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NUESTRO HOGAR, UN RECORRIDO POR EL MUNDO Parte 21

#Arquitectura
“La cultura y el modo de vida Uru gira en torno al junco flotante llamado “totora” (Scirtpus totora), con el que construyen las islas en las que viven.”

 

 

Carlos Rosas C / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

John May ha realizado un trabajo extraordinario en su publicación “CASAS HECHAS A MANO Y OTROS EDIFICIOS TRADICIONALES”, continuemos echando un vistazo a los “Edificios de Latinoamérica” de ésta serie dedicada a “NUESTRO HOGAR, UN RECORRIDO POR EL MUNDO”, que no deja de sorprendernos. sigan con nosotros.

 

CASA DE JUNCOS DE LOS URUS.

 

El antiguo pueblo Uru que habitaba una extensa zona alrededor del lago Titicaca desde tiempos preincaicos. Con el tiempo fue expulsado de sus tierras y se vio obligado a refugiarse en islas flotantes, en los elevados lagos del interior de Bolivia y Perú. Según estadísticas de 2006, hoy en día sobreviven unas trescientas veinte familias en un total de cuarenta y cuatro islas.

 

La cultura y el modo de vida Uru gira en torno al junco flotante llamado “totora” (Scirtpus totora), con el que construyen las islas en las que viven, las casas y las balsas con vela de juncos. Además, el bulbo y el tallo de la planta proporcionan alimento tanto a los urus como a los animales, en su mayoría cerdos.

 

ISLA FLOTANTE URU

 

Los juncos de las islas deben reponerse constantemente porque, una vez cortada, la totora se pudre en seis meses, menos aún en la estación lluviosa. Las islas flotantes se construyen de dos maneras. Uno de los métodos consiste en atar varias balsas hasta formar una base sobre la que apilar los juncos, con la isla anclada al fondo mediante cuerdas y rocas. La otra técnica consiste en trenzar juncos en crecimiento hasta formar una superficie sobre la que se apilan juncos cortados y tierra, que se mezcla con estiércol para aportar solidez a la vez que se obtiene abono.

 

ATALAYA URU

 

Las islas albergan tres tipos e estructuras: las casas de juncos rectangulares tradicionales, una suerte de “wigwams” de reciente aparición vinculados, al parecer, al auge del turismo, y atalayas de varios tipos. Las casas de juncos que construyen las mujeres, se utilizan sobre todo para dormir y cobijarse de las gélidas temperaturas nocturnas. Durante el día, el intenso sol a casi 4,000 metros de altitud permite hacer vida al aire libre.

 

Tradicionalmente los urus se dedicaban a pescar en balsa en las prístinas y profundas aguas heladas del lago (de 8,290 km2 de extensión), así como a cazar aves acuáticas entre las totoras. Las mujeres solían tejer, cocinar y cuidar de pequeños huertos de patatas.

 

FICHA TÉCNICA, CASA DE JUNCOS Y ATALAYA URU

 

 

IGLESIAS DE MADERA DE CHILOÉ.

 

La recóndita y boscosa isla de Chiloé, la más grande del disperso archipiélago homónimo, se encuentra en la costa pacífica del sur de Chile y acoge un destacado conjunto de iglesias de madera, dieciséis de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO al constituir “ejemplos únicos de la lograda fusión de tradiciones culturales europeas e indígenas para crear un tipo de arquitectura de madera excepcional”. Esta tipología popular se llama “escuela chilota de arquitectura religiosa en madera”.

 

EXTERIOR IGLESIA DE MADERA CHILOÉ

 

Esta tierra de lluvia incesante y gran belleza natural estuvo habitada originalmente por tres pueblos indígenas: los cuncos, los huiliches y los chonos. Los españoles llegaron el 8 de noviembre de 1553 y, poco después, los primeros misioneros franciscanos, luego jesuitas, ávidos de evangelizar. Fueron estos últimos los que construyeron las iglesias, un trabajo que continuaron los franciscanos tras la expulsión en 1767 de los jesuitas. Estos actuaban enviando grupos de misioneros a las poblaciones indígenas dispersas del archipiélago en campañas evangelizadoras anuales con el objetivo de convertirlos y lograr que participaran en la construcción de iglesias de madera en cada parada principal.

 

INTERIOR IGLESIA DE MADERA CHILOÉ

 

Se elegía a un “amomaricaman” (apoderado o diácono) durante un año para que continuara con la obra, espiritual y constructiva, mientras los sacerdotes estaban ausentes. De esta manera los mitos, los espíritus y creencias indígenas se entrecruzaron con la doctrina católica, una fusión cultural perpetuada en las edificaciones de madera únicas construidas por los amerindios bajo la supervisión de los jesuitas.

 

Las iglesias se construían con madera de alerce, coihué o ciprés ensamblada con clavos de madera. La mayoría se encuentra cerca de la costa, a menudo con la parte posterior orientada a la montaña y encaradas al sur para protegerlas de la lluvia. Durante el siglo XVIII se construyeron unas trescientas iglesias, desde pequeñas y simples ermitas hasta estructuras elaboradas y de mayor tamaño. Hoy en día se conservan unas ochenta en distintos grados de conservación.

 

FICHA TÉCNICA IGLESIA DE MADERA CHILOÉ

 

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FUENTE

CASAS HECHAS A MANO Y OTROS EDIFICIOS TRADICIONALES.

ARQUITECTURA POPULAR

PAGINAS 148, 149, 150, 151.

AUTOR: JOHN MAY

EDITORIAL: BLUME

PRIMERA EDICIÓN 2011

ISBN: 978-84-9801-523-2