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La Universidad Nacional y la Escuela Nacional Preparatoria: un origen, historia compartida

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El pasado 27 de abril, la UNAM celebró los cien años de su emblema, el escudo universitario creado en 1921.

 

 

Jonatan Chávez
jonathan.chavez@inperfecto.com.mx

La UNAM es un motor de cambio democratizador. No solo porque las libertades ejercidas en sus aulas irradian más allá de sus fronteras; sino porque un buen número de las elaboraciones de sus profesores modelaron las reformas que abrieron paso a la coexistencia de la diversidad en nuestra vida pública.

José Woldenberg

 

En septiembre de 2010, la Universidad Nacional Autónoma de México celebró cien años de su apertura, cuando se inauguró en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso el 22 de septiembre de 1910, en el marco de las celebraciones del centenario de la Independencia, gracias a la gestión que Justo Sierra había realizado desde 1881, esa mañana nuevamente México tenía una institución educativa de nivel superior.

Aún sin ser autónoma, la Universidad Nacional de México y la Escuela Nacional Preparatoria quedaron vinculadas, muchos han sido los procesos que han transitado para consolidarse como dos de las instituciones educativas más importantes del México contemporáneo.

El pasado 27 de abril, la UNAM celebró los cien años de su emblema, el escudo universitario creado en 1921, por iniciativa del rector José Vasconcelos. Fue representado por primera vez en el segundo nivel del cubo de la escalera principal del Colegio de San Ildefonso. Pareado junto al emblema de la E.N.P; ambos representan la identidad y pertenencia de millones de mexicanos que han sido educados en sus aulas, escuelas y facultades.

La Real y Pontificia Universidad de México, creada por cédula real del monarca Carlos I de España en 1551, fue la institución más importante en la Nueva España durante el dominio hispánico. Tras la independencia alcanzada en 1821, la universidad más que una institución formativa, fue vista como símbolo de la opresión, un reducto de todo aquello de lo que el México independiente debía emanciparse, la decisión de llevar a cabo su anulación en 1833, en el gobierno delpresidente Valentín Gómez Farias, significó para el contexto de la época enterrar ese pasado que ya no era conveniente.

 

Se buscaron los modelos más innovadores de enseñanza, la opción fueron los modelos de las Escuelas Nacionales o de Altos Estudios francesas, que con el método positivista creado por el filósofo francés Augusto Comte habían cambiado la metodología de aprendizaje en occidente a mediados del siglo XIX.

 

Con la creación de la Ley de Instrucción Pública en diciembre de 1867, el gobierno de Benito Juárez encomendó a Gabino Barreda la adaptación del modelo positivista para constituir el primer sistema educativo laico en México: la Escuela Nacional Preparatoria cuya sede habría de ser el otrora colegio jesuita de San Ildefonso.

 

El modelo positivista contribuyó a la formación de civilidad e institucionalidad educativa, bajo el lema: Amor, Orden y Progreso se aspiraba a construir una sociedad moderna tan necesaria en un país en ciernes y extenuado por las guerras intestinas y las invasiones extranjeras, sin embargo, para el último tercio del siglo XIX, el modelo positivista había dado de sí, México requería una renovación en su sistema educativo.

 

Justo Sierra concibió la creación de una nueva Universidad que fuese la corona del modelo educativo, crear una institución de nivel superior fue un gran acierto, sin embargo, era el modelo positivista el que ya estaba desgastado, acorde a las ideologías del régimen, en su discurso inaugural hizo patente la negación del pasado.

 

La historia es el resultado de procesos, lo realizado por Justo Sierra fue un traje hecho a la medida de los intereses del régimen y contexto del que no pudo sustraerse, en un acto de aparente renovación la apertura de la universidad significó un hecho determinante para la educación del porvenir; era cuestión de semanas para que el régimen fuese derrocado y el país se viese envuelto en una guerra que, a sangre y fuego cambió por completo el rumbo de la historia de México en el siglo XX.

 

En el convulsionado proceso de la revolución, el asesinato del presidente Venustiano Carranza, llevó a Adolfo de la Huerta a ocupar la presidencia interina, José Vasconcelos fue nombrado rector de la Universidad Nacional de México, del 9 de junio de 1920 al 12 de octubre de 1921. Como intelectual, Vasconcelos estaba convencido de que la identidad cultural del país era mestiza, resultado de reminiscencias milenarias indígenas que prevalecieron con la cultura occidental y que principalmente en la palabra, hacia patente la universalidad de sus componentes.

Cuando José Vasconcelos asumió la rectoría de la universidad, esta carecía de un emblema como el de la E.N.P. se dio a la tarea entonces, de prefigurar los elementos que habría de contener el escudo universitario. Los símbolos que reunió son una clara afirmación de la idea que el filósofo tenía sobre el origen de la cultura mexicana el alma mater de la institución representada en el emblema, tendría que contenerlos.

Por principio, hizo una representación espacial del territorio denominado Latinoamérica del rio Bravo a la Patagonia, bordea la geografía una banda con el lema: Por mi raza hablará el espíritu, una raza mestiza resultado de fusiones y procesos, con un espíritu inagotable que abreva de su herencia cultural universal; flanqueada por un cóndor alusivo a América del sur y un águila real de América del norte, ambas aves portentosas aluden a las civilizaciones anteriores a la conquista hispánica.

Remata el escudo una banda con el nombre de Universidad Nacional de México, mismo que fue modificado cuando se alcanzó la Autonomía de la institución en 1929. José Vasconcelos fue un personaje que participó de los círculos de intelectuales de las capitales latinoamericanas, donde se reflexionaba acerca de la identidad cultural de la región, su visión acerca del tema es el resultado de comprender la historia como un proceso, una amalgama de apropiaciones que otorgan diversidad y riqueza a la cultura latinoamericana.

El asesinado del general Álvaro Obregón en 1928, provocó una profunda crisis política que se agrava en 1929, con la huelga estudiantil que encaminó y tuvo su propia ruta crítica hacia la autonomía universitaria, posteriormente tendrá presencia política en la campaña presidencial de José Vasconcelos contra Pascual Ortiz Rubio candidato del jefe máximo Plutarco Elías Calles, campaña en la que habrá una actividad muy intensa de estudiantes y maestros universitarios.

 

El conflicto que acabó con la concesión de la autonomía comenzó cuando el director de Escuela de Jurisprudencia Narciso Bassols, más tarde sería secretario de Educación Pública y se opondría firmemente a la Universidad, impuso una serie de modificaciones consistente en la aplicación de un sistema de reconocimientos trimestrales, en sustitución del examen oral que se presentaba al finalizar el curso tal como se hacía en otras escuelas.

 

Ya Narciso Bassols había comenzado a crear reformas que no fueron bien aceptadas como el incremento en la matricula docente, contratar más vigilantes y la impartición de conferencias sobre moral, la respuesta de los estudiantes ante estas acciones fue nombrar un nombrar un comité de huelga.

 

Antonio Castro Leal, quien fuera rector del nueve de diciembre de 1928 al 21 de junio de 1929, Licenciado y doctor en derecho por la UNM, había formado parte del grupo de los siete sabios, profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, en la de altos estudios más tarde la facultad de filosofía y letras, en 1925 fue nombrado integrante del instituto de investigaciones estéticas y se le designó coordinador de humanidades, su trayectoria y cercanía a los personajes del poder lo hacían verse como alguien completamente ajeno a las necesidades de los universitarios.

 

Con la idea de contrarrestar la tensión generada en jurisprudencia, desde la rectoría Castro Leal amagó con la idea de clausurar el plantel, amenaza que llevo a exacerbación de los ánimos estudiantiles dirigidos por Alejandro Gómez Arias, crearon un comité general de huelga, que estallo el 5 de mayo de 1929, sucedió lo inevitable las autoridades cerraron la escuela y la reacción huelguista no se hizo esperar en otros recintos universitarios.

 

El presidente Emilio Portes Gil había apostado a la fuerza pública en los planteles universitarios situación que agravó la tensión, tanto que decide retirarla y solicitó a los inconformes la entrega de sus pliegos petitorios por escrito. Seis fueron los puntos que integraban el pliego, pero tres tenían un peso contundente: la renuncia del secretario de Educación Ezequiel Padilla, la designación de otro rector para la Universidad por parte del presidente de la república, y la reincorporación de todas las secundarias a la Escuela Nacional Preparatoria.

 

Emilio Portes Gil se reúne con el comité general el dia 28 de mayo y ofrece otorgar la autonomía universitaria, la cual fue bien recibida por el Consejo Universitario, de este modo el congreso facultó al Ejecutivo para sentar las bases de la concesión y el presidente formuló el proyecto de ley orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

No obstante, el comité continuo con la petición de salida del rector Castro Leal quien presentó su renuncia unos días antes de la promulgación de la nueva ley que otorgaba la autonomía; su lugar lo ocupó Ignacio García Téllez, con lo que la huelga concluyo el 11 de julio de 1929. Como lo señala Álvaro Matute, la autonomía no fue una demanda de principio del comité general de Huelga, que había comenzado con solo una rectificación de las medidas impuestas por el director Bassols, pero al calor de la confrontación las peticiones crecían y crecieron.

 

La Universidad Nacional de México nació dentro de los muros de la Escuela Nacional Preparatoria, el contexto ideológico que la vio nacer, no la determinó en su devenir ya que, a través del tiempo, ha sido una institución educativa al servicio de la nación, los valores que promueve no han sido impuestos, son el resultado de todo un proceso donde la voz de la sociedad mexicana se ha expresado, su pasado no se constriñe a un tiempo, su patrimonio, el nuestro, es aval de su grandeza y su emblema sintetiza los ideales universales que expresan la riqueza cultural de la que está constituida la identidad mexicana.

 

Bibliografía

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  • Escuela Nacional Preparatoria. Imágenes y pinceladas de sus protagonistas. México, UNAM-E.N.P. 2014.
  • Los 100 años de la UNAM. México, La jornada, 2010.
  • Maravillas y curiosidades. Mundos inéditos de la Universidad. México, Antiguo Colegio de San Ildefonso, 2004.
  • Tiempo Universitario. México, Antiguo Colegio de San Ildefonso, 2010.

 

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