#InPerfecciones
Lo más serio de la “Nueva Normalidad” radica nuevamente en el mensaje que López Obrador lanza como señuelo para captar la atención sobre el.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
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Curioso fue el lanzamiento de la campaña “Respira… Y cuenta hasta diez” para mitigar los índices de violencia intrafamiliar, empezando por la curiosa negación del Presidente sobre este tema, porque bajo su muy particular punto de vista y como parte de su célebre máxima “la pandemia nos vino como anillo al dedo”, López Obrador ha dicho que si de algo ha servido el confinamiento es para acercar a las familias, aspecto que definitivamente nos deja muy claro que el Presidente vaya que conoce al pueblo como para esgrimir una declaración de ese tamaño, y lo cierto es que esa ventaja que encontró en la desventura le ayudó a pasar a segundo plano el tema de inseguridad y violencia en el país, esa es habilidad de la buena.
Por otro lado, irónicamente a López Obrador solo le hacía falta contar hasta diez para salir disparado de Palacio Nacional para seguir haciendo campaña, pasándose el color rojo del semáforo epidemiológico por el arco de su Cuarta Transformación, y curiosamente también, justo para en el arranque de su “Nueva Normalidad” solo hacía falta contar hasta 10,000 defunciones -10,167 para ser exactos- por la pandemia de COVID-19, en definitiva tenemos que admitir tambien que el pulso de ese tiempo el Presidente lo maneja extraordinariamente a su favor.
El Presidente sorprende por su capacidad al estilo Houdini para escapar de situaciones comprometedoras, recordemos la marcha feminista del pasado 8 de marzo, porque para cuando las “hordas” femeninas, golpistas y conservadoras llegaron a las puertas de Palacio Nacional, López Obrador se encontraba literal “echando rostro” en Zacatecas, y bueno, el pasado domingo 31 de mayo no fue la excepción, porque ante la llegada inminente de la caravana de automovilistas que pasaron frente a Palacio a dejarle bonitos recordatorios maternos, pues el Presidente no pretendía alterar su agenda política por atender a los manifestantes.
Lo más serio de la “Nueva Normalidad” radica nuevamente en el mensaje que López Obrador lanza como señuelo para captar la atención sobre el, sobre el personaje que necesita estar en el centro de la discusión, pero que arrastra a fanáticos, desesperados y uno que otro ingenuo a salir a las calles a tratar de recuperar la “Normalidad” de sus finanzas personales que se avizora sumamente precaria, y pues ya ni que decir sobre la irresponsabilidad de no utilizar el cubrebocas durante los actos oficiales, pero eso no debe sorprendernos si ya sabemos que su “fuerza moral” lo ha inmunizado como lo ha explicado en su momento la estrella de la pandemia, es decir, el Subsecretario Hugo López Gatell.
Minimizar el semáforo rojo, las medidas sanitarias, la inseguridad y la violencia, nos habla de una osadía muy de la 4T, que está jugando con fuego mientras se encuentra empapada de gasolina ya que si al final del mes de junio se presenta un repunte que obligue a parar nuevamente todo, es probable que pasemos de los claxonazos a los enfrentamientos, pero en fin, lo importante es sacarle provecho a la propaganda.