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Trabajo infantil, condenado por la ley, normalizado por la sociedad.

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No importa que existan miles de leyes, o que existan miles de organizaciones si la sociedad se encarga de normalizar el trabajo infantil, la indiferencia ante este problema tampoco ayuda, lo cual es el principal problema.

 

 

Marto GoAg / @MartoGoAg
martogoageek@inperfecto.com.mx

 

 

Febrero del 2016, en ese entonces Ernesto Nemer, el subsecretario de Desarrollo de México publico en Twitter lo siguiente:

 

 

Twitter ardió en llamas en contra de Ernesto Nemer, a lo cual el subsecretario elimino el tweet de inmediato, sin embargo, este es un ejemplo del mayor problema que enfrenta este problema llamado “Trabajo Infantil”, la normalización.

Sin duda alguna, existen muchos problemas que tiene el trabajo infantil, pero el más grande que puede enfrentar es la normalización y la indiferencia en este problema, ya que aunque parezca que no, este tema es normalizado por la sociedad, solo basta ver el panorama del Trabajo Infantil.

Para empezar, este problema es visible en las zonas urbanizadas, sin embargo, estas zonas son las que cuentan con un poco mas de atención, están las instituciones gubernamentales, así como las que no lo son, y esto se ve en un estudio de Jesús Rubio, profesor de El Colegio de la Frontera Norte, el cual colaboro con este dato en el diario EL PAÍS, en donde dice que en zonas urbanizadas el trabajo infantil afecta a solo el 6% de los infantes, sin embargo en zonas menos urbanizadas se dispara la taza hasta en un 10%.

En el 2013, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) dio a conocer una cifra alarmante,  la opinión pública acerca del trabajo infantil, la cual está normalizada en un 53% de la población total, en donde no se percibe aspectos de explotación en el desempeño de estas actividades, hablamos de poco más de la mitad del país, no obstante, el 77% de la población prefiere que los niños trabajen a que delincan y aunque estas cifras fueron dadas en el 2013, parecen ser que aun siguen vigentes.

Casos como el de Ernesto Nemer no son nuevos, cuántos niños podemos ver trabajando en zonas metropolitanas, en el caso de la CDMX, es natural ver a niños con cajas de dulces, cigarros o con una franela en las avenidas con tráfico, es natural ver a niños vendiendo dulces en Coyoacán, o tan simple como ver niños cantando en el metro o en las calles del Centro Histórico.

Esto empeora en las zonas menos urbanizadas, solo hace falta salir a los estados y comprobar esto, especialmente en el sur de México, en donde están los estados más pobres de nuestra nación, como Oaxaca y Chiapas, en donde el trabajo de los niños es algo que no sorprende a la población.

La normalización y la indiferencia acerca del trabajo infantil es un gran problema, porque sin importar que existan miles de leyes donde condenen de manera frenética este problema o aunque existan miles de ONG que trabajen en contra del trabajo infantil, si la población ve normal este problema, la solución es un evento que será imposible de ver.

 

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