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“Mejor échenle un balde de agua fría a ver si se despierta Blancanieves”
Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com
Cuando se odia a un personaje icónico que como actor/actriz tienes que interpretar, al cual haces casting, ganándole a otras personas que sí quieren al personaje, que los inspiró a ser quienes son ahora, debe ser uno de los momentos más frustrantes de la vida. No esforzarte y ganar un papel, ya sea por la llamada inclusión forzada o porque tienes contactos que facilitaron las cosas para ti, sin importar que a los otros les costó años de preparación.
Como actriz, te consideras como “latina”, aunque dejaste de serlo generaciones atrás, vives cómodamente en una parte de Los Ángeles, California, donde no hace falta la comida, agua caliente, luz, ropa. Lo tienes todo, incluso, un gran medio de comunicación en la palma de tu mano, para así expresar tu descontento contra el mundo, contra el patriarcado, contra aquellos que decidieron, no por tus capacidades artísticas, sino por el color de tu piel y la “representeishon” hacia los latinos.
Insultas a los fans, a tus seguidores, que, como pareja maltratada, regresas con tu agresor porque “lo hace por amor”. Agredes a aquellos que, supuestamente, te ofenden. Llamas “raro” al príncipe de un cuento, <<ya no estamos en 1937>>, gracias capitana obvia.
Minimizas a una de las princesas Disney más icónicas que hay, la figura de muchas niñas que se disfrazan de ella, que usan sus vestimentas con su ropa. Niegas que Blancanieves, llega a poner en orden el caos que son los enanitos, omites que huye del lugar donde vivía por los celos de una bruja malvada y solo te enfocas en una historia de amor entre un “raro”, como tú lo llamas y una chica de casi dieciocho años.
No prestas atención a que para la época en que salió la película, que una mujer demostrara amor a una potencial pareja estaba mal visto. Se refleja la rebeldía en la escena de la torre, cuando Blancanieves, por medio de una paloma, le manda un beso al príncipe. Pero, como solo te enfocas en el final de la historia, consideras de “acosador” a un personaje de una historia animada. ¡Qué llamen a la policía, el príncipe es un acosador! Tiene que pedir permiso para (despertar del hechizo) besar a la chica inocente. Mejor échenle un balde de agua fría a ver si se despierta Blancanieves.
Llamas inclusión a dejar sin trabajo a siete personas con enanismo, para llamar a siete ladrones, digo, adictos, digo, “aliades deconstruides”. En fin, la hipotenusa, como dice “la chaviza”.
Quieres ser una líder fuerte, empoderada, que todo le salga bien a la primera, quieres meter discursos políticos en un medio de entretenimiento, en este caso. Llamas racistas a todo aquel que no comulgue con tu opinión. Luchas contra molinos de viento, monstruos que solo existen en tu imaginación. Y no, no me refiero a que tengas alguna delicada enfermedad, no, son cosas que tú misma te imaginas, estás a la defensiva todo el tiempo, quieres hacerte notar diciendo el primer pensamiento que se te ocurre sin pensar en las consecuencias. “En fin, así soy, así seguiré, nunca cambiaré”.
Eres la portavoz en contra de los que no alzan el estandarte “aliade”. Te crees feminista pero no sales de tu burbuja, de tu entorno. Crees que el mundo se maneja como si fuera un guion de cine o de un programa de televisión.
Todo el mundo gira a tu alrededor y deben de hacerte pleitesía, muy a pesar de que estés al nivel de una actriz llamada Brie Larson. Aunque a Brie Larson ya poco a poco se ha alejado de la polémica, tú, Rachel Zegler quieres tomar el relevo como la mujer más odiada de Hollywood, cerrándote las puertas de futuros proyectos, porque, al fin y al cabo, es el cine y no hay consecuencias de tus actos.
Pero el mundo real es muy distinto a lo que crees, Rachel Zegler. Sí hay consecuencias de tus actos, de tus dichos. Te preguntas ahora el motivo del odio que estás recibiendo actualmente: menosprecias no solo a una película icónica mundial, sino a todo el público, crees que nadie está a tu “nivel”. Sí, eres joven, pero, como se dijo hace unos párrafos atrás, la vida real no es una película, no eres una mujer empoderada que no aprende de sus errores, que todo le sale bien. Buscas dar una supuesta enseñanza, adoctrinar al público, cuando nosotros, los que pagamos la entrada al cine, en este caso, solo queremos ir a divertirnos, no que nos estén diciendo que somos los malos de la película.
Ejemplos recientes de películas exitosas que entretienen sucedieron en este 2023: Super Mario Bros. La película y Barbie. Que, si Barbie tiene un mensaje oculto o no, donde el patriarcado termina ganando, es algo que se queda a la interpretación. Pero al ser cine, un medio de entretenimiento, se pueden dar el lujo de crear utopías, mundos perfectos, donde no lo son ya que siempre hay imperfecciones, cuestiones que no van a tener solución sin que la Deus Ex Machina se haga presente. Ambas películas no necesitaron de polémicas baratas para que fueran exitosas.
De vuelta al Rachel Zegler, aquella joven que odia a Blancanieves por “idealizar a un hombre”, subió a sus redes sociales fotos donde estaba disfrazada de dicho personaje cuando era niña. Ahora, esa pequeña quiere que le paguen por cada hora de transmisión en las plataformas digitales. Una película, la Blancanieves latina, Negranieves, Latinieves o como le quieran llamar, está condenada al fracaso. Todo apunta a que sea debut y despedida para esta actriz, la nueva Brie Larson.
Yo diría, ya para terminar, la carrera actoral de esta nueva Brie Larson “latina”, hay que echarle (cal) agua para ver si despierta.
¡Hasta la próxima!