Editorial

¡VIVA MÉXICO! VIVA MÉXICO SIN MILITARES EN LAS CALLES.

#InPerfecciones
¡Viva México! Gritemos por ese México que queremos y no por el que la clase política pretende hacernos creer que necesitamos.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C 
carlos.rc@inperfecto.com.mx

Si la historia la escriben los vencedores, entonces ¿a que clase de historia recurrimos cada que consultamos o escuchamos las hazañas que se han oficializado durante tanto tiempo? Si, la historia oficial es un crisol del pensamiento mágico que se nos presenta como episodios de una novela ricamente estructurada, llena de personajes míticos, valientes e inteligentes, llena de frases contundentes y lapidarias que alimentan el amor por la patria, batallas que se libraron en franca desventaja militar y que a pesar de perderse son el escenario perfecto para edificar sendos monumentos para los valientes que ofrendaron su vida por una causa.

Imposible no conmoverse frente a las exequias de los héroes nacionales y su pensamiento impreso en la memoria en momentos clave donde la pasión y las palabras acudieron a ellos para inmortalizar un instante de exquisita lucidez, por qué no recordar al General Pedro María Anaya y su legendaria frase “si hubiera parque usted no estaría aquí”, en el ex convento de Churubusco durante la invasión norteamericana de 1847, dicha al General Emmanuel Twiggs después de haber rendido plaza;  el instante cobra una potencia monumental al saber que el General Anaya se encontraba en una situación precaria, cegado por una quemadura en la cara que le provocó la explosión de un paquete de pólvora con el que se cargaba un cañón.

Esa historia que se nos ha enseñado parece que se detuvo con la ultima etapa convulsa que se registra en los libros y que llaman de manera ostentosa Revolución Mexicana o para los que no pudieron escribir su propia historia o gozar de las mieles de la justicia social la “Robolución Mexicana”, sombrerudos campesinos, desposeídos malolientes y población civil,  los grandes perdedores –como siempre-, ¿los ganadores?, militares, políticos y arribistas –como siempre- que terminaron heredando la supremacía para abrirle las puertas al manoseo del poder que ha detentado toda esa clase partidista en favor de su propia estirpe, esa historia, la han escrito esos ganadores que ya no se parecen a los míticos personajes valientes, inteligentes o al menos letrados de antaño, esa clase política, ha lucrado con el marketing nacionalista con cara de Hidalgo, Morelos, Juárez y Zapata; sin embargo, a la historia en México le hace falta una pieza clave, una pieza de la que pocos hablan porque es más interesante hurgar en los restos de las figuras históricas y de las que de vez en cuando se editan acuciosas investigaciones que ensalzan o desmitifican a los gloriosos o a los villanos; esa pieza clave es la población, el populacho, los ciudadanos, la prole, el pueblo o la sociedad civil.

Esa pieza clave de la que existe poca documentación pero que se resiste a perder su memoria a través de la tradición oral, cuantas historias familiares dan cuenta de esos valientes bisabuelos que quizá se conocieron en la “bola” y que anduvieron con los Dorados de Villa o con los Zapatistas, cuantos atesoran alguna medalla, instrumento o artefacto utilizado durante la invasión francesa o norteamericana, cuantos nos pueden contar de las vicisitudes que tuvieron que sortear en momentos de guerra, cuantos pueden expresar el orgullo que les significa tener recuerdos de esa índole; esa memoria que se niega a morir, nos da identidad porque nos integra, porque nos permite tender un entramado en el que todos estamos ligados, nos permite hacer historia, una historia que no se detuvo donde se detuvo la historia oficial, porque la sociedad contemporánea sigue teniendo historias de vicisitudes, de desaparecidos, de perseguidos políticos o de torturados por el régimen de gobierno.

Esa historia contemporánea que vive la población civil ya no la escribe el oficialismo porque hay más momentos de vergüenza que de gloria, la historia que escribe el oficialismo es la de los ganadores que disputándose el poder político se vanaglorian de tener a la mitad de la población en la pobreza, los que presumen que el interés supremo de sus intenciones es el apuntalamiento de una nación fuerte, pero no puede haber una nación fuerte donde hay violencia, hambre, desplazados, analfabetas, desempleados, desaparecidas, niños y adultos mayores en situación de indigencia, un sistema de salud que no surte medicamentos, un sistema educativo que tiene una infraestructura en situación ruinosa, un crimen organizado cobrando derecho de piso, etcétera, ¿que clase de nación es la que conceptualizan? es la pregunta, ¿una nación en la que se tiene que resistir en lugar de vivir.? la población civil en medio del fuego cruzado entre el Gobierno Federal y el poder no oficial encarnado por el crimen organizado, es decir, te puede matar cualquiera de ellos y no habrá castigo para nadie, ¡vaya paradoja!

La libertad que celebramos en México se parece cada vez más a esa historia escrita por el oficialismo, que se encarga de aderezarla con discursos  fantasiosos y nacionalismo exacerbado, el Estado asume que esa libertad emana de la mano benevolente del máximo jefe político como si la población se encontrase en situación de súbdito que debe de rendir pleitesía a un ciudadano que suponemos es igual ante la ley pero que se atreve a reinterpretarla en favor de él y quienes lo secundan; esa libertad se encuentra supeditada a lo que un grupo político de élite se sienta con la potestad de aplaudir y aprobar los apetitos de un patrón que los percibe, trata y maneja como los ejecutores de un proyecto de nación que le abrió nuevamente la puerta al “híperpresidencialismo” tonificado con las Fuerzas Armadas como respaldo de un personaje y no del país.

Esa libertad militarizada es la que el Jefe del Ejecutivo celebrará con un grito ahogado en precarización y violencia, para esa élite política que celebrará la militarización, el concepto de libertad es como la mala yerba que crece sin rigor ni control y que necesita ser acotada para evitar que la narrativa supere el mito que han construido alrededor de un personaje que pretende reescribir la historia para diluir la imagen del mediocre que acude a las arengas propagandistas para no exhibir su limitado y mezquino pensamiento.

Que lejos nos encontramos de esa historia atiborrada de valientes y qué cerca nos encontramos de los cobardes militaristas, qué lejos estamos de los ciudadanos de a pie que levantaron y siguen sosteniendo al país y qué cerca estamos de los políticos  enquistados en su parasitaria vida de lujos y prerrogativas, qué lejos estamos de esos militares dispuestos a defender a la Patria y que cerca estamos de esos militares que están dispuestos a voltear sus armas en contra de la población por el capricho de un inepto simplista que no tiene ni la voluntad ni los arrestos para fortalecer el poder civil que apuntale una democracia sentenciada.

¡Viva México! señoras y señores, a pesar de la runfla de mafiosos que se hacen llamar clase política o partidista, a pesar de los militares, a pesar de la narrativa que coarta la libertad de expresión, a pesar de lo que viene, gritemos bien fuerte ¡Viva México! Gritemos por ese México que queremos y no por el que la clase política pretende hacernos creer que necesitamos.

#InPerfecto