#InPerfecciones
“No, nos acusen de violentas, esto es autodefensa estamos en resistencia, ya no somos indefensas”. Rebeca Lane
Alejandra Rivero / @a.n.dra._
alejandra.rivero@inperfecto.com.mx
Hoy es 8 marzo, un día histórico para aquellas que nos recuerdan la importancia de luchar, hacernos escuchar, del humo violeta que salió de una fábrica con varias mujeres que exigían mejores condiciones laborales, por aquellas que nos dieron voto, las mujeres que decidieron masculinizarse para ser escuchadas, las valientes que nos dejaron usar pantalón, aquellas que nos regalaron derechos, las que gritan; ni una menos, aquellas que transitan, las migrantes, las mujeres indígenas y las que se besan sin miedo.
Hoy es 8 de marzo y como recordatorio nos tenemos, caminamos y gritamos de la mano, tal vez codo a codo y beso a beso. Marchar no nos define como feministas, ni una foto con cartel, un pañuelo verde, o uno morado. La lucha que nos reúne hoy, ocho de marzo se plasma en el dolor, el acoso, las lágrimas impacientes de la impunidad, los carteles de las desaparecidas, las madres y padres destrozados exigiendo justicia, las diez mujeres víctimas de feminicidios por día.
Nos reúnen las niñas desaparecidas, el acoso a los 11 años, el amigo que jugo con nuestra confianza para tocar nuestros cuerpos, aquellas miradas salvajes que se clavan en nuestro andar, la táctica violenta de emborrachar para violar, el pensamiento de que nuestro cuerpo es un producto a la venta y que puede ser prostituido, las niñas víctimas de explotación sexual, aquellas que esclavizan sexualmente, las madres que olvidaron sus sueños para criar y dedicar una vida a un esposo ausente.
Hoy, ocho de marzo, nos reúne la fuerza imparable de millones de mujeres que hemos decidido tomar las calles y gritar, gritarnos que seguimos vivas, perdurando, continuando y trabajando continuamente en un mejor lugar para nuestras hermanas, para nosotras, tal vez gritar que podemos ser libres, que podemos ocupar los espacios que nos han negado y que existimos.
Los días pasan y no existen días específicos para luchar, ni una sola forma correcta de hacerlo, no hay luchas con más prioridad que otras, la agenda en contra de la violencia hacia las mujeres es numerosa. Pero como diría mi madre; un día a la vez, hoy, tenemos un recordatorio histórico de todas las mujeres que alzaron la voz y se hicieron presentes en un mundo con modelos antropomórficos; donde el modelo es masculino, donde no hay espacio para cuerpos feminizados sin ser saxualizados para el consumo.
No me declaro feminista, ni escribo un manifiesto de la misma índole, me declaro como una mujer que habla desde sus tripas, esas emociones que me he tenido que tragar, las violencias que no supe nombrar, hablo por la niña de 17 años que no supe cuidar, por aquella que lastimaron, por las primas que intento proteger, por las niñas a quienes les pido permiso para besar o abrazar. Por el primo de 8 años que le gusta leerle cuentos a su hermana y que no tiene miedo a llorar.
Escribo para reconocerme en este largo camino que decidí llamar feminismo un día, por ser señalada como una mala activista, el día que me privaron de mi libertad y decidieron llamarme víctima, el día que perdí mi autonomía por continuar en una corriente de pensamiento que me hacía formar parte de un lugar. Hoy es ocho de marzo y como cualquier otro día, es un buen recordatorio para armarnos, amarnos, cuidarnos, tejer redes de apoyo y habitarnos, recordarnos que existimos. InPerfectas les abraza, y les recordamos que no estamos solas, aunque por mucho tiempo nos hayan dicho que lo estamos, un pulque por cada mentira que nos hemos creído y aunque terminemos borrachas, el primer paso, ya lo dimos.