Editorial

Sembrando dolor 

#InPerfecciones
Violencia y otras situaciones que parecen bromas

 

 

Alejandra Rivero / @a.n.dra._
rale1706@gmail.com

La violencia es un hecho, asesinatos, ajustes de cuentas, transportar drogas, golpes, violaciones, uso excesivo de fuerza, asaltos, secuestros, vientres de alquiler, prostitución forzada, trata de personas, trata de órganos, robos con arma de fuego, acoso, miradas lascivas y miedo. Vivir en México es violento, tener miedo, tener estigmas, ser racistas, xenófobos, un país donde el presidente siempre tiene otros datos y en redes se propagan imágenes con nombres de desaparecidas, videos de violaciones y fotografías que se “filtran” a la red. 

En ningún momento se niega la violencia que se ejerce a hombres, ser asaltado o asesinado por un conductor ebrio es un riesgo. El riesgo que corremos todos. Nos volvemos politólogos, investigadores, historiadores, sociólogos y críticos cuando se trata de feminismo. Se publican opiniones, se hacen videos, comienzan los memes y una protesta comienza a ponerse en duda. La protesta incomoda, las pintas que molestan tanto pierden el sentido bajo la idea de estética.

Solo puedo preguntarme ¿Para qué quiero una cuidad bella? ¿Realmente sabemos que simbolizan los monumentos que con tanto ímpetu se protegen? ¿En qué momento causa tanta rabia un grupo de chicas gritando consignas? ¿Escuchamos con atención lo que se enuncia o solo nos dejamos llevar por lo que se dice en redes? ¿Se han preguntado que les molesta? O solo evangelizamos a otros con nuestros discursos de odio. 

Entiendo que para muchos y muchas parezca difícil comprender, la información no es para todos, los libros son caros, buscarlos en formas alternas también afectan a los autores y nos encerramos en un círculo muy parecido al teléfono descompuesto. Jugamos constantemente a leer noticias y juzgar, creernos jueces de los cuerpos y condiciones materiales de otros. A esto me refiero con que no conocemos las historias ni las formas en las que viven las personas solo por verlas. Emitimos juicos absurdos sobre si estaba borracha o no, si traía escote o no, si estaba sola o no. 

En una semana se conocieron 6 casos de feminicidios y un abuso sexual: Wendy, Carmen, Cristina, Mariel, Karla, Victoria. No uso apellidos, las nombro y las reconozco. Puede parecer poco, puede ser irrelevante mientras no nos pase, mientras la muerte no aceche a quienes amamos. Mi abuela decía que la muerte era lo único seguro que teníamos en la vida y le doy la razón, la muerte es inevitable. Pero morir a manos de otros que mutilan, violan y tiran a mujeres, no es aceptable. Seis mujeres no es un gran número. No sé cuántas deben ser un número alarmante, consideraría que el primer caso sería alarmante. ¿Acaso necesitamos encontrar mujeres muertas a cada metro? ¿Así sería un problema real?

En la comida del domingo, cumpleaños o reuniones se dice que no se debe hablar de tres temas si quieres convivir tranquilamente: política, religión y economía. Podemos enumerar una gran lista de temas de los que no se puede hablar sin dar pie a la intolerancia. 

Hablar sobre feminismo es pintarnos la cruz, pintarnos como mujeres locas, histéricas, que quieren imponerse, que solo esperan ejercer poder sobre los hombres, mujeres que todo el tiempo dicen las mismas tonterías, mujeres con las que no vale la pena “debatir” porque no saben escuchar los argumentos tan gastados y vacíos. El feminismo incomoda, destruye muchas creencias e ideales arraigados, miedos, sentirnos en la mira, toda persona es un posible agresor, y tal vez se le pueda llamar paranoia, pero no sé cómo vivir en un país donde no se hace nada, donde la resistencia a aceptar que nos equivocamos es nula. Donde la libre expresión es secuestrar, violar, acosar, golpear, someter, tener otros datos, justificar y negar la realidad. Las teorías dicen mucho, ayudan a comprender desde otras realidades y panoramas, pero no es la realidad. 

Cuando se habla de feminismo se piensa que se quiere imponer, las protestas son legítimas, no necesitamos permiso para hablar, caminar y ocupar los espacios que nos corresponden, tampoco necesitamos ser un título o un puesto, puede parecer conflictivo en un mundo de demostraciones. Donde cuestionarte es sinónimo de ser imbécil, donde debatir es imponer un punto de vista y si, es difícil aprender a escuchar y leer, es difícil aceptar que todos tenemos un macho dentro y no, los hombres no son un problema. Parece que los problemas sociales están caminando por la calle presentándose: hola, soy el racismo, yo soy xenofobia, me gusta que me digan homofobia, a mí me nombran machismo y patriarcado, me quiero presentar para que me conozcas y te diga que te pareces a mí. 

No sucede en la vida, no se presentan como personas tangibles, pero están presenten en nuestras acciones, las formas de emplear el lenguaje, considerar a otros inferiores o que el mundo gira y debe ser como queremos. No soy partidaria del individualismo, pero si quieres comenzar con el cambio, te invito a ser consciente de cómo te diriges a los demás en todo sentido, y que idea tienes de la mujer. 

 

#InPerfecta