de que el marcador final señala un empate a cero goles.

Clásico es gritar un gol, y aunque en esta ocasión las dos escuadras más grandes del país quedaron a deber en ese rubro hay otros campos donde siempre rebasan las expectativas. Limitar el futbol solo a noventa minutos es una sentencia bastante cruel, por ello se deben comenzar a visitar más a menudo los caminos que invitan a una reflexión más profunda, tal y como acaba de suceder aquí. 

Rueda el balón, rueda la vida.

#InPerfecto