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La nueva ley, que entra en vigor el 1 de enero, “puede ayudar a muchos estudiantes”.
EFE
California concederá a partir de enero próximo que mexicanos de bajos recursos que viven en la zona fronteriza de su país se preparen en instituciones californianas de educación superior con colegiaturas iguales a las que pagan los estadounidenses residentes del estado.
Para el estudiante Carlos Fitch, quien ayuda a orientar a sus pares sobre la nueva ley que firmó el pasado 13 de octubre el gobernador Gavin Newson, la diferencia en el pago es significativa.
La disparidad puede ir “de unos 7.000 dólares anuales a decenas de miles de dólares” dependiendo de la carrera, explicó a EFE Fitch, un estadounidense nacido en el fronterizo Valle Imperial de California pero que creció en el vecino Valle de Mexicali en Baja California.
Dijo que la nueva ley, que entra en vigor el 1 de enero, “puede ayudar a muchos estudiantes”, algunos como él, estadounidense de padre deportado, “pero también a jóvenes de familias estadunidenses de escasos recursos que se mudan a Baja California por el alto costo de la vivienda en California, o que al independizarse prefieren ahorrar en renta en México”, entre otros.
La iniciativa autoriza que varios centros universitarios de la región fronteriza de California con México concedan a estudiantes que viven en el noroccidental estado mexicano de Baja California los mismos costos de estudios que a los residentes legales y ciudadanos estadounidenses.
Se trata de un programa piloto inicialmente limitado a un máximo de 100 alumnos transfronterizos para cada uno de los colegios involucrados y, entre los requisitos, los estudiantes deben residir dentro de las primeras 45 millas (72 kilómetros) de la frontera en Baja California, una distancia que incluye, por ejemplo, a los municipios de Tijuana y Rosarito.
“Este programa piloto puede desbloquear una importante recurso sin explotar para preparar a una población más diversa en nuestra fuerza laboral”, expresó el asambleísta David Álvarez, autor de la iniciativa.
Las nueve instituciones integradas al plan, ubicados en los condados fronterizos de San Diego e Imperial, imparten clases de niveles medio superior o superior.
De acuerdo con datos del sistema de Colegios Comunitarios de California (CCC), los estudiantes que viven en México y estudian en la zona fronteriza de California tendrían una reducción en colegiaturas de 6.603 dólares a 1.246 dólares anuales en promedio. Pero a nivel licenciatura la diferencia de matrículas entre residentes de California y estudiantes “de fuera del estado” es mayor.
Carlos Fitch tenía dos años cuando deportaron a Baja California a su padre, sostén económico de la familia, la cual tuvo que mudarse con él.
Fitch, ahora estudiante de maestría en Long Beach, aprendió primero en escuelas públicas en Mexicali (México), pero cruzó la frontera cuando tuvo edad para pasar solo entre ambos países.
El joven estudió en el Colegio Comunitario del Valle Imperial y, por su experiencia como alumno que cada madrugada cruzaba la frontera, terminó en un empleo en el mismo centro en la oficina de orientación a estudiantes indocumentados y transfronterizos.
“Muchos estudiantes ya sorteaban el sistema para estudiar en California. Por ejemplo, conseguían una dirección de un familiar y en lo que sería su recámara podrían dejar ropa y libros para dar la apariencia de que vivían ahí. Pero esta ley cambio el juego”, comentó Fitch.
Sin embargo, “lo más importante que esta ley va a hacer es visibilizar la identidad de los estudiantes transfronterizos”, dijo.
Aileen Sánchez, una estudiante de la Universidad de California en Berkeley (UCB) que también creció en Mexicali y estudió en el Valle Imperial, coincidió en que el proyecto ayuda a alumnos de bajos ingresos y además es un “primer paso para reconocer la identidad del estudiante transfronterizo”.
Para miles de alumnos, expuso, “toda nuestra vida está relacionada con la frontera, con llegar y cruzar a tiempo para estar en la escuela, donde los temas que elegimos tienen que ver con la frontera, porque eso somos: somos los estudiantes de la frontera, y en mi caso con mi mamá, que siempre me traía y me llevaba”.
Sánchez opinó que si el programa tiene éxito motivará a muchos potenciales estudiantes indecisos a prepararse en California.
Vannessa Falcón, de la Universidad Estatal de San Diego campus Valle Imperial, dijo a EFE que “no hay una cantidad exacta de estudiantes que cruzan la frontera”.
“Solo sabemos que es una comunidad significativa, parte de los cientos de miles que a diario cruzan la frontera”, añadió.
Los estudiantes son “binacionales, biculturales y muchas veces con residencia doble, en los dos lados de la frontera”, apuntó.