#InPerfecciones
“Si contribuimos a que los políticos sólo vean los distintos cargos como escaleras para un mejor puesto, estaremos dando la estocada final a un país que no deja de sangrar”.
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
En un partido de fútbol, dos equipos de segunda división se disputan el campeonato de la liga. Los nervios a flor de piel y la mirada clavada en la pelota. El nuevo DT aparece en pantalla, es apenas su cuarto partido al mando del club y este no ha hecho más que perder desde su llegada. Repentinamente, el entrenador camina despreocupado fuera de la zona técnica y se va, desvaneciéndose mientras se dirige a los vestidores. El partido se pierde, el campeonato queda en manos de un odiado rival y los aficionados estallan de ira por tremendo fracaso. Días después, el desertor aparece en las noticias como nuevo fichaje de un club de primera división en el que gozará, seguramente, de mayor prestigio que en su anterior equipo. Una historia triste y molesta, sin duda.
¡Qué descaro! ¿Tú, qué pensarías de esto?
Una de las tantas promesas de López Obrador rumbo a la presidencia fue trabajar en la educación de nuestro país; en su constante mejora y en todo aquello que para esta significara progreso. México debía fortalecer el ámbito educativo y hacer lo posible para que los niños y jóvenes del país tuvieran un futuro prometedor y de mayor prosperidad. ¿Qué ha pasado desde entonces?
La SEP ha cambiado ya tres veces de titular en lo que va del sexenio de López Obrador. La pandemia dañó de manera cruel y grave a la educación en nuestro país. Se estima que los niños a raíz de este acontecimiento, perdieron entre 1.3 y 2.1 años de aprendizaje, sin mencionar que, más de 800, 000 no se inscribieron de nuevo a la escuela básica. La falta de compromiso de este gobierno es clara teniendo en cuenta que el gasto educativo se redujo 1.3% de 2019 a 2021, decisión que pocos países han tomado ante la crisis, dando paso a la catástrofe educativa que hoy presenciamos. La falta de planificación y políticas públicas funcionales en este sector han hecho que niños y jóvenes de todo el país se vean afectados irremediablemente. Aún así, hay algo que yo sigo sin poder comprender. Delfina Gómez Álvarez, quien fuera titular de la secretaría, y en gran medida responsable de este fracaso educativo, es ahora felizmente, candidata a la gubernatura del Estado de México (EDOMEX).
Vaya que Delfina es todo un personaje, ya que además de su cuestionable administración de la SEP, también ha tenido una gran cantidad de escándalos que dejan al descubierto su estrecha relación con la corrupción y el engaño. Mientras era alcaldesa de Texcoco, pidió un “diezmo” a trabajadores del ayuntamiento para desviar este dinero –12.9 millones de pesos según la Unidad de Fiscalización del INE–, al Grupo de Acción Política, el cual no era más que la excusa perfecta para destinar todo lo recaudado al partido de Morena. De igual forma, parte de los recursos serían utilizados para su campaña como diputada federal.
A pesar de las investigaciones que se han llevado a cabo, los datos recolectados, las declaraciones del TEPJF –encargado de resolver controversias en materia electoral–, y la multa por parte del INE a Morena, los aduladores de la Cuarta Transformación y de sus personajes, defienden incondicionalmente a Delfina, asegurando que la culpa es toda del INE, aun cuando ya fuimos espectadores de lo que pasa cuando en unas elecciones no se tiene a un árbitro como este.
En fin, una vez más caemos en fanatismos y somos testigos de las medallas que les damos a los que menos las merecen. Delfina Gómez es un claro ejemplo de ello. Es verdaderamente irrisorio y sin sentido apoyar a una funcionaria que ha cometido delitos y ha demostrado no tener tan siquiera una pizca de interés por el pueblo, sólo por el dinero y el poder. Una consentida del oficialismo y leal a los que le convienen.
Después de todo esto, no puedo describir su destape como candidata al EDOMEX mas que como una cínica aberración de la administración de López Obrador. Es auténtico motivo de enojo y frustración el que una persona que ha dejado en la ruina a miles de estudiantes y poco le ha importado desempeñar de manera correcta su labor, sea ahora una de las favoritas para liderar un estado tan importante como lo es el Estado de México. Es lamentable que periodistas, políticos, pero sobre todo ciudadanos defienden a una persona con nula integridad moral y que ante sus errores no hace más que mentir y manipular con tal de no reconocerlos.
El escenario que se vivirá en 2023 será clave para la sucesión presidencial. El bastión por excelencia del PRI podrá caer ante las manos de Morena, lo cual sería, indudablemente, una de sus más grandes derrotas, pero sobre todo, dada la sumisión que ha mostrado Alfredo del Mazo ante el titular del Ejecutivo por los escándalos su no tan agradable cuenta en Andorra, la disputa por el EDOMEX deja una infinidad de dudas, y ciertamente, un panorama poco favorable para la oposición.
Si lo que se quiere es combatir a una fuerza política tan poderosa como lo es Morena, no se deben dejar de lado las alianzas como la de Va X México. El PAN cometió un error terrible al destapar como candidato a Enrique Vargas, pues resta considerablemente la posibilidad de ganar en las elecciones por venir, sobre todo cuando en ese estado, la fuerza predominante la encabeza el PRI.
Es indignante que en un país tan necesitado de cambios y acciones contundentes, los candidatos sean funcionarios que no sólo han cometido delitos graves y no reconocen tan siquiera su culpabilidad, sino que también han tenido un pésimo manejo de los puestos los cuales han encabezado y han afectado a muchos que son inocentes de las atrocidades políticas que se viven día con día.
Deben tomarse medidas drásticas ante el mal manejo de un Secretario de Estado y de cualquier otro servidor público, prohibiendo aspiraciones posteriores sin haber tan siquiera culminado su mandato. Deben establecerse requisitos justos y más estrictos para los aspirantes a candidatos de una entidad federativa o de cualquier cargo público. Deben existir lineamientos para asegurarse de que personas con antecedentes de corrupción o cualquier actividad ilícita, no encabecen dichos puestos mediante órganos e instituciones que puedan llevar a cabo tal propósito.
En fin, es triste ver que no vivimos en una realidad siempre dulce o agradable. No hay peor cosa que darse cuenta de cómo seguimos cayendo en los mismos vicios de la política en nuestro país. Es repulsivo ver cómo personas que deberían estar tras las rejas, tengan el apoyo del Estado y de aquello que alguna vez fue destinado para impartir justicia y luchar por la honestidad. Si contribuimos a que los políticos solo vean los distintos cargos como escaleras para un mejor puesto, estaremos dando la estocada final a un país que no deja de sangrar.