#Sexualidad
Toda la tristeza está en la carne, todo el dolor está en el alma. Lástima que no se puedan tocar para furiosa arrancarlos, de ellos liberarme. Queda la elegancia de ignorarlos.
Alba Luz Cano Zapata (Antel tejedora de palabras)
sexualidad@inperfecto.com.mx
MUJER BOCA DE MIEL
Caminar debajo de la fuerte lluvia
cuando el verano solo es recuerdo,
pasando por las manos que guardan su calor
y aquellos nubarrones asutiles, grisáceos,
le dan sello y estilo al fuerte chaparrón.
Se encuentra un caballero de barba y con gabán,
sombrero media copa, bufanda cachemira,
apostado al lindero del andén y el umbral;
para en seco y lo mira curiosa y atrevida.
Sonríe, silba, guiña un ojo y exclama
¿qué mira usted dama, qué mira usted?
¿qué mira usted señora, mujer boca de miel?
¿desea usted un cigarro, o que le cante bajito
una linda canción, que le reste ese frio?,
pues desierta esta la calle lo mismo su alma,
mujer boca de miel, le predico en silencio
lo que resuena en mis oídos, recuerdos del mes de agosto
veraniego, florido, de azules brillantes teñido el firmamento.
¿o prefiere tonadas que hablen y dibujen el florido mes de mayo?,
mes en que de seguro la estampa de belleza es su boca de miel.
memoriza recuerdos de caricias tibias recibidas bajo un sol resplandeciente.
Dígame ¿qué mira usted dama, mira qué usted?
¿qué mira usted señora, mujer boca de miel?
¿quiere que la bese o me besa usted?
¿qué mira usted mujer boca de miel?
EPILOGO
Seductor sello se imprime al poema desde la recordación, aparece en el paisaje literario una especie de juego o de ensoñación un tanto juvenil trayendo consigo imágenes de esos tiempos en que en medio del jolgorio propio a la edad retozamos entre charcos o bajo la lluvia. El encuentro con el particular caballero del sombreo negro rompe el encanto y pasa a llevar el recorrido poético a enfrentarse con lo inesperado; el hombre despliega una sutil coquetería como quien quiere sin parecer directo sin embargo deja entrever un dejo de nostalgia. Los versos se abocan a un final emotivo y hasta pasional y la mujer se convierte en silente espectadora.
Nota. Escultura Diosa de Maryandro