Editorial

Fair play sinónimo de justicia social

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Los deportes son una de las claves dentro de la educación de cada uno de nosotros para aprender y enseñar los distintos aspectos de la justicia social.

 

Germán Vivían “Adamantio” / @GermanVivian
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Los deportes son una de las claves dentro de la educación de cada uno de nosotros para aprender y enseñar los distintos aspectos de la justicia social. Cualquier competición deportiva se enmarca no solo en el aspecto de ganar sino la trasmisión de valores éticos, es decir que ganar es el fin pero cuestionarse como hacerlo es el camino. Las actividades deportivas no solo nos permiten ponernos al límite de nuestras capacidades físicas con respecto a la actividad que estamos realizando sino que las capacidades morales también están presentes en esas actividades. Ya sea moralidad y ética individual o en equipo este acto es básico para ganar con fair play, la frase “lo importante no es ganar sino participar” es célebre entre el común de la gente pero… ¿somos capases de llevarla a cabo en cada competencia deportiva?

Si hablamos de competencia deportiva nos topamos con dos aristas diferentes. Una es la voluntad y el deseo de ganar hasta llegar a transformar ese deseo como primordial y estar dispuestos a transitar cualquier camino para conseguir esa victoria. Por la otra parte tenemos el pensamiento de que los resultados de esa competencia sean basados en algo justo y de igualdad de oportunidades para todos los participantes. Teniendo en cuenta que la primera opción deja permitido el ganar a cualquier costo, la segunda solo se limita la victoria a lo justo, y es la que relacionamos al fair play. El ser humano es competitivo por naturaleza pero hasta que punto podemos llegar para  conseguir la victoria y pisotear los derechos sociales de nuestro rival deportivo por demostrar ser mejores que él.

En la infancia el deporte es fundamental para trasmitir la enseñanza del juego limpio y justo pero la falta de políticas públicas hacen que este ejemplo se distorsione en el ganar a cualquier costo, nadie puede discrepar que el deporte es un derecho y una base para la enseñanza ética pero también nos puede ser contraproducente y si no se promueve las bondades de justicia igualitaria no podemos pretender que esos niños en un futuro apliquen la moral y la ética para la práctica de un deporte o de la vida en general. Estas actitudes las vemos en lo más ejemplar que hay para un niño, los mismos jugadores profesionales. Patadas, mordiscones, empujones, etc, son cotidianos en cualquier deporte y dejan ver la arista de ganar a cualquier costo sacándole el derecho social a los rivales de que sea una competencia justa para ambos.  Toda actividad de la vida cotidiana es una escuela para los niños y como adultos tenemos la obligación y ellos el derecho de aprender lo que corresponde a ética y moral y los deportes son una manera de tener mejores personas en el futuro, aprovechemos esa oportunidad de enseñar y a la vez aprender

 

Adamantio

Germán Vivían

Uruguay

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