Cultura

SEGUNDO TIEMPO DE ÍTALO CALVINO Y LOS CLÁSICOS LLANEROS

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“… la interrelación del Ulises con lo griego antiguo y lo occidental moderno nos da las bases de la escritura compleja de Joyce, que en otra ocasión hablaré más sobre este mítico escritor, que hasta el día de hoy, tiene a críticos y estudiosos en jaque.”

 

 

Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

Iniciando el segundo tiempo de esta larga introducción del libro de Ítalo Calvino,  Por qué leer a los clásicos, publicado en el lejano año de 1993, tenemos los siguientes puntos que quedaron pendientes desde la semana pasada.

 

Él comenta en su punto número cuatro:

 

4) “Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera”

 

Pero no termina ahí, sino que de inmediato menciona el punto número cinco:

 

5) “Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura”

 

Todavía no voy a poner mi opinión, porque hay que aumentarle el hecho de que el punto número seis nos regresa al punto número cuatro:

 

6) “Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”

 

Ahora sí, habiendo establecido, momentáneamente una unión entre estos tres puntos con las citas del propio Calvino, vamos a dedicar esta segunda parte a la interpretación que se le pueda dar. Puede parecer confuso al principio, pero es un poco más sencillo, porque tenemos la ventaja de que se puede traducir del lenguaje especializado a un lenguaje más popular.

 

Vamos punto por punto. Para empezar, el número cuatro: “Toda relectura de un clásico es una relectura de descubrimiento como la primera”, nos da a entender que, a pesar de haber releído uno de los libros que consideramos clásicos, que se menciona en mi artículo anterior, nos da la pauta sobre lo que es la relectura. 

 

La saboreamos, tocamos las hojas (o la pantalla), cambiamos de juego, hacemos una recepción de lujo para seguir con nuestro ataque. Aunque sepamos de memoria los diálogos, las acciones de los personajes, como es nuestro libro favorito, siempre descubrimos cosas que no habíamos visto antes. Incluso algo menor a los personajes secundarios.

 

Por ejemplo, si al leer Ulises, lleno del llamado flujo de conciencia, terminamos su largo primer capítulo, nos vamos enterando de la mañana en que Stephen Dedalus y sus amigos hacen y desayunan. Al releer solo esa parte, nos damos cuenta que se prepara para ir a una larga caminata a lo largo de Dublín. Una tercera releída, nos hace investigar más, como usar un mapa de dicha capital irlandesa para seguir los pasos de Dedalus y de sus amigos. Ya una cuarta, nos hace preguntarnos (incluso puede ser desde la segunda, ya que no son los pasos exactos a seguir en esta novela), que hay cierta similitud con James Joyce y se podría catalogar como un alter ego. Además de que nos inspira a leer la Odisea de Homero (no Simpson).

 

Retomando los puntos, en número cinco, ““Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura”, nos hace mención de que, a pesar de los siglos que pasen, se siguen disfrutando de aquellos clásicos de la antigüedad como si fueran actuales. 

 

Además de que, aunque sea la primera vez que leamos Hamlet, nos va a recordar a alguno de los libros que hayamos leído antes. Tanto así que al terminar dicha obra de Shakespeare, inevitablemente, las posteriores lecturas van a ir un poco encaminadas a comparar dichas obras; por cierto, no todas las obras del escritor inglés son iguales, aunque se parezcan en la manera de ejecutarse.

 

Ahora, esto no quiere decir que si leo un manual vaya a tener personajes; simplemente, el narrador nos da indicaciones sobre lo que hay que hacer en dicho manual, además, de que hay cierta poética en el lenguaje especializado.

 

Dicho sea de paso, que, siguiendo en el número cinco, todo está interrelacionado. Como se mencionó al Ulises de Joyce con la Odisea de Homero, se puede decir que Stephen Dadelus, además de estar basado en el mítico arquitecto griego, cuyo nombre era Dédalo, que construyó el laberinto de Creta, Joyce combina a dicho personaje con el primer mártir cristiano de nombre Stephen.

 

Si indagamos más sobre esta obra, veremos que, como alter ego de Joyce, nos va contando la historia del propio escritor a lo largo de su vida, empezando con Stephen el Héroe para continuar con El retrato del artista adolescente. De esta manera, la interrelación del Ulises con lo griego antiguo y lo occidental moderno nos da las bases de la escritura compleja de Joyce, que en otra ocasión hablaré más sobre este mítico escritor, que hasta el día de hoy, tiene a críticos y estudiosos en jaque. 

 

Consideremos ahora el punto número seis de Calvino en el libro Por qué leer a los clásicos: “Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”. Puede ser una obviedad este sexto punto. En realidad lo es, pero vamos un poco más a fondo. El misterio de no decir todo, de no expresarlo de la manera deseada, ayuda mucho a este punto.

 

Exploremos un poco la idea del misterio. Aquello desconocido, por develar, lo que nos lleva al filo de nuestros asientos para saber qué es lo que va a pasar. Por ejemplo, un consejo que me dio un profesor de la universidad y que atesoro con todo mi ser es más o menos así: “hasta para ligarte a alguien, debes de ser misterioso, dejar algo al aire, inconcluso, porque si no lo haces, puedes espantar a la otra persona”. En el caso de los libros, si pensamos que la trama va hacia una parte y resulta todo lo contrario, deja en nosotros una gran sensación. 

 

Retomando el punto de que los libros nunca terminan de decir lo que quieren decir, dejan al aire, a nuestra propia cultura, no importa cuánta, que nosotros llenemos los espacios. Esa es la ventaja de hacer un análisis, como aquel amigo que te dice “de tal cuento de las Mil y una noches le cambiaría tal situación, porque no me gustó la manera de manejarlo.

 

El misterio es uno de los puntos fuertes que bien manejados, deja sin responder las preguntas abiertas por los libros (el propio Ulises de Joyce juega de manera magistral con eso, algo similar a Messi en sus buenos tiempos).

 

Seguiremos analizando lo que dice Calvino durante los tiempos extras en la próxima ocasión.

 

#InPerfecto