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De cara a Tokio 2020 el Comité Olímpico Internacional (COI) ha desarrollado una estrategia anti COVID-19.
Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
En un mundo sin COVID-19 el año pasado debieron desarrollarse los Juegos Olímpicos (JJOO) Tokio 2020, pero el campo deportivo también se vio alcanzado por los estragos del nuevo virus. Desde la existencia de la máxima competencia a nivel mundial solo se han visto suspendidas tres ediciones: Berlín 1916, Tokio/Helsinki 1940 y Londres 1944; todas por las dos guerras mundiales. Es por ello que la última cancelación establece un nuevo paradigma, un motivo ajeno a conflictos bélicos que pudo parar con la maquinaria del olimpismo a nivel mundial.
En días recientes la cúpula directiva que encabeza el COI realizó publicaciones que cimbraron al universo del deporte. Thomas Bach, principal dirigente del organismo, refirió a que las nuevas cepas de coronavirus vinieron a cambiar el mundo para siempre, y a partir de este suceso nada será como antes; evidentemente la actividad deportiva no es ajena a este hecho. Se ha vuelto común la suspensión de múltiples eventos deportivos, desde el cierre de espacios locales hasta escalas mayúsculas; tal es el caso de los JJOO, por ello es preciso preguntarse ¿a partir de ahora esta será la nueva “normalidad” deportiva? Adaptación hasta ahora es la clave, cada espacio social ha tenido que vivir este nuevo proceso y aunque llegó a lucir complicado hasta ahora existen resultados favorables.
El esfuerzo máximo al cual se han comprometido aquellos que manejan el destino de Tokio 2020 consiste en adquirir vacunas provenientes de China anti COVID-19 y distribuirlas a los miembros de los equipos deportivos que estarán presentes en la justa olímpica. El ingrediente principal está en la promesa por parte del COI que donará dos dosis de vacunación extra por cada deportista vacunado, ¿este es el “valor” de un atleta? De manera discursiva puede no haber errores pero la práctica sí presenta fisuras, por ejemplo, las grandes potencias atléticas mundiales han salido a decir que no aceptarán las vacunas y ellos se harán responsables del proceso de vacunación, tal es el caso de Japón, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Alemania, etc., entonces ¿cuál apoyo? Parece que éste ira destinado a las naciones que su acceso a vacunas es limitado o nulo, resulta lógico que serán pocas dosis porque estos países no aportan muchos atletas a la competencia.
Hay que visibilizar el hecho de que China haya ofrecido sus vacunas, un primer prejuicio está en su calidad y credibilidad, no es algo normal que países potencia hayan decidido deslindarse por completo sobre su uso. Otro tinte político de estos nuevos JJOO está en el veto a los atletas rusos debido a cuestiones de dopaje, cuando éstos participen no podrán hacerlo usando su bandera e himno; por ahí se mencionó que la delegación de Rusia solicitó usar una canción con raíces en el régimen soviético para escucharse en las ceremonias de medallas pero inmediatamente fue denegada esta opción; el COI elude el inmiscuirse abiertamente en asuntos más allá de lo deportivos.
Pase lo que pase tal parece que el próximo verano se llevarán a cabo los JJOO Tokio 2020, a pesar de que ya es un año siguiente el nombre de la competencia no ha sufrido modificaciones, las fechas cambiaron pero por un momento se vislumbra que el tiempo se detuvo, será raro observar que el calendario marca 2021 y al prender el televisor se verán competencias que debieron suceder con anterioridad pero no; el pasado viviendo totalmente en el presente. Sin duda será un evento con diversas cosas para el análisis y no solo en lo deportivo, porque puede ser uno de los grandes experimentos para observar detalladamente ciertos estragos sociales a causa de la última pandemia.
Rueda el balón, rueda la vida.