Editorial

FALSA ESPERANZA

#InPerfecciones
“La sentencia se firmó y, una vez más, el hombre demostró ser lo peor para él mismo.”

 

 

Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com

A lo largo de la historia humana, el poder ha revelado mucho de la propia esencia del hombre. Sus secretos más oscuros –de alguna forma– salen a relucir cuando pasan por aquel filtro. Algunos pensadores han esbozado incontables explicaciones para este fenómeno y otros relacionados, por ejemplo, la violencia. ¿Es auténtica esa necesidad de dominio?, ¿qué la hace tan exquisita?

El mundo actual refleja, de manera precisa, escenarios atroces que resultan del poder en manos equivocadas. Cuando planeaba este artículo no pude evitar pensar en las reflexiones que alguna vez hacía Hannah Arendt sobre los totalitarismos. En Los orígenes del totalitarismo, Arendt explica muchas de sus características. Omniabarcantes, omnipresentes y poseedores de una organización digna de aplaudirse. La voluntad del líder funge como pilar esencial del modelo, de modo que toda persona inmersa en un régimen totalitario, deberá anticipar los deseos del poder. La soledad se vive a flor de piel; el rezago y la desconfianza ahorcan a los hombres. Verdaderamente, es escalofriante lo que el hombre es, a veces, para el propio hombre. Homo homini lupus.

Si te preguntas por qué te hablo de esto, bueno, creo que es sencillo: las “elecciones de Venezuela”. Sí, el tema que en los últimos días ha comenzado a darle vueltas al mundo. Unos a favor, otros en contra y algunos pocos, como México, no han establecido una postura clara.

Quiero aclarar lo fatídico que sería afirmar un totalitarismo venezolano, porque su gobierno y su estructura de poder no tienen la menor intención de dominación global o una estructura de doble cara. Por el contrario, me atrevo a decir que estamos frente a una dictadura. Ésta, dentro del cánon académico, se considera como un sistema represor de los derechos humanos, de las libertades básicas y con la peculiaridad de que una sóla persona o asociación ostenta todo el poder de una nación. ¿Me equivoco cuando hago tal diagnóstico de la República Bolivariana de Venezuela?

Después de las elecciones de este fin de semana, no cabe duda: no hay democracia en ese país. Vamos a la evidencia. La oposición no es cosa de broma, 10 partidos conforman el bloque. En el transcurso de los procesos “democráticos” han habido más de 80 detenidos políticos, varias muertes y secuestros acompañados de incontables rastros de violencia. El propio gobierno de Maduro afirmó, días antes de la elección, que ellos –el bloque oficialista– no dudarían en utilizar las armas; “no dejaremos que nos quiten la patria”, decía el elegido de Chávez.

No en vano fue la prohibición que se le impuso a María Corina Machado de no poder participar como candidata; otro obstáculo más para unas elecciones justas. Una gran cantidad del propio pueblo venezolano predecía lo que iba a pasar: Maduro se quedará en el poder sin importar lo que pase en las urnas. En las encuestas (Instituto Delfos), un 20.8% era consciente del destino fatídico de la nación. En otras más (Infobae), la diferencia de Edmundo González era de más del 40%. Desde cualquier perspectiva, los resultados son arrolladores.

Ahora bien, la jornada electoral estuvo acompañada de violencia, armas y violación a los derechos político electorales de los ciudadanos. “No nos han dejado votar”, afirmaban muchos. “Han matado a un testigo de la oposición”, se leía en los titulares. El poder de represión por parte del gobierno en turno fue brutal –como tristemente se esperaba–.

Al final, el CNE dio la victoria a Nicolás Maduro con un 51.20% de los votos. ¿De verdad?, ¿las familias, los niños que mueren de hambre, que padecen miserias inimaginables habrán decidido la continuidad? ¡Por amor de Dios!, la corrupción en el gobierno actual, el desvío de recursos, el cinismo con el que vive el círculo del Palacio de Miraflores no es secreto para nadie. Incluso, en el proceso electoral, el gobierno se encargó de crear una falsa encuestadora que tenía 18 días con su página web y 9 en X: “Lewis and Thompson”. ¿Qué esperar?

Es lamentable la locura, la psicosis con la que Maduro se ha empeñado en mantener su lugar. La comunidad internacional ha dado su opinión: Argentina, Chile, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Italia, la Unión Europea, Perú, Uruguay, Panamá y Paraguay se han pronunciado en contra de los resultados. El propio António Guterres –Secretario General de las Naciones Unidas– ha pedido transparencia en el conteo de votos. ¡Qué más se puede pedir! El velo que oculta la verdad en Venezuela se ha hecho transparente desde hace mucho tiempo. No hay nadie a quien engañar. El propio Fiscal General ha dado declaraciones en las que plantea muchas dudas que rodean el proceso electoral.

Hugo Chávez, una noche decidió tomar armas y establecer un nuevo régimen al servicio del pueblo bolivariano. Ahora sabemos que todo fue una mentira. Nula ideología política, como tantas veces he dicho. Izquierda y derecha, comunismo y capitalismo, han quedado mancilladas por la cambiante y retadora realidad del mundo. Nadie sigue ideales, todos buscan poder.

Quiero expresar mi más sentido pésame para el pueblo venezolando. Espero, de todo corazón, que algún milagro suceda en favor de la justicia y transparencia, pero mientras tanto, habrán de mantenerse firmes. La sentencia se firmó y, una vez más, el hombre demostró ser lo peor para él mismo.

#InPerfecto