#InPerfecciones
El Canciller Marcelo Ebrard no solo es capaz de fingir demencia, no, también es capaz de hacer gala de indignidad al presentarse a la firma de T-MEC.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
“Con todo respeto, México está pagando por le muro”, fue una de las frases que el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump de manera por demás burlona y desde luego que como parte de un discurso de campaña colgó en el escenario político internacional, ese particular estilo con el que le gusta y que el Gobierno de México le ha permitido humillar a quien se le pone enfrente con tal de conseguir lo que por capricho considera es bueno para los negocios gringos.
No obstante, queda claro que no es parte de la estrategia del Gobierno mexicano ni engancharse y mucho menos fijar una postura que pudiera afectar el ánimo del Presidente Trump que tiene muy bien medidos al Canciller Marcelo Ebrard y obviamente al Presidente López Obrador a quien cada vez que puede lo llama amigo y no deja de elogiar por su “magnifica” labor como presidente, sin embargo, podemos advertir que tanta lisonja no es más que una burla disfrazada que utiliza el magnate gringo para hacer alarde de control de la situación.
Y es notable que tiene el control de la situación cuando a pesar de las declaraciones que hicieron “enchilar” a más de uno, tal parece que con tal de poder alardear sobre un logro de talla internacional, el Canciller Marcelo Ebrard no solo es capaz de fingir demencia, no, también es capaz de hacer gala de indignidad al presentarse a la firma de T-MEC para salir en la foto que representó otro acto de campaña para Donald Trump, y en el que nuevamente hace mención de esa labor tan “efectiva” que está haciendo México en materia migratoria, de modo que ha quedado muy claro –lejos de la firma del acuerdo económico- que la sumisión y dependencia económica que México tiene hacia Estados Unidos tiene un peso específico tan grande como para dejar de lado toda esa postura ridículamente nacionalista con la que pretende el Presidente López Obrador y Marcelo Ebrard hacernos creer que sus actos tienen una validez totalmente digna ante la altivez gringa personificada por Trump.
Como siempre el señor Trump durante el acto de campaña que se complementó con la firma del T-MEC, utiliza palabras “domingueras” que elogian la supuesta fortaleza del tratado, aunque resulta evidente que el costo para México va más allá de lo que seguramente y en su momento saldrá a la luz por no haber leído la “letra chiquita” del contrato; el costo es en materia de imagen, ya que México ha pasado de ser un país tradicionalmente “amigo” a ser un ente servil de un Presidente caprichoso e iracundo, pero cabe analizar –en otro momento- si entre presidentes caprichosos se entienden y terminan pactando tratados muy neoliberales en medio de toda una farsa política en la que los ganadores –como siempre- no serán los más desposeídos.