#InPerfecciones
No sé si es autosabotaje o falta de motivación, pero no tengo ganas de hacer nada.
Georgina Valez / @gini_friski
gvt3377@outlook.es
En los últimos meses me di cuenta de la falta enorme de motivación que tengo, no tengo ganas de nada, no tengo ganas de comer, de dormir, de salir a caminar, de ver una película, de terminar mis tareas, de realizar labores domésticas, de platicar sobre lo que me pasa, de escribir, de cocinar, de leer, de escuchar música, de hacer ejercicio y demás cosas que ni siquiera involucran un esfuerzo muy grande por realizar. Aunque para mí sí, realizo todas esas actividades sobre esforzándome simplemente porque no me estoy sintiendo bien y no me siento mejor al día siguiente, y tampoco me estoy ayudando, tengo hechas un desastre mis necesidades básicas, me da hambre pero me siento incapaz de levantarme a preparar algo de comer, me da sueño pero no logro dormir y si lo hago no descanso bien porque tengo pesadillas constantes, soy amiga de algunas drogas que me ponen a dormir como bebé pero me hacen un daño gigante por dentro. Casi todo lo que consumo es insano tanto para mi cuerpo como para mi espíritu, comida chatarra, cigarros, alcohol, muchísima azúcar, muchísima sal, programas, series y películas ultraviolentas, música con letras deplorables, noticias trágicas y la lista la podría continuar, pero ya me estoy sintiendo mal por lo que va de este escrito.
Como cada semana, para escribir realizo una pequeña investigación sobre el tema del que elijo hablar, para hoy descubrí que la falta de motivación extrema se conoce clínicamente como “abulia”, es un estado psicológico en el que experimentas una especie de apatía gigante hacia todos los aspectos de tu vida, es una incapacidad para tomar decisiones, no tienes energía física ni mental y se parece un poco a un cuadro depresivo. Es como si no te preocuparas por ti mismo y te diera completamente igual lo que pasa contigo y con tu entorno.
Con esta información, descubrí también que no tengo precisamente abulia, porque a pesar de todo lo que mencioné antes también tengo momentos o días en los que me saturo de actividades hasta agotarme físicamente, jamás dejé de lado mis responsabilidades y disfruto aún estar con mi familia, amigos y pareja, pero sí reconozco que entré en ese limbo extraño del que no puedo salir aún y siento un sube y baja de energía en todos los sentidos posibles sin previo aviso, además de que viene con un autosabotaje incluido. Quizás es también parte de los estragos que nos está dejando la pandemia a todos, por todo el tiempo libre que tenemos en casa ciertos días o puede que tenga que ver con la cotidianidad de cada quien, pero lo bueno de esto es que es circunstancial y pasajero, como todos los males.