#InPerfecciones
“El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad.” Aristóteles
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
Es bien sabido que la contienda por el trono de Palacio Nacional ha arrancado desde hace tiempo, pero no con la intensidad que ha cobrado en las últimas semanas. Sin duda, desde que las llamas del infierno y la corrupción llegaron al EDOMEX de la mano de Delfina, el disparo de arranque para los corredores de Morena –las corcholatas–, ha comenzado. ¿Por qué no hablamos un poco de ellos?
¿Qué decir de Ebrard? Sin duda, Marcelo es uno de los políticos más prominentes de Morena, ha estado marcado por una serie de actos de corrupción que no pueden pasarse por alto. Su implicación en diversos escándalos y acusaciones de malversación de fondos públicos levantan serias dudas sobre su integridad y ética como servidor público. Si bien es cierto que hasta el momento no ha sido declarado culpable de forma definitiva, los indicios y las investigaciones en su contra son motivo suficiente para generar preocupación y escepticismo.
Uno de los casos más destacados en los que se ha visto envuelto Marcelo Ebrard es el de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. Durante su gestión como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, se construyó esta línea que posteriormente presentó graves problemas estructurales y de seguridad. Las investigaciones han revelado presuntas irregularidades en la licitación, el diseño y la construcción de la obra, lo que pone en evidencia una posible negligencia y corrupción en su gestión. La falta de supervisión adecuada y la aparente priorización de intereses políticos y económicos por encima de la seguridad de los ciudadanos son motivos de profunda preocupación.
Otro caso que ha generado polémica es el relacionado con el derrumbe de la estructura del Colegio Rébsamen durante el terremoto de 2017. Marcelo Ebrard, quien era Jefe de Gobierno en ese entonces, ha sido señalado por su presunta responsabilidad en la construcción irregular del edificio y la falta de supervisión adecuada, lo que pudo haber contribuido a la tragedia. Este suceso, en el que fallecieron 26 personas, incluyendo 19 niños, es un recordatorio desgarrador de las consecuencias que puede tener la corrupción y la falta de responsabilidad en la vida de los ciudadanos.
Si Marcelo Ebrard llegara a ganar el proceso electoral respaldado por Morena, sería un golpe a la confianza en la política mexicana. La elección de un político con un historial tan cuestionable socavaría la legitimidad del gobierno y enviaría un mensaje preocupante a la ciudadanía. Es esencial recordar que la corrupción mina los cimientos de la democracia y perjudica el desarrollo y el bienestar de la sociedad.
Ahora bien, Adán Augusto, el drácula consentido de algunos, no está exento de culpabilidad. Uno de los casos que ha sido objeto de críticas hacia Adán Augusto López Hernández es el relacionado con la empresa Oceanografía. Durante su mandato como gobernador de Tabasco, se le señaló de tener vínculos estrechos con esta compañía, la cual se vio involucrada en un escándalo de corrupción y fraude contra Petróleos Mexicanos (Pemex). Oceanografía habría inflado sus contratos y obtenido beneficios injustificados, ocasionando pérdidas millonarias para la empresa estatal. Si bien López Hernández ha negado su participación directa en estos actos, las sospechas y las conexiones señaladas plantean serias interrogantes sobre su ética y responsabilidad como gobernante.
Otro caso que ha generado controversia es el relacionado con la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco. Si bien este proyecto ha sido promovido como una medida para impulsar la economía y la industria petrolera en México, han surgido dudas sobre los procesos de licitación y asignación de contratos. Se han cuestionado los mecanismos de transparencia y se ha señalado la posibilidad de favoritismo y corrupción en la selección de las empresas que participan en el proyecto. Estas acusaciones, aunque no están directamente vinculadas a López Hernández, afectan su imagen y generan incertidumbre sobre su compromiso con la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.
Ahora bien, ¿qué decir de la polémica ex-jefa de gobierno de la CDMX?
Uno de los casos que han sido objeto de críticas hacia Claudia Sheinbaum es el relacionado con la construcción de la Línea 7 del Metrobús en la Ciudad de México. Se han presentado denuncias de posibles irregularidades en la licitación y adjudicación de contratos para la realización de esta obra. Aunque aún se está llevando a cabo una investigación al respecto, la falta de transparencia en el proceso y la posibilidad de favoritismo o corrupción plantean serias dudas sobre la gestión de Sheinbaum.
Otro aspecto que ha generado polémica es la falta de transparencia en la rendición de cuentas de la administración de Sheinbaum. Si bien se ha promovido la idea de un gobierno abierto y comprometido con la lucha contra la corrupción, en la práctica se han observado opacidades en la asignación de recursos y en la toma de decisiones importantes. Esto socava la confianza de los ciudadanos y debilita la legitimidad de su gestión.
Además, se han hecho señalamientos de nepotismo y favoritismo en la designación de cargos dentro del gobierno de Claudia Sheinbaum. La presencia de familiares y allegados en posiciones clave genera sospechas de falta de mérito y de una falta de apertura a la participación ciudadana en la toma de decisiones. Estas prácticas erosionan los principios de igualdad de oportunidades y meritocracia, fundamentales para una democracia sana y funcional.
¿Por qué no meditamos un poco sobre eso? En la siguiente columna abordaré a las corcholatas faltantes, pero, por sobre todo, quiero que éste espacio sea uno de sinceridad y claridad, donde las palabras que se escriban no queden sometidas al poder político o ecnónmico, esperando que mañana, México no sea víctima de otra de las muchas calamidades que vivimos día con día.
¡Un abrazo!
