#InPerfecciones
El tiempo pasa, y las disculpas son las mismas, la expectativa aparentemente no ha cambiado pero la paciencia se agota.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
¿Cuánto tiempo se necesita para dar resultados? Es una pregunta válida, pensando que es una pregunta que se viene haciendo después de haber cumplido cien días de gobierno de la nueva administración, sobre todo cuando ante el cuestionamiento la respuesta gira en torno a una misma condicionante que siempre tiene que ver con las condiciones en las que la administración anterior dejó al país.
Lo interesante es que lejos de pensar de manera empática sobre la cantidad de cosas terribles a las que se tiene que enfrentar la actual administración para limpiar el “cochinero” que les dejaron, la reflexión –personal- es –como en otras ocasiones- si todos esos “desertores” de otros barcos políticos que huyeron a MORENA en búsqueda de la supervivencia no tenían ni la más remota idea de ese “cochinero” al que se iba a enfrentar la “bula” “gobiernomorenista”, incluso el mismo Andrés Manuel López Obrador que durante los actos de transición se le vio muy sonriente y de la mano de Peña Nieto al que solamente durante la toma de protesta le dedicó algunas palabras fuertes de su discurso.
Ahora ante cualquier cuestionamiento, el escudo de justificación son las pésimas condiciones a las que tienen que hacer frente, como el caso de la violencia e inseguridad, con el que cada que se puede el Presidente hace mención sobre la mafia del poder, los conservadores, etc. que no quieren que las cosas cambien, sin embargo sobre el tema de seguridad, sus datos son diferentes, la percepción de los acontecimientos son de otra índole y el cambio de discurso es totalmente tangible como el caso de la “Guardia Militar”.
Ahora bien, si la queja sobre las condiciones en las que se encuentra el país –porque en materia de seguridad no ha mejorado- es tan compleja y dura como arengan López Obrador Y MORENA, y además como sostienen que ellos saben quienes fueron los culpables, entonces ¿por qué no hay ningún proceso abierto contra los ex presidentes, o ex funcionarios, o ex correligionarios?. La respuesta parece simple, a los “amigos no se les toca”, los pactos de impunidad son muy claros, y es preferible inventar un enemigo personificado por un adjetivo al cual se le puede convertir sin remordimiento en el causante de todos los males, esos causantes que en administraciones anteriores se dijo que se tenían nombres y apellidos y montañas de pruebas en su contra, pero que con el paso del tiempo, ni denuncias, ni pruebas, ni procesos, pero eso si, mucha demagogia, mucho discurso ofreciendo justicia por encima de la ley si es necesario.
Nos encontramos ante un momento determinante donde el tiempo ya no es tan poquito para entregar resultados, y la cantaleta sigue en el mismo tono, la paciencia se agota y la expectativa está al borde de romper miles de corazones confiados en la 4T.