#Editorial
MINUTO 35 PRIMER TIEMPO
Carlos Rosas C.
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Y llegó el día y la hora de la verdad, cuando el momento de demostrar de que estamos hechos los mexicanos justo como en infinidad de otras ocasiones en que no precisamente nos hemos enfrentado a los alemanes pero si a nosotros mismos, sin embargo es interesante hacer la reflexión sobre como es que no hay personaje o conjunto público que no se encuentre en deuda ya sea con aficionados, electores gobernados, etc.
Si es cierto que el ambiente el pasado domingo 17 de junio –día del padre por cierto- desde temprano era algo así como agridulce porque resulta que a la selección de futbol no se le deja de ver en las buenas, en las malas y en las peores aunque abunden las pésimas. Ya todo el mundo corriendo para desayunar para que el coraje de los dos o tres goles en contra antes del segundo tiempo no agarrara a nadie con la panza vacía, y ya con todo dispuesto después de chutarse el previo al partido donde los comentaristas hacen sus pronósticos con las estadísticas en contra del orgullo nacional que “tantas” alegrías ha dado a lo largo de la historia de los mundiales.
El Himno Nacional Mexicano como siempre una belleza que enchina la piel y durante el cual propios y extraños se abrazan como símbolo de la unidad nacional en apoyo de la oncena mexicana que todo mundo observa como res en camino al matadero esperando quizá un poco de misericordia y que no haya mucho regadero de sangre, y aun así ya sea por morbo o por esperanza nadie se mueve de sus lugares.
Los conocedores de la táctica futbolera y de la marca por zonas comienzan a ver como extrañamente la selección mexicana ha dejado en otro lugar el temor y la falta de ideas dentro del rectángulo verde para quitarle el esférico a la selección teutona y empezar a hacerlo pasar aceite sin el menor recato. Todos corren, todos hacen sus coberturas correctamente, nadie tiene miedo, nadie se distrae y la sorpresa es tan grande que es muy probable que alguien haya pensado que hubo un error antes del partido y que alguien intencionalmente hizo un cambio de uniformes.
Minuto 35 primer tiempo, Lozano hace un recorte en el área con precisión milimétrica y termina una jugada que se hilvanó desde la media cancha con un tiro al ángulo inferior derecho de la portería de Manuel Neuer y el estadio en Luzhniki se estremece con el grito de gol que sorprende a todos por la calidad y el momento que pasa el partido, aunque no fuera la primera vez que México estuviera arriba en un marcador contra Alemania, pero para lo presupuestado esto si nadie se lo esperaba. Con el paso de los minutos y la llegada del segundo tiempo, el partido se va diluyendo y los ánimos Teutones van menguando ante la falta de precisión y las correctas intervenciones de todo el cuadro bajo nacional, al final cuando el silbante da por terminado el partido la sensación es extraña, hay lagrimas, jubilo, abrazos, gritos, etc. y nadie lo puede creer, el momento es histórico en copas del mundo.
La mañana del lunes 18 de junio los principales periódicos dan cuenta de la hazaña mundialista, sin embargo hay cierto dejo de aburrimiento, cierto dejo de inenarrable realidad que carece de fantasía y tiene mucho de maledicencia. Efectivamente no es malo ver el futbol en domingo si eso nos hace felices, lo malo es que en el comparativo de las actividades a las que nos reunimos en una bien podemos discernir de las alineaciones pero llegar a un consenso si hay el partido fue bueno, pero en la otra actividad donde hay que votar y hay que soportar un protocolo “democrático” tan desgastado la opinión ni será tan fluida ni tan entusiasta.
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