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En Travesuras de la niña mala de Vargas Llosa, las mujeres actúan como vendedores y los hombres como compradores. Ser un objeto sexual es necesario para obtener el poder sexual, aplica como una travesura vital para generar cambios sociales propuestos.
Diana Villamarin P
dianitavp@outlook.com / sexualidad@inperfecto.com.mx
Es bien sabido que Mario Vargas Llosa quería hacer una novela que incluyera todos los géneros y la publicación de Travesuras de la niña mala coincidió con el festejo de sus sesenta años y muchos creen que es un poco autobiográfica, no sólo por mencionar el amor, el erotismo y el poder sexual expuesto en toda la obra sino también por compartir su perspectiva social en la que las mujeres inteligentes calculan rápido el valor de un hombre y así tienen todo el poder en su mano pero sólo en tal caso que tienen cualidades necesarias, es decir la belleza y el encanto.
De la misma manera se puede afirmar que los hombres sin recursos económicos o con el estatus alto no tienen poder con las mujeres.
En otras palabras, la niña mala tiene el trauma de la pobreza extrema de su vida y por eso tiene un ansia interminable por obtener dinero y poder a cualquier precio, también un incontrolable deseo por vivir en condiciones mejores, la empuja a pretender matrimonio con los hombres adinerados, cueste lo que cueste.
Al observar la personalidad de la niña mala, se vio que fue muy decidida para avanzar hacia sus propósitos, a medida que leemos su transformación, disfrutamos de sus decisiones, frases precisas sobre sus deseos, y las descripciones de sus momentos pasionales generan excitación, fantasías a tal punto que no es difícil identificarse con sus modos de solucionar cada imprevisto aunque su valor sea mayor y ella sepa correr muy bien los riesgos aunque el éxito no trajo felicidad y sólo momentáneamente satisfacción ya que la vida de lujo no podía dar todo lo que quería y tampoco podía satisfacerla.
Ricardo por su parte, está cautivado de este amor obsesivo y no encuentra otro sentido en su vida ni otro objeto de amor, es un hombre bueno y romántico. Le interesa leer y estudiar, no sueña una vida emocionante ni tener más propiedades. Le interesan los valores mentales y espirituales. Es un hombre moderno que quiere ser igual a su mujer. Ricardo tiene el género convencional.
De allí que ésta sea una novela de amor actual, de erotismo, con encuentros, separaciones, sufrimientos, engaños, entrega, y también mucha verdad.
Y es que la idea de novela para Vargas Llosa es «la experiencia totalizadora de la condición humana». «El amor es una experiencia muy compleja, un sentimiento compartido pero a la vez muy personal. Es algo muy íntimo que cada uno lo expresa de una manera y que tiene que ver con la personalidad de cada uno. Pero es una experiencia compartida porque todos los seres humanos han sido profundamente afectados, trastornados o enriquecidos por el amor», dice.