#InPerfecciones
“Recordemos que no hace mucho, el Presidente de la República deleitó a su feligresía con la contundente frase «el Presidente se entera de todo»”
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
¿Cuántas veces hemos visto la misma película? Porque lo cierto es que en México nos encanta ver refritos, claro que se les cambia de nombre para refrescar un poco la temática para que genere un poco más de expectativa, ni modo que la versión remasterizada del PRI se llamara NEO-PRI, ese cuento no se lo hubiera tragado ni el extinto Fidel Velázquez, recordemos que el marketing político requiere un poco más de ingenio y por eso tuvieron la magnífica idea de cambiar el concepto y pasar de partido a movimiento, aspecto que mágicamente hace que las cosas se transformen, sin duda los creativos que diseñan las campañas políticas se sacaron un diez en materia de novedad, pero es la misma gata, nada más qué revolcada en un discurso transformador.
Los que no se han tomado la molestia de renovarse tienen que remar contra corriente para buscar una salida que les de un poco de oxígeno, pero queda claro que también son otras gatas pero revolcadas en el discurso del relleno político que le hace el juego a una ideología hegemónica en donde solamente se pierde el tiempo.
Por eso seguimos viendo los mismos mecanismos de control solo que un poco más sofisticados, porque las plataformas digitales permiten el escarceo beligerante que descalifica a la crítica o que genera discusiones estériles para dilapidar el tiempo, sin embargo, lo interesante es que las cosas que no se pueden ocultar por su tamaño tienen un sello patente, el sello de los discursos acuñados desde la mente de un imbécil que se cree listo para un público que considera imbécil.
Recordemos que no hace mucho, el Presidente de la República deleitó a su feligresía con la contundente frase “el Presidente se entera de todo”, sin embargo, la amnesia selectiva del Jefe del Ejecutivo lo llevó a declarar que cuando capturaron a Ovidio Guzmán el no sabía del operativo ni de su liberación, pero el enfermizo protagonismo del Presidente lo llevó por sinuoso camino de la verdad y tuvo a bien confesar que el sí había ordenado la liberación de Guzmán y así heroicamente evitar muchas muertes civiles; el síndrome del político pendejo queda de manifiesto cuando ante una estupidez declarada, decide agregar un floritura para presumir el tamaño de su estupidez, después de todo, si lo importante para López Obrador es hacer historia, y vaya que lo está logrando, aunque sea como el gran estúpido mentiroso que su megalomanía le exige.
Y lo mismo pasa con todas esas irregularidades que presenciamos cada que uno de esos artefactos voladores que utiliza el Ejército y la Marina se desploman por falta de pericia, mantenimiento o combustible, como el que se desplomó provocando la muerte de catorce marinos del grupo de élite que habían participado en la recaptura de Rafael Caro Quintero, pero ojo, no vayamos empezar de mal pensados y amarillistas a decir que esa tragedia fue el resultado de un ataque del crimen organizado en respuesta a la reaprehensión del jefe de jefes del narco en México, en principio, porque eso ya no pasa, eso era antes, hoy en día si una tragedia de ese calado se suscita, solo es posible gracias a la austeridad republicana, el neoliberalismo, los grupos de intereses creados, el ex Presidente Calderón o de plano por culpa de uno de esos trabajadores distraídos a los que se les olvida colocar pernos en cierta línea del Sistema de Transporte Colectivo Metro; y por muy irónico que parezca, si, el Presidente lo volvió a hacer, salió a decir que “él no sabía del operativo”, y entonces las preguntas obligadas son: ¿para que son las reuniones diarias del gabinete de seguridad a las que asiste? ¿de que seguridad hablan? ¿su desayuno incluye huevos?, y volvemos a lo mismo, demagogia y justificaciones, cortesía de la mente de un imbécil que se cree listo para un público que considera imbécil.
Ahora bien, la polémica que se desató entre el Gobierno mexicano y la Agencia anti drogas norteamericana –La DEA-, sobre la participación o no de la DEA en el operativo para capturar al narco mexicano resultó sumamente infantil, a tal grado qué tuvo que salir el embajador Ken Salazar a decir que la DEA si participó, pero poquito, pero, fiel a su costumbre, López Obrador -para no variar-, salió a decir que eso no pasó, ¿por qué no se ponen de acuerdo? mínimo para no quedar como payasos.
Pero eso era lo de menos, lo importante fue la solicitud de extradición que la DEA puso sobre la mesa y que movilizó de inmediato al aparato judicial del Gobierno Mexicano que recurrió al siempre eficiente y salvador amparo que frenó la extradición de Quintero a Estados Unidos para esclarecer el asesinato del ex agente de la DEA Enrique Camarena, el suspiro de alivio que Manuel Bartlett exhaló pudo sentirse hasta Palacio Nacional; y como no se iba a tramitar un amparo con tal celeridad si lo que estaba en juego era la imagen de uno de los beatos ungidos por el Presidente, sin duda no sería nada positivo que la santidad impoluta de Bartlett se manchara si acaso Caro Quintero llegase ponerle en dedo encima involucrándolo en el caso Camarena.
Sin embargo, pensando en un escenario donde las cosas se llegaran a complicar, cabe la posibilidad de que el Presidente que “se entera de todo” –si le conviene- se sacuda el problema declarando que no estaba enterado del oscuro pasado del hoy titular de CFE, bien podría dedicarle en la mañanera “las golondrinas” y denostarlo diciendo que era un conservador neoliberal de closet, pero por el momento mientras Quintero siga en poder de la “justicia” mexicana todo es tranquilidad para el verdugo del sistema electoral del 88.
La diferencia entre el pasado y el presente en materia discursiva en realidad no es ninguna, la clase política sigue recurriendo a enredadas declaraciones que solo exhiben su falta de capacidad y sobre todo de creatividad, los chistes se cuentan solos cuando es el mismo Presidente el que se mete el pie diciendo que no dijo lo que dijo y que si lo dijo no era con la intención de confundir al pueblo sino todo lo contrario porque lo importante es que todo el mundo se de cuenta de que las cosas ya cambiaron, aunque lo único que haya cambiado sea el estúpido que se para a dar declaraciones que dejen de manifiesto que México sigue siendo cuna de políticos imbéciles que se creen listos.