Editorial

“Siempre vendrán tiempos mejores” ¿Será?

#InPerfecciones

En un país donde muchos ven a AMLO como si naciera el nuevo sol, se anuncia una transformación ¿de fondo?

 

Miguel Angel Millán Cancino.

miangel.millan@inperfecto.com.mx

 

Vivimos un tiempo donde el proselitismo parece deber haber acabado, por eso es pura fantochería. Entre que algunos medios de comunicación los primeros días después del 1 de Julio se equivocaban o cumplían los tiempos designados por el INE a los partidos políticos y aún pasaban spots de Alejandra Barrales cuando todos sabíamos ya que su disque dinero pa’ la jefa y la “segunda Ciudad Universitaria” eran sueños chairos de una contendiente que jamás tuvo nada que hacer en la contienda.

 

Yo creo, a expensas de que haya personas que me ataquen personalmente como ya lo han hecho, que la expectativa en torno al nuevo gobierno es muy alta, y eso se debe no solo a la campaña, sino también a todos los años en los que vivimos un tiempo altamente mesiánico, no sé si por el mismo candidato, por la gente que lo sigue o por ambas partes. Eso ha aumentado drásticamente las esperanzas de la gente que seguramente ya está pidiendo empleos, que esperarían ver en la mañana de cualquier día que ya esta derrumbada la reforma energética o la educativa. No sé si éste hecho le sea un punto favorable o desfavorable al “virtual” presidente electo.

 

Imaginemos dos casos hipotéticos:

 

  • Andrés Manuel López Obrador cumple todo lo que ha prometido y no sólo eso, se da y beneficia a toda una población hambrienta de justicia.
  • Andrés Manuel López Obrador se equivoca y no puede cumplir todo lo prometido por efectos de la política inducida desde el exterior y al interior que se convierte en la lápida que no se pueda mover de manera sencilla inmediata o quizá ni a mediano plazo.

No es que no quiera que le vaya bien al próximo gobierno, o que diga algo por celoso y despechado con eso de que me autodenominé como “oposición” del tabasqueño y su gobierno, pero seamos realistas, pensemos seriamente en cuantos cambios tan radicales se pueden hacer sin que se afecte con ello a los desarrollos empresariales, políticos y sociales.

 

Un cambio en contra de los intereses de uno o más, sin duda alguna tiene consecuencias, imaginen a un empresario al que su mina de oro se le haya caído y entonces salga glorioso a decir: “que buen gobierno, terminó mi mina de oro porque soy corrupto”, obviamente no.

 

No se puede osar pensar que nadie va a brincar, claro que no las clases que tienen ambulantaje y que no pagan impuestos, obviamente no, porque son aquellos que son un buen capital político para Morena.

 

Yo no sé si los ex presidentes vayan a respingar o no porque les quiten la pensión, lo que sí sé, es que en este tiempo se han vivido más emociones que razonamientos en torno a “ya sabes quién”, cosa que le podría explotar al dentro de poco nuevo Presidente mexicano, porque si algo le falla o no le sale en las ecuaciones o no les agrada irán con todo enojados porque sus sueños los ha fallado y derrumbado, y no quiero ver a México así. Por eso, quizá sólo por eso, es que le deseo a AMLO la mejor de las suertes pero  esto lo refiero contestando el caso número dos de mis casos hipotéticos que mencione unas líneas arriba.

 

En el caso de que la realidad señale que los planes López Obradoristas sean tan buenos, y todo sea maravilla y arcoíris en el cielo mientras vuelan miles de aves sonrientes alrededor de unos ángeles tocando arpas en el país de los sueños mexicanos que sólo un tabasqueño ex priista y ex prdista podría lograr, lo que pasaría es que yo me callaría la boca, saldría corriendo y le diría: Oh, lo siento, me equivoque. Él, claramente me abriría la puerta, me recibiría con los brazos abiertos y sé que mandaría matar al mejor de sus animales para ofrecerme un banquete de bienvenida al reino de la realidad absoluta en el país donde dice Yuri, siempre vendrán tiempos mejores.

 

#InPerfecto