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Después de un largo exilio de paises, León Trotsky llegó a México el 9 de enero de 1937, siendo que el Gobierno de Cárdenas fue el único que le dio asilo político
Marto GoAg / @MartoGoAg
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Debido a una pelea entre Stalin y Trotsky, él salió exiliado de su nación, sin embargo, a pesar de que encontró asilo en algunos lugares como Noruega, sin embargo la persecución política era algo con lo que debía lidiar mucho tiempo.
En México habian muchos partidarios de Trotsky decidieron buscar la manera de poder salvaguardar la figura de este revolucionario, así que de mano del aclamado pintor Diego Rivera, le solicitaron el presidente Lázaro Cárdenas el asilo político correspondiente, algo que podría ser peligroso, ya que Rusia había ordenado la deportación de Trotsky a cualquier pais que llegara, paises como Estados Unidos le negaron el paso.
Diego Rivera era un gran admirador del político ruso, y utilizando su cercanía con el general Francisco J. Múgica, hombre de confianza del presidente, y gracias a su reputación artística, lograron jugar a favor de Trotsky, cosa que los asesores del mandatario no vieron con buenos ojos, ya que lo consideraban un ruso “escandaloso”, representando un peligro para las bases de este México post-revolucionario.
Fue entonces que el 7 de diciembre de 1936 se oficializó la resolución del gobierno mediante los medios impresos, lo cual ocasionó que México se volviera una tendencia mundial, por el hecho de dar cobijo al hombre que era buscado por Stalin, así que de esa manera, se embarcaron Trotsky y su esposa Natalia de Noruega ha Tampico, llegando el 9 de enero de 1937, en donde Frida Kahlo los recibiría.
El 11 de enero, llegó Trotsky y su esposa a la estación Lechería en la capital de la República, donde se sorprendieron al ver la cantidad de personas que fueron a recibirlos, siendo los grupos de obreros los más grandes entre ellos.
A pesar de que una de las condiciones de que Trotsky pudiera vivir en México era que no interviniera en la política mexicana, lo cumplio de manera “oficial”, sin embargo, debido a que era su pasión, en su vida privada militaba bajo pseudónimos, y no obstante estudiaba la realidad de la política Latinoamericana, escribiendo libros, además de terminar los preparativos en torno a la fundación de la Cuarta Internacional.
