Editorial

Las venas abiertas de América Latina 

#InPerfecciones
El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar… Eduardo Galeana 

 

Alejandra Rivero / @a.n.dra._
Rale1706@gmail.com 

 

I-N-D-I-G-N-A-C-I-Ó-N y C-O-R-R-U-P-C-I-Ó-N. Ambas palabras se enuncian con furia, ambas palabras terminan en ión, en la química cada que algún elemento pierde una carga puede o no dependiendo del caso generar enlaces iónicos, mismo que poseen cargas positivas y negativas dependiendo de qué electrones haya perdido. Esto es un supuesto, una simple metáfora para tratar de comprender lo que sucede en la sociedad. 

Anthony Giddens y Ulrich Beck por mencionar algunos autores que tratan el tema sobre la sociedad de riesgo: explican que a partir de la constitución de la tercera modernidad las consecuencias estructurales no esperadas de la acción son un efecto constante en pensar el riesgo. Pareciera trivial pensar que vivimos en riesgos constantes, ahora los riesgos tienen nombre, y sobre todo se reflejan: una pandemia mundial, miedo a salir, protesta en Colombia, represión en Venezuela, migración, feminicidios, extracción de agua, contaminación del suelo, aire, y para finalizar, la caída de una estructura publica que brinda movilidad a más de 130.709 millones de personas según el INEGI en el año 2020. 

Esta indignación no se trata de votar o no por un partido político, las elecciones están más cerca de lo que pensamos, vemos publicidad basura en calles, lonas, volantes, personas que recaudan información sobre si somos o no simpatizantes de algún partido político, solo para recalcar, el voto es secreto y libre. Existen tantas necesidades que una despensa basta para corromper la voluntad.  

Se trata de destituir una institución reguladora que mantiene la democracia lo más “transparente” que se le pueda permitir. La historia nos ha enseñado como lucen los dictadores, se ven como Hitler, Iván Duque, Nicolás Maduro y posiblemente como AMLO que con discursos sobre el pueblo se ha ganado la simpatía de muchos. Ningún presidente debe tener el control total de nuestras vidas, no se trata de si somos PRI, PAN, o PRD. Se trata de exigir y no cegarnos por el privilegio e incluso por la falsa idea de moralidad que aun en pleno 2021 considera que los paros mundiales están mal. Lo que está mal es vivir con miedo, en una sociedad de riesgo continuo donde sabes que puedes salir, pero no tienes la certeza de poder regresar. No hay certeza de llegar con vida, definitivamente el 2021 es el acumulado de tanta indiferencia, indignación, marginación, violencia y corrupción. 

Espero llegar el día donde nuestra individualidad se vea tan afectada que se nos olvide que solo existimos nosotros, aquel día donde dejemos de ser carteles de desaparecidas y desaparecidos, aun nos faltan 43, pero se prioriza la construcción de un macro proyecto, uno que es más importante que darle mantenimiento a instalaciones y estructuras como lo es el metro. Un lugar que hemos usado a lo largo de los años, el punto que conecta a toda la cuidad con la periferia, aquel que se inunda, en el que muchos se suicidan, en el que viajamos con el riesgo de no volver, el metro que limpian y mantienen ancianos. 

Lo que pasa en Latinoamérica no es más que el efecto continuo de las condiciones de trabajo, salarios, violencia doméstica, basura, e ignorancia, entendiendo la ignorancia como el acto de ignorar y no tiene que ver con un grado académico, tiene todo que ver con solo preocuparnos por aquello que nos sucede a nosotros, porque si no está pasando en nuestras vidas, no existe. 

Esta es mi voz y estoy inconforme: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez” junta tuitiva de la cuidad de la paz (16 de julio 1809)

Ilustración de: @malditoperrito

 

#InPerfecta