#InPerfecciones
“Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir” -Francisco de Quevedo.
Maikel Ansted Hoffmann / @AnstedM
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Comienza ya la efervescencia nacional por las próximas elecciones, todo el país está inmerso dentro del torbellino político que aún nos sacudirá por algún tiempo más.
Independientemente de las ideas políticas que consideremos nuestras, es importante detenernos un poco y reflexionar sobre el hecho mismo de las elecciones. Sabemos que el voto es un derecho ganado con la sangre de muchos mexicanos, sabemos también que este derecho tiene dos enemigos básicos: la apatía política manifestada en el abstencionismo y el fraude electoral.
Por lo que se refiere al primer enemigo, el abstencionismo, no queda sino preguntarnos más que por sus consecuencias, por sus causas.
Por el contrario, el abstencionismo, más que ser causa es efecto, es la manifestación patente de un problema aun no resuelto de nuestra vida nacional. ¿Por qué una gran parte de los mexicanos en edad de votar no lo hacen? ¿Por qué esa apatía política en contradicción con los dos hechos históricos nacionales más importantes de este siglo: la Revolución de 1910 y la Guerra Cristera en los finales de los veinte? ¿Será quizá que estamos cansados o que hemos perdido la fe en el voto? El abstencionismo no se da tan sólo por el hecho de no ir a votar, se da igualmente cuando votamos por obligación o anulando nuestro voto.
Creo que en estas fechas es más importante la manifestación del deseo ciudadano expresado mediante el voto, que el triunfo de tal o cual partido político.
En cuanto al fraude electoral, quizá ya no es el momento de preguntarnos por qué se da este, sino más bien, cómo podemos evitarlo. Para desgracia de todos, ese fraude es real y para muchos constituye el motor del abstencionismo, pues cabe la pregunta: ¿para qué votar si se de antemano que mi voto no será respetado? No se trata aquí de señalar culpables, en cierto sentido todos lo somos; se trata, por el contrario, de proponer alguna acción concreta para evitar que el fraude siga existiendo.
Uno de estos mecanismos es el observador electoral, el cual tiene todas las facilidades de la Autoridad Electoral para revisar los comicios, en campaña, en votaciones y después de estas.
Creo, por último, que aún estamos a tiempo de demostrarnos que en México puede darse una auténtica democracia, que vivimos en un país que respeta la decisión de sus ciudadanos y que estos poseen el suficiente espíritu cívico para votar y sentirse orgullosos de sí mismos.
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Saludos, un abrazo virtual.
#YoMeQuedoEnCasa