Editorial

El principio del fin

#InPerfecciones
“México, con justa razón, se viste de negro”

 

 

Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com

No me puedo quitar de la cabeza aquella imagen de la SCJN. Mujeres y hombres formados en los pasillos para hacerse escuchar; para dejar en claro –como decía una pancarta– que “el Poder Judicial no está para servirle al Ejecutivo”. El capricho de un hombre ha hecho que los cimientos de nuestro país se tambaleen. El pasado político, que ahora sometemos a examen, es una fotografía que cada vez parece más viva. La bandera tricolor, impregnada de las virtudes más bellas, ahora parece marchitarse. La sangre de nuestros héroes ha pasado a ser la sangre de inocentes, la esperanza se ha convertido en sufrimiento y los blancos ideales han quedado manchados por la realidad. ¡México muere a manos de sus hijos!

 

En el año 2000 celebrábamos el nacimiento de una auténtica democracia. Por primera vez, después de incansable esfuerzo, un partido distinto del PRI gobernaría la nación. El autoritarismo había quedado en las páginas de un libro anticuado. Tiempo después, AMLO luchaba con uñas y dientes por los ideales de justicia social; defendía una oposición que infundía esperanza a los más necesitados. ¿Quién diría que todo era un cuento de hadas?

 

A principios de febrero, López Obrador atinó la estocada final al corazón de nuestro país: la Reforma al Poder Judicial. Juntó con su paquete de reformas constitucionales, ésta aparecía como una de las más importantes por las consecuencias que implicaba. Hoy, a pocos días de su discusión, no sabemos qué pasó en el camino. ¿Cuándo dejamos a México en manos de verdugos sanguinarios?

 

Las elecciones de este año fueron un parteaguas notable. Morena no sólo se quedó con el Ejecutivo, sino que escupió por doquier en el Legislativo. A pesar de la sobrerrepresentación, el partido del oficialismo ha logrado la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y se ha quedado a sólo tres senadores de conseguirlo en el Senado. Claro está que un gran porcentaje de su favoritismo no fue por obra de su encanto, sino por las amenazas cruentas que hacían a la población. ¡Qué bien le han aprendido a la vieja escuela! Una vez más en nuestra historia, el voto de las personas se queda sumergido en el silencio de la impotencia.

 

¿Dónde hay democracia, progreso y libertad cuando ni siquiera hay necesidad de discusión para la aprobación de iniciativas? Ahorrémonos el diálogo, de todas formas, sabemos lo que pasará. La 4T no ha hecho otra cosa que regresar a los modelos arcaicos en los que el poder se concentraba en un solo partido; en una sola persona.

 

Por si fuera poco, Manuel Velasco sale a declarar que –él y su alianza– ya tienen los 3 senadores necesarios para tener mayoría en la Cámara Alta. ¿Así se fácil nos vendemos?, ¿así se desmorona no sólo el PRD, sino la integridad de sus miembros? ¡Ya están apalabrados! Señor ex gobernador, por lo que más quiera, deje de romper el jarrón que de por sí ya cuenta con innumerables grietas. A veces no entiendo por qué estudiamos a profundidad la política si siempre carece de fondo y de forma. Hasta en construir nuestro futuro somos mediocres; basta una moneda.

 

El 1 de septiembre comenzará a discutirse la Reforma al Poder Judicial en el Congreso de la Unión. De verdad, por el bien de nuestro país, espero que no pase. Los cambios que propone AMLO consisten en cambiar la estructura del Poder Judicial, quitar salas del Pleno de la SCJN, pero, sobre todo, la elección popular de los ministros y ministras.

 

Los requisitos son de lo más normales: experiencia de 5 años, promedio de 8 en la licenciatura, ser amigo del Ejecutivo… Bueno, el último es tan obvio que no hace falta explicitarlo. No sólo eso, en el mismo proyecto de ley se propone la modificación del CJF –de suma importancia para evitar, en la medida de lo posible– la corrupción dentro del Poder Judicial.

 

Personajes como Noroña dirán que el pueblo es quien tiene derecho a elegir, pero, seamos sinceros, en este gobierno ¡el pueblo no ha elegido! Para empezar, los candidatos no serán sino amigos de las personas en el poder (de Palacio Nacional o del Legislativo). Además, la mediocridad se plasma en los requisitos y, por si fuera poco, el capricho de López no hará más que politizar la justicia.

 

Es natural pensar que, si mi candidatura y estancia en el poder depende del favoritismo entre las personas y los poderosos, actuaré como ellos me pidan. Hemos visto el populismo y la demagogia en la que han caído los partidos políticos de la actualidad, ¿cuánto más no lo harán los aspirantes a ocupar un cargo de la magnitud que ser ministro o juez implica?

 

En Los orígenes del totalitarismo, Arendt explica la relación que hay entre el líder y los subordinados. Si mi permanencia en condiciones deseables y de ventaja dependen del líder (en este caso del presidente o de su gabinete), haré no sólo lo que me pidan, sino que me anticiparé a la voluntad de la cabeza.

 

¿Por qué derrumbar lo que tanto trabajo ha costado edificar? México ha sufrido inmensas pugnas en aras de defender la soberanía, la justicia y la independencia de los Poderes… ¿todo acabará? El constitucionalismo ha sido notable en nuestro país. Las instancias judiciales –si bien dejan muchas cosas que desear– han permitido que el Estado mexicano sea garante de derechos y obligaciones. El poder político se ha visto contenido, en muchas ocasiones, por el poder de la Ley. Ahora, no más.

 

De verdad, me quedo boquiabierto con lo poco que se necesita para causar una hemorragia mortal en una nación. Aunado a todo lo anterior, el gobierno en turno buscará desaparecer el Instituto Nacional de Transparencia (INAI), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU).

 

¿Qué nos queda? México, te digo entre lágrimas, resiste. Si estas pocas líneas te han dejado inquieto, querido lector, no dudes en pasar a la acción. ¡Haz escuchar tu voz!, ¡defiende tus ideales!, porque luego –créeme– será muy tarde.

 

Así, con unas cuantas hojas, con una banda presidencial México teme por su vida. México, con justa razón, se viste de negro.

#InPerfecto