#InPerfecciones
“Puedes gritar, puedes llorar, pero no te rindas.”
Maikel Ansted Hoffmann / @AnstedM
maikel.ansted@inperfecto.com.mx / maikel.ansted.hoff@gmail.com
Es un hecho que quien no ha pasado y sufrido la experiencia de la derrota, no ha tenido el honor de la lucha. Esta frase, así como se aplica a la vida de cada hombre en particular, puede y debe aplicarse a la vida de las naciones. Cierto es que nos ha tocado un momento histórico: la pandemia del COVID-19, momentos difíciles y que nuestros problemas, lejos de terminarse, van en aumento. Lo anterior es indicativo de que continuamos en la lucha y que debemos prepararnos para adquirir un espíritu que no se doblegue ante las dificultades, sino que continúe en pie por mas derrotas que pueda sufrir.
Somos un país que cuenta con muchísimos recursos naturales, también, nos gusta asistir a eventos espectaculares como conciertos o eventos deportivos, pero la esencia deberían ser las personas, los recursos humanos, es decir, nosotros. Sin embargo, al mismo tiempo contamos con defectos que personas de las ramas de humanidades: filósofos, sociólogos, psicólogos, antropólogos, señalan, pero no pueden explicar: el espíritu de derrota.
He escuchado decir a diversos filósofos: “¿Para que luchar si los problemas son más fuertes que nosotros?” La falla está en que el ánimo nos desgasta como lo haría el alcohol o las drogas, nos sentimos derrotados antes de la competencia, antes de poner “manos a la obra”.
Muchas personas se acordarán de las imágenes que, sobre todo, el cine norteamericano presenta sobre los gladiadores en la época de la Roma de los césares. Aquellos hombres, esclavos en su mayoría, salían a la arena para luchar por su vida, la cual dependía en última instancia, de la voluntad del emperador o de su representante. En México, antes de la conquista de los españoles, existían juegos similares en los cuales al perdedor le costaba la vida. Ahora, afortunadamente, el resultado es distinto, sólo se pierde un partido o una competencia, ¡simplemente el juego!
Puede resultar difícil, aunque no imposible, tratar de aplicar esa experiencia a la actualidad de nuestra vida cotidiana y a nuestros problemas concretos, aunque la esencia sea la misma. “Lo importante no es ganar, sino competir”, aquel proverbio nos señala un camino.
El momento histórico que estamos pasando, literalmente todo el mundo, nos ofrece la perspectiva de la esperanza. Es un poco como la espada que pende sobre nuestras cabezas, sostenida tan solo por un hilo demasiado frágil, pero muy valioso. Sabemos, si estamos conscientes de la crisis, que podemos mantener firme ese hilo y que se resume en el concepto de “Espíritu de Lucha”. En efecto, resultaría absurdo negar que estamos en problemas, pero más absurdo y peligroso resulta abandonarnos a la incapacidad de reaccionar, a la cual, los seres humanos somos muy propensos.
La pregunta fundamental es ¿estamos derrotados? Siendo honestos, admitamos que nos ha ido mal en algunos aspectos, que muchos de nosotros, por diversas circunstancias, hemos estado a nada de tirar la toalla definitivamente, pero el buen luchador es el que se levanta mil veces más una. Estoy consciente de la dificultad que implica el seguir de pie cuando todo parece salir mal, cuando el destino nos es adverso, pero en ello se encuentra la grandeza del hombre: luchar hasta el último momento de su vida.
La vida no se nos da gratuitamente, hay que ganarla día a día, ahora confinados en familia, después de la cuarentena en el trabajo presencial, con los amigos, etc. Nuestra responsabilidad es demasiado grande para desperdiciarla.
Tenemos en nuestras manos el destino propio, y para los padres y madres de familia, el de sus hijos. Si no podemos cambiar nuestra realidad en su totalidad, al menos luchemos para lograrlo. Es preferible que digan de nosotros que perdimos la vida luchando y no lo contrario.
Debemos tener viva la esperanza, como dijo en la mitología griega, Prometeo: “la esperanza es lo último que se pierde”
Te dejo el mito de la caja de Pandora https://www.uv.es/jmolina/leyenda.html
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Saludos, un abrazo virtual, mucha esperanza y paciencia.
#YoMeQuedoEnCasa