#InPerfecciones
La presencia del boxeo no se limita a lo que ocurre arriba del ring, el deporte de los puños trastoca ciertas latitudes sociales, políticas y económicas.
Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
Fin de semana y la cartelera presenta un pugilista mexicano protagonizando la pelea estelar, algo recurrente en la industria. No se trata de un personaje promedio, sino quién para algunos expertos es el mejor libra por libra del momento: Saúl ‘Canelo’ Álvarez. El oriundo de Guadalajara Jalisco sin duda alguna es una personalidad bastante mediática, y su influencia alcanza latitudes que no se limitan al ring o que solo suceden en el momento de sostener una contienda. Lo anterior no es exclusivo a la figura del tapatío, se puede encontrar en la mayoría de las personalidades deportivas; a nivel global los deportistas cuentan con un rol de privilegio en las sociedades.
La esquina rival no permitió que el oponente de ‘Canelo’ Álvarez saliera para disputar el cuarto asalto resultando un triunfo más para el mexicano; la duración de la pelea fue corta, rompió los pronósticos que se tenían de la misma, pero hay diversos elementos para la reflexión. Uno de ellos está presente cada que hay un logro positivo de algún deportista mexicano, de inmediato salen múltiples expertos para abrir un debate casi inagotable sobre la validez del triunfo; varias perspectivas hay al respecto y la mayoría aterriza en una conclusión hasta cierto punto patentada y es que el principal enemigo de un mexicano es otro mexicano. Surgen interrogantes, por ejemplo ¿el nacionalismo forzosamente va de la mano con el deporte? No debe ocurrir de manera obligatoria pero se ha vuelto una práctica totalmente normalizada, basta con observar el momento cuando un boxeador entra al ring y al salir airoso de su pelea es la bandera nacional que aparece en primer plano y se hondea por lo más alto del recinto. Algunos autores señalan que el deporte es política.
Otra muestra del apego nacionalista se puede llegar a ver en la indumentaria que portan los boxeadores, resaltan los colores de su bandera. Específicamente ‘Canelo’ Álvarez ha optado porque su canción de presentación sea “México lindo y querido” y en cada arena donde se presenta el campeón mundial se escucha dicha melodía; la cuál también sirve para generar un sentido de pertenencia en los mexicanos radicados en los Estados Unidos. Esta ocasión ocurrió algo nuevo, el tapatío demostró un poco de su poder mediático y salió rumbo al ring con el cantante colombiano J Balvin, atrás de ambos una cantidad excesiva de juegos artificiales atrayendo todas las miradas del Hard Rock Stadium en Miami. También resalta la apertura a nuevas ciudades para albergar una pelea de box de tal envergadura, en palabras del mexicano declaró su interés por llegar a Tokio, Dubái, Ciudad de México o Londres.
La emoción se suele centrar al momento que se escucha la campana pero no significa que todo ocurra aquí, a veces los elementos más ricos para el análisis están fuera de las cuerdas; esto se vive en diversas disciplinas, hoy tocó el turno de observar el boxeo por la mediatez de la última contienda. El deporte no está alejado de hechos sociales y políticos, es una arena donde se puede visibilizar este tipo de manifestaciones, conforme pasa el tiempo hay más análisis al respecto pero sigue siendo un campo relativamente nuevo.
Rueda el balón, rueda la vida.