Editorial

DESDÉN, SIMPLE DESDÉN.

#InPerfecciones
La realidad es que no se puede cambiar algo que no existe, quizá el ímpetu con el que Sicilia redacta la misiva tiene la virtud del optimismo

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Querido Presidente, así arranca la tercer misiva que Javier Sicilia líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad dirigió al Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que de manera por demás gentil le informa que saldrá de nuevo a caminar para “cobrarte el cheque que nos debes”. Todo esto en el marco de una dura crítica a la estrategia de seguridad implementada por el Gobierno que no termina por cuajar. Sicilia se remonta al tiempo de campaña en el que la promesa fue hacer de la paz y la justicia parte fundamental de la agenda de Gobierno, promesa que ha sido incumplida ante el evidente estado de violencia en el que el país se encuentra inmerso.

 

Cambiar la estrategia de seguridad es la propuesta de Javier Sicilia, dejar atrás la polarización y el gradualismo que se ha implementado como plataforma para terminar pidiendo paciencia, sin embargo, Sicilia señala que “ya no hay tiempo” ante la cifra alarmante de 30,000 asesinados que se suman a la los miles de asesinados de otras administraciones. En términos generales, la misiva expone que los resultados en materia de seguridad no están ni tantito cerca de lo ofrecido.

 

¿La respuesta del Presidente?, desdén, flojera, desinterés a la exigencia que representa la exigencia de muchos, y que termina por demostrar que el constructo de la reconciliación con el que López Obrador atiborró sus discursos de campaña como parte de la solución a lo que llamó una fallida estrategia de seguridad de las pasadas administraciones, terminó por ser el relleno discursivo y demagógico con el que endulzo los oídos de quienes convencidos –militantes y optimistas- acudieron a votar por el, y que en una respuesta muy desafortunada señala que no habrá de cambiar la estrategia para  regresar a lo mismo.

 

La realidad es que no se puede cambiar algo que no existe, quizá el ímpetu con el que Sicilia redacta la misiva tiene la virtud del optimismo al pedir cuentas de algo que es cualquier cosa menos una estrategia de seguridad, es quizá un pacto, una justificación, etc. pero no tiene los elementos suficientes para ser una estrategia. Ante la exigencia, el Presidente asume –y asegura- que lo que se le pide es que se regrese a la confrontación al crimen organizado con operativos que terminan en escandalosas sangrías como efectivamente se dieron en pasadas administraciones, sin embargo, lo que ha tenido a bien implementar junto con Alfonso Durazo no ha dejado de arrojar como resultado las escandalosas sangrías a las que no está dispuesto a regresar según versan sus declaraciones.

 

Los altibajos que presenta el discurso del Presidente en materia de seguridad oscilan entre su muy peculiar idea de estrategia y lo que ha suscrito como una exigencia de los conservadores que desean que todo siga igual, sin embargo, aunque de manera objetiva toda la responsabilidad sobre como se implementa la seguridad no debe recaer sobre la figura presidencial, lo que ha hecho es salir al encuentro de la crítica con desdén y arrogancia, jactándose de tener la panacea del cambio y haciendo caso omiso a peticiones y recomendaciones que se atrevan a cuestionarlo. Definitivamente queda en la mesa que el fin justifica los medios, y el medio para imponer ideología antes que soluciones tiene al país detenido y debatiéndose entre insultos y justificaciones.

 

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