#InPerfecciones
El regreso de la maestra Elba Esther Gordillo a la escena política sazona el conflicto magisterial. Se vienen tiempos complicados.
Carlos Rosas C / @CarlosRosas_C
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Durante los años dorados del régimen priista, las organizaciones sindicales formaron parte de la columna vertebral del apoyo gremial hacia el partido oficial, los discursos y movilizaciones se convirtieron en la parafernalia cotidiana de la que echaba mano el gobierno para nunca aparecer solo en la escena política y desde luego dar ese mensaje “revolucionario” siempre apegado a las bases trabajadoras en búsqueda constante del progreso nacional, en fin, la teatralidad sindical al servicio de la política aunque sus bases se encontraran en condiciones deplorables y totalmente controladas por los líderes charros más a manera de esbirros que de representantes de los intereses laborales de los trabajadores.
Los derechos laborales en México también forman parte de esa deuda histórica que no se logra terminar de pagar por encontrarse totalmente supeditada a los intereses políticos y a los intereses económicos ya que las cuotas sindicales representan una mina de oro que le hace “ojitos” a cualquier líder o político que siempre se encuentra en búsqueda de nuevas oportunidades para obtener el máximo de dividendos por el mínimo de esfuerzo generalmente a costa de los trabajadores agremiados.
El extraño caso de la ex lideresa de Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación -SNTE- ha sido un fenómeno de una potencia que sorprende a propios y extraños. El poder que ejerció la maestra Elba Esther Gordillo al frente del sindicato durante los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón parecieron terminar cuando sorpresivamente al llegar Enrique Peña Nieto a la presidencia, la hora de pagar por la traición de alinearse con gobiernos panistas traicionando la formación en las altas esferas priistas había llegado, casi un sexenio en la cárcel acusada de delincuencia organizada y lavado de dinero fueron el manotazo en la mesa que el gobierno de Peña le impuso a la maestra como escarnio del cual pocos creyeron que saldría gracias a una serie de eventos en los que supuestamente la salud de la maestra se vio muy comprometida.
El caso es que de toda aquella telenovela, casi para terminar el sexenio de Enrique Peña, la maestra resulta exonerada de todos los cargos que se le imputaban y su salud ha vuelto milagrosamente, los asuntos de la política parecen pintarle de maravilla, y ha levantado la mano para recordar que ha regresado por lo que considera siempre ha sido suyo y que le trajo tantas alegrías –la dirigencia del sindicato-. Y en el marco de la reforma educativa en el que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ha sido opositora a dicha reforma por considerarla contraria a los intereses de los trabajadores, ahora se suma la presencia de Elba Esther Gordillo, aspecto que se suma también a la complejidad de la abrogación y propuesta de dicha reforma educativa.
La lucha de poder que ha quedado de manifiesto entre el Gobierno Federal, el SNTE y la CNTE se encuentra a un tris de convertirse en una reyerta callejera que deja muy claro que el tema no es precisamente la calidad de los contenidos educativos, y de lo que tanto se han llenado la boca a manera de protesta exponiendo que la reforma educativa tiene un carácter meramente laboral, resulta que la búsqueda por el control y las prerrogativas de la reforma, se basan en lo meramente laboral. El montaje de la caída y regreso de la maestra Elba Esther Gordillo, la cerrazón de la CNTE y el jaloneo con el Gobierno Federal terminaran por empantanarse y dejar en el limbo el terrible nivel de la educación en México, pero eso si, con los mismos actores en eterna lucha que no resuelve nada y que solo le echa al saco del anquilosado sindicalismo mexicano pura demagogia e intereses muy particulares de personajes y grupos partidistas.