#InPerfecciones
Si las intenciones son buenas o no, es lo de menos, pero las justificaciones que derivan de omisiones únicamente dan risa en el mejor de los casos.
Carlos Rosas C.
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Desafortunadamente las referencias de la tradición oral en México gozan –en detrimento de algunos- no solo de un amplio sentido de la experiencia y sabiduría, nadie escapa a su designio sea la situación que sea, el caso es que si ya te han reconvenido con alguno de estos versos o dichos, más vale que sea considerado para no hacer el ridículo en el terreno de la vida.
Y eso de que “en casa del jabonero el que no cae, resbala” aplica por su hilarante imagen, y aunque estoy seguro que no soy el primero que lo señala, me resulta ininteligible que ante la ultra vigilancia que se tiene sobre el desempeño de la administración en curso liderada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se cometan “errores” del calibre de no haber declarado propiedades para posteriormente caer en el “enredijo” de querer justificar los motivos de aquella acción que por más que expliquen, pues el daño está hecho y una cascada de sospecha, especulación se vuelca sobre los servidores públicos y su administración.
Aquí es donde aplica aquel dicho de “estar viendo y no ver”, que “la niña es risueña y le hacen cosquillas”, porque la realidad es que ésta “ultra vigilancia” que medios de comunicación, propios y extraños se encuentran haciendo literalmente ha caído en una persecución al puro estilo de los “paparazzi” de la farándula que toman y dan fe hasta del metraje de papel higiénico que se usa en el W.C. Y lo cierto es que para quienes defienden los mecanismos democráticos con especial fervor, estimarán sano que la vigilancia del desempeño de los servidores públicos se de, lo que ya no está pareciendo tan sano es “ver la tormenta y no hincarse”, y ponerse de a pechito cometiendo “errores” u “omisiones” que en el momento que vean la luz se convertirán en un escándalo donde lo menos que habrá de sugerirse es la baja calidad moral de la que tanto se presume –dime de que presumes y te diré de que adoleces-.
En su momento, las faltas cometidas por personajes o administraciones pasadas fueron causa de burla e incluso indignación para algunos de los ahora integrantes del partido en el poder, levantaron la mano y la voz exigiendo respeto y justicia o en su defecto mostrando sus dotes de sarcasmo. Ahora el silencio y la justificación vienen por delante, las explicaciones que en lugar de aclarar generan mas sospecha. La inexperiencia no justifica la impericia o el ocultamiento, pero sería mucho peor que estas “omisiones” fueran premeditadas para navegar con bandera de inocentes, aspecto que parece no aplicar, y mucho menos ante la nueva moral que presume de experiencia y honorabilidad, ya que una de las premisas de la cuarta transformación es “no mentir”, o al menos esa es la pretención
#InPerfecto