Cultura

Yo tengo otros datos sobre la literatura deportiva

#Cultura
“Así como hay deportes, hay literatura.”

 

 

Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

La literatura deportiva no es muy explorada, aunque así lo parezca. Muchas veces se considera que es un género menor, al mismo nivel que la literatura juvenil. Nos cuentan hazañas donde, a pesar de las complicaciones de la vida siempre salen abantes, con muchos relatos épicos que llevan al límite las capacidades físicas humanas, ya sea para terminar representando con honor a su país de origen en unos Juegos Olímpicos o mundiales de las diferentes especialidades deportivas. El Poema del Mio Cid fue de las primeras historias escritas que involucran el deporte, en este caso el atletismo a su trama aunque de manera breve.

 

Nos muestran que las virtudes, que el lado humano es el que siempre gana. Claros ejemplos de buena voluntad y el llamado “fair play” (juego justo) como Lance Armstrong, indudablemente, el que en su época fue considerado el mejor ciclista de todos los tiempos, ganando incontables Tour de France, su movimiento con las pulseras amarillas en contra de una enfermedad como el cáncer. Con sus autobiografías escritas en colaboración con Sally Jenkins: Mi vuelta a la vida (2000) y Vivir cada segundo (2003). Solo que debido a las acusaciones de dopaje, en 2012, se le fueron quitados todos sus méritos además de que no puede ejercer profesionalmente ningún deporte, sanción de por vida, vale aclarar. Juliet Marcur, periodista del NY Times y quien siguió muy de cerca el caso del héroe caído, escribió La Rueda de la Mentira. Este libro da voz a más de cien testigos a través de entrevistas. Además de cómo la familia de Armstrong le dio la espalda, la historia del propio Lance desde su infancia, la traición por parte de los más cercanos de Lance. Macur nos hace ver que detrás de todas sus fallas, el ex campeón del Tour de France es un hombre, un hombre común que comete fallas. 

 

Hay una gran unión entre la literatura y el deporte. En este siglo XXI se ha renovado de muchas maneras, donde equilibran la mente y el cuerpo. Parecen libros de autoayuda. Desde los ensayos y libros de Eduardo Galeano al fútbol: Se venden piernas, El Fútbol a Sol y Sombra. Aquel inicio de ensayo donde dice: “Hasta el Papa de Roma ha suspendido sus viajes por un mes. Por un mes, mientras dure el Mundial de Italia, estaré yo también cerrado por fútbol, al igual que muchos otros millones de simples mortales.”

 

Si bien, hay similitudes con el famoso “camino del héroe”, los escritos por los propios deportistas y escritos (valga la redundancia) es abismal. El problema yace en cómo se ven, si como protagonistas o como lectores. Como ya se mencionó al principio, las hazañas, los sentimientos, la propia competencia nos la quieren narrar, de manera íntegra aquellos que estuvieron en las canchas, profesionales o no, de primera mano. En cambio, la otra parte busca enfocarse no en lo deportivo como una épica, sino en la parte festiva, en el compartir las emociones con los demás, es decir, en lo social.

 

Ambos tratan de que los tiempos y los espacios encuadren y atraigan a su público objetivo usando las distintas formas de mercadotecnia y lingüística. Como se vio en el ejemplo de Lance Armstrong, hay al menos una periodista que narró su punto de vista, enfocado en las consecuencias sociales de los actos del ciclista. Por su parte, la versión que suele dar el excampeón del Tour de France se concentra en la perfección deportiva y en la manera de combatir el cáncer que en su momento le afectó.

 

Retomando el tema de la literatura deportiva y su público objetivo ayudan a muchas personas que están pasando por momentos de dificultad; ahora, es no quita que hay que visitar a un especialista para recibir su ayuda. Teniendo en cuenta lo anterior, las personas que no pueden o no quieren recibir ayuda, suelen encontrar algo de paz y tranquilidad al leer todo lo que tuvieron que pasar esos héroes, esos mortales que cayeron en algo que puede ser similar a lo que viven dichos lectores. Buscan información que los libre y les dé esperanza.

 

Cosa parecida sucede también con la manera en cómo se comunican dichas hazañas. Con la llegada de las redes sociales y el internet en general, cada persona puede opinar con libertad sobre las fallas y las virtudes de los deportistas, solo que enfocadas en su mayoría en dichas fallas. Con los Olímpicos de Invierno de este año, Beijing 2022 y con el posterior mundial de Catar a finales de año, el aumento en el consumo de literatura deportiva aumenta, aunque dicho incremento es exponencial y varían los datos de consumo de país a país. 

 

A lo mejor es para no quedar fuera del tema de conversación. Quizás podría ser para los famosos opinólogos de Twitter, aquella tierra sangrienta donde cada uno de los usuarios siempre quiere tener la razón en todo; pero ese no es el tema. A continuación pondré algunos deportistas que tienen libros o poemas: André Agassi (Open), Simone Biles (Sin miedo a volar), Nadia Comaneci (La pequeña comunista que no sonreía nunca. Así como hay deportes, hay literatura.

 

El Giro de Italia tiene a su máximo exponente en Cómo ganar el Giro bebiendo sangre de buey (Ander Izaguirre). En el caso del boxeo, donde las vidas de los protagonistas queda destrozada y sus almas atormentadas muestran lo trágico, sus momentos en la cumbre y los más bajos. J.R. Moehringer, con su libro El campeón ha vuelto, narra de manera magistral la historia de un boxeador reconocido y que ahora vive en la pobreza –al que oportunamente omitiré su nombre y dejaré que debatan entre sí, sobre si es real o no dicho boxeador.

 

Ayuda la manera en retratar la realidad de los deportistas, de manera literaria, artística. Un evento dentro de la gran gama de espectáculos: por ejemplo, ahí tenemos el golazo de Zinedine Zidane cuando jugaba la final de la Champions League en la ciudad de Glasgow contra el Bayer Leverkusen en el año 2002, posteriormente opacado por el cabezazo que el propio jugador francés dio en la final del mundial del 2006.

 

Con los diferentes desarrollos del párrafo anterior, se ven los enfoques en los que se puede trabajar. En el primero, el golazo de volea que aún me eriza la piel al verlo, se pueden crear los más íntimos y bellos poemas que jamás nadie haya imaginado. En contraste tenemos el cabezazo que puede crear, incluso ahora, toda una serie de teorías conspirativas, novelas, cuentos, ensayos sobre lo que nosotros creemos que sucedió en ese momento exacto. 

 

Las crónicas son excelentes para describir un evento deportivo. Incluso, si abren un periódico –como a los libros, se dice que ya están en sus últimas y ahí siguen dando la batalla– encontraran crónicas (no marcianas) sobre lo ocurrido el día anterior.

 

Para terminar, si bien hay una especie de misticismo con las figuras deportivas, esto se debe a las leyendas y mitos de la antigua Grecia. Actualmente tenemos el mito de Kobe Bryant, fallecido en el 2020. En México, el mito del patinador sobre hielo, de origen Jalisciense, Donovan Carrillo –mejor conocido como “Don Avan”– está presente. Esperemos que Televisa no haga de las suyas y lo ensalce de más como para que pierda el piso el chico, quien tiene un futuro muy prometedor en su disciplina. 

 

¡Hasta la próxima!

#InPerfecto