Cultura

La ciencia del amor

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“Pitágoras nos dice que detrás de todo hay números”

 

Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

 

¿Cómo defines que es amor?, ¿Cómo pruebas realmente que estás enamorado/enamorada de alguien?, ¿la ciencia tiene que ver con esto y realmente son impulsos químicos? Es un tema común, lo sé muy bien, las fechas de este año coincidieron, pero es algo de lo que está hecha la vida: amor-odio. 

Hay que empezar diciendo que hay muchos tipos de amor: el de pareja, fraternal, la amistad que es un tipo de amor, el inocente, el literario, incluso el enfermizo, etc. Aunque esto no solo se vea reflejado en las personas, sino también en los objetos, como el dinero. 

Por otra parte, Pitágoras nos dice que detrás de todo hay números y con eso se podría explicar hasta el universo en su totalidad, aunque haya cosas que ni la misma ciencia puede explicar. 

Pero lo que sí puedo asegurar, es que el amor, de manera irónica, es una guerra donde la estrategia para conquistar el corazón de la otra persona está latente. No se suelen mostrar todas las cartas a la primera, hay que ir paso a paso, observando, analizando y en momentos, contrarrestar lo que hace o dice la otra persona. Bien lo dijo uno de mis profesores de la universidad, el maestro Hugo Hiriart: <<debe de existir el misterio en la conquista>>.

Retomando lo que dijo Pitágoras, detrás del amor también hay números, letras y fórmulas. Cuando uno no está acostumbrado a eso, hay temblores por nerviosismo, se agita la voz, el ritmo cardiaco se acelera. Para muchas personas es vergonzoso hablar del tema del amor y de enamorarnos de alguien.

El miedo al rechazo se hace mayor, y, como en las fechas en las que escribo este texto, habrá muchos “soldados caídos”, algunos se van a convertir en memes andantes por la manera de lidiar con el fracaso. Y de eso también se compone el amor. Si no fracasamos, no aprendemos, si no aprendemos, no hay ese proceso de maduración. Si no hay proceso de maduración, nos quedamos estancados pensando que todos están en nuestra contra.

Nos quejamos en las redes sociales, lloramos y nos hacemos las victimas solo porque a la otra persona no le interesa uno como pareja. Pero el internet no perdona ni olvida. Todo lo que subimos a esta red se queda para siempre.

Desde otro punto de vista, en las novelas escritas y en todos los medios de entretenimiento no woke; (porque hay que recordar que a lo woke no le importa contar historias, sino hacer auto inserción y mientras más minorías y mujeres haya, “mejor”); nos dicen que el estar enamorado es lo mejor del mundo, lo ves todo de color de rosa y hasta que puedes lograr todo si te lo propones porque llevas ese impulso. 

Aunque en la realidad es completamente diferente. Claro, los personajes tienen sus dificultades para conquistar a la persona deseada y cuando lo hacen, terminan con el famoso cliché de “y vivieron felices para siempre”, pero ¿qué hay de después, de los retos de estar casados, si es que decidieron estarlo y la vida diaria?, porque muchos factores influencian a la pareja, que si el lugar donde viven, que si los suegros, que si los hijos etc. 

Es cuestión de ver lo que ambos, como par-eja deciden. Así mismo, el romanticismo clásico y actual toma como referencia a Romeo y Julieta, olvidándonos de que es un amor adolescente, es decir que se estaban abriendo a su sexualidad, su noviazgo duró tres días y uno de ellos terminó muerto, pero como eso no es bueno para los negocios, se omiten todas esas trivialidades.

Con respecto a mi primera pregunta, ¿qué es estar enamorado?, es algo que filósofos de la antigüedad – y uno que otro loco en la actualidad, como su servidor, se pregunta– pero no se llega a una respuesta definitiva. 

Hay investigaciones científicas detrás del por qué nos enamoramos, de la sexualidad, la atracción, etc. Incluso, si la liberación de la dopamina es tan fuerte que cualquier dolor se te pasa. Por otra parte, si tienes el corazón roto, término popular a darle sentido a una decepción amorosa, tienes más riesgo de morir, algo similar a los conejos que mueren por soledad. Más aún, hay quienes evitan el tema y ya lo consideran tabú porque contiene la palabra amor, que si la volteamos nos indica roma, a lo que me lleva a una pregunta que definitivamente no voy a responder: ¿será que todos los caminos llevan al amor? 

Todavía cabe señalar que hay personas que afirman que el amor no existe porque no lo pueden tocar, no lo ven con sus ojos. 

Ahora pasemos a la siguiente pregunta: ¿Cómo compruebas que realmente estás enamorado de alguien?, se pueden hacer experimentos controlados, sacar formulas, números, aproximaciones y aun así el experimento puede fallar si algunos de los valores no contemplados aparecen. Se puede medir la temperatura exterior, si conviene mejor la iluminación, el lugar que es más romántico como lo es una cena a la luz de las velas que en un estadio lleno de gente. Por otra parte, los impulsos son los que nos mueven y tratamos de apagar nuestro cerebro para no pensar tanto de manera científica. 

Aunque no creo que ambas partes estén equivocadas, el concentrarse en solo una parte de la balanza hace que se incline y se pierde toda objetividad. Considero que un punto medio convendría, como un escenario romántico, la azotea de un edificio, rodeado de otros, en un atardecer naranja, sin nada de gente y solo la pareja que está a punto de hacer el experimento, todo a favor de la ciencia.

A pesar de que los científicos se sienten seguros cuando todo lo pueden convertir en números, no importa cuántos experimentos se hagan, comprobar el amor es algo muy difícil. A su vez, como literato se debe de explicar la situación para que los lectores entiendan que los personajes se encuentran con ese dilema.

Como resultado, los escritores de novelas románticas debemos seguir experimentando, hacer hipótesis, crear fórmulas para que el experimento no falle. De esa manera nosotros nos volvemos científicos, aunque con la ventaja-desventaja de que tenemos la obligación de explicar el mundo por escrito, lo que la ciencia no ha podido responder hasta ahora. Porque al final, y como lo dijo Pitágoras, todo lo que hay detrás de nosotros, son números.

¡Hasta la próxima!

 

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